Sol y Luna, fundada por Petit Miribel, cumple un cuarto de siglo de actividad y afianza su compromiso de brindar calidad educativa a niños de bajos recursos en el Cusco.
Por Redacción COSAS
La Fundación Sol y Luna, ubicada en el Valle Sagrado de Cusco, Perú, celebra su 25º aniversario comprometida con brindar amor, cuidado y educación a los niños de las comunidades más pobres del país. Fundada en 1996 por Petit Miribel, la fundación ha crecido considerablemente desde sus inicios, gracias a donaciones privadas y a los ingresos generados por el Hotel Sol y Luna, una propiedad que forma parte de la cadena Relais & Châteaux.
La misión principal de la fundación es ofrecer oportunidades educativas a niños que provienen de entornos de extrema pobreza. Actualmente, cuenta con varios programas y servicios que incluyen la Escuela Sol y Luna, el centro Paqari para niños con necesidades especiales, el Hogar Sol y Luna para niños huérfanos o abandonados, y el programa Roots & Wings, que apoya a los estudiantes graduados en su educación superior.
Una labor incansable
La Escuela Sol y Luna, establecida en 2009, proporciona educación desde el nivel preescolar hasta los 17 años. Con 163 estudiantes y 21 niños viven en el hogar proporcionado por la fundación, el impacto de este proyecto ha sido significativo en la comunidad.
Por otro lado, el centro Paqari, inaugurado en 2015, se dedica a ofrecer terapia y rehabilitación a 14 niños con discapacidades, proporcionando además apoyo académico, psicológico y social.
El Hogar Sol y Luna, fundado en 2018, sirve como un refugio seguro y amoroso para niños que han sufrido abusos o han sido abandonados, enfocándose en ofrecerles un entorno donde puedan crecer y desarrollarse de manera integral. Finalmente, el programa Roots & Wings se dedica a apoyar a los estudiantes en su educación superior, cubriendo los costos de matrícula y manutención, además de ofrecer apoyo emocional.
Un turismo que cambia vidas
El modelo de financiación de la Fundación Sol y Luna es un ejemplo destacado de cómo el turismo puede servir como una fuerza para el bien social. Los ingresos del Hotel Sol y Luna no solo permiten mantener estos programas, sino que también promueven un turismo de impacto social, conectando las necesidades de las comunidades locales con los atractivos turísticos internacionales como Machu Picchu y la región de Cusco en general.
La Fundación Sol y Luna ha logrado establecer un sólido sistema de apoyo y educación para niños en situación de vulnerabilidad en el Perú, demostrando cómo la combinación de iniciativas privadas y el turismo puede generar un cambio positivo y duradero en comunidades desfavorecidas.
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