Más allá de las protestas incendiarias y los agitadores subversivos, la indignación regional pasa por el proceso de descentralización que empezó el 2002. Gobernadores corruptos, ingentes recursos no ejecutados, pésima gestión pública y un canon que no llega a los más necesitados. Un cóctel molotov que explica el hartazgo en las provincias. Para Juan Carlos Ramírez, Vicepresidente del Parlamento Andino, la regionalización que planteó el gobierno de Alejandro Toledo es el origen de todo este caos.

Por Carlos Cabanillas

Ya se intentó con Alan García en su primer gobierno y hubo que eliminarla porque no funcionó”, recuerda Juan Carlos Ramírez, Vicepresidente del Parlamento Andino. “Esta regionalización que vivimos ahora es un producto de Toledo, que solo convirtió los departamentos en regiones. En otras palabras, fue solo algo cosmético, fue maquillaje”, argumenta. Este proceso descentralizó más del 50% del presupuesto nacional a las regiones. Según la Contraloría, el 15% de estos recursos se pierden en corrupción. Y gran parte del resto no se ejecuta (o se ejecuta mal).

¿Cuál fue el error de la última regionalización?

Simplemente se pusieron nuevas autoridades sobre los alcaldes. Eso, en sí mismo, es un error en todos los departamentos del Perú. Si el Perú, en sus casi 2 mil distritos y otras provincias, ya tenía autoridades para el 100% del territorio nacional, ¿qué sentido tiene ponerle encima un invento llamado ‘región’ para que haya conflicto entre ellos y para, además, multiplicar la cantidad de corruptos? Porque cuando digo corruptos no estoy mintiendo: la estadística demuestra que el grueso de los gobernadores regionales y alcaldes, si no está preso, tiene procesos judiciales. 

¿Es también un problema de capacidad de gestión para ejecutar el presupuesto?

A la mayoría no le interesa usar su presupuesto para el mantenimiento de la infraestructura, para hacer las carreteras y canales necesarios o para poner las postas y la atención de primer nivel en cuanto a salud. Ellos están pensando en cómo derivar los fondos para otro lado. Que sean incapaces de ejecutar el presupuesto no tiene que ver solamente con que no tengan la capacidad técnica o la inteligencia financiera. De hecho, cuando hacen obras, hacen monumentos ridículos o estadios que nadie usa en lugares en donde ni siquiera hay un equipo de futbol. Realmente son obras absolutamente inútiles porque, nuevamente, su objetivo es básicamente corrupto. Y lo que falta por ejecutar es simplemente porque no han logrado robárselo por completo.     

¿Entonces no solo es un sistema mal diseñado sino también una idiosincrasia, una ausencia de valores?

Realmente es gente corrupta. Y si multiplicamos autoridades, por lo tanto se multiplica el robo. La regionalización en el Perú es un error. Lo ha sido y lo seguirá siendo siempre. Si no puedes gobernar un país desde un lugar, menos vas a poder gobernarlo desde 25 diferentes. Son básicamente corruptos en general. Lo que hacen es robarse el dinero. Robaban en los 80 como roban ahora y como robarán en el 2030. Así que la regionalización debe eliminarse. Es una muy mala idea.

Se dice que faltan mecanismos de sanción y control de las autoridades regionales. 

Esto no se soluciona con auditoría. Yo hablé con el contralor actual y me decía que su capacidad de auditar estaba en el orden de solo 15 %. Pero así pudieras auditar a todo el Perú, a un ladrón no lo vas a poner a derecho porque lo audites o lo vigiles. Ya encontrará formas nuevas para robar. Porque ellos son más ingeniosos que los auditores para derivar los fondos. No es un tema de control, ni de auditoría o vigilancia.

Hay que eliminar la regionalización porque multiplica la corrupción. El Perú, financieramente y en números, no es un país grande ni complicado para alcanzar un nivel de bienestar. Lo que hay que hacer es más bien eliminar esa capa y trabajar con alcaldes, tanto provinciales como distritales, que son las autoridades directamente elegidas y verdaderamente operativas. Con ellos se puede trabajar. No significa que sean inmaculados, pero por lo menos se reduce la legión de corruptos.

Hay una mala concepción de Lima desde las provincias. Se le culpa de todos los males, pero el sur y el oriente solo suman el 20% del PBI.

La verdad es que hay bastante más flujo financiero que sale de Lima hacia las provincias que al revés. Y no solo me refiero al dinero que el gobierno central le asigna a cada región. Hablo también del ahorro privado, por ejemplo. Cuando ves las cajas municipales de Cusco, Tacna, Arequipa o Piura, te das cuenta que es mucho más el ahorro que sale de Lima hacia las provincias que viceversa. Otro tema relevante para la discusión sobre la descentralización es el canon.

Hay muchas provincias y regiones que tienen un canon descomunal. Entonces el canon hay que repensarlo, porque al final del día los yacimientos son del Perú completo, no solamente de las personas que están en esa zona y de sus gobernadores corruptos. Hay regiones donde no hay minas ni yacimientos de gas o petróleo.

Y los habitantes de esas zonas tienen el mismo derecho de recibir bienestar, infraestructura, seguridad ciudadana, agua, desagüe, energía y comunicaciones. Ése es el derecho de todos los peruanos, no solo de alguien que tuvo la suerte de nacer encima de una mina. Entonces eso también hay que repensarlo.

El canon debería ser administrado por pocas manos eficientes, en lugar de estar en muchas manos corruptos. En los países desarrollados, por ejemplo, la tendencia es a que esos recursos los maneje un grupo pequeño y especializado de funcionarios.

“Si no puedes gobernar un país desde un lugar, menos vas a poder gobernarlo desde veinticinco diferentes, dice Ramírez”.

¿Hay mucho miedo de dar marcha atrás en la regionalización? 

Eso fue lo que hizo Fujimori con la regionalización de Alan Garcia. Lo hizo y no hubo un alzamiento popular, como uno se podría imaginar. Si te parece que es difícil o imposible, te estás equivocando. La gente en las regiones es la primera en saber cómo son sus autoridades. Todo el tiempo los están denunciando, encarcelando o procesando.

De manera que la regionalización no está escrita en piedra. Ya se eliminó una vez y con toda razón. Y no pasó nada porque el pueblo mismo está mirando a sus autoridades. Ellos mismos saben qué roban, dónde roban, con quién roban y quién es el testaferro. ¿Por qué súbitamente alguien que no tiene nada aparece con cuatro edificios, seis camionetas de doble cabina y se va de viaje? Eso es público cuando uno viaja por el Perú.

A cualquier sitio que vas la gente habla y te cuenta con lujo de detalles cómo se enriquecen sus autoridades regionales. No pienses que no se puede cambiar. Todo invento humano se puede cambiar. Y éste vaya que es un muy mal invento. 

¿Y que tan factible es fusionarlas en 4 ó 5 macro regiones, articulándolas según clústers económicos?

Ni 5, ni 4, ni 3 regiones. Eso es sumarle capas de más burocracia, que es naturalmente corrupta. El Perú es unitario y ya tiene alcaldes y gobierno central. Los clústers son realidades económicas, no inventos políticos. En ninguna parte del mundo una decisión política va a cambiar una realidad económica. La economía se integra sola, tiene sus leyes y eso es casi natural. Si estás cerca de los mercados, te va a ir bien. Si no estás cerca de los mercados, la política no va a lograr que las regiones se integren artificialmente y prosperen. 

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