Escritor e historiador peruano, Fernando Iwasaki reflexiona sobre la educación, la historia del Perú y la importancia de la lectura en su vida.

Por Belén Medina Pizarro

Formado en la PUCP, Fernando Iwasaki es escritor e historiador, dedicado a la docencia y al periodismo. Con un doctorado por la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, es profesor titular de Retórica en la Universidad Loyola Andalucía, columnista de ABC Sevilla y colaborador de El País Semanal. Sus últimas investigaciones abordan la performance y la religiosidad barroca en conventos de clausura del siglo XVII.

¿Cuál es su idea de la felicidad perfecta?
No tener que salir de mi casa. Es decir, jubilación o arresto domiciliario.

¿Cuál es su mayor temor?
Que se jubile mi urólogo.

Fernando Iwasaki nació en Lima en 1961, pero vive en Sevilla desde 1989.

¿Qué talento desearía tener?
La poliglotía.

¿Qué persona viva admira más?
A muchas. Por ejemplo, a la historiadora Carmen Iglesias, la economista Deirdre McCloskey, el filósofo Fernando Savater y el escritor Mauricio Wiesenthal.

¿Qué libros lo han marcado profundamente?
Los que veía en la mesa de noche de mi madre, porque verla leer me convirtió en el lector que ahora soy. Los títulos son lo de menos, porque la conciencia de los libros fue más importante.

¿Cuál es su filosofía de vida?
Me parece pretencioso presumir de tener una filosofía.

¿Cuál ha sido el mejor consejo que ha recibido?
No tener miedo a pedir perdón.

¿De qué temas cree que no se habla lo suficiente?
De la templanza, la humildad, la compasión y la generosidad.

Si pudiera cambiar algo del mundo actual, ¿qué sería?
Sería bonito que la gente supiera lo que sus mascotas piensan de ellos.

«Los conspiranoicos creen que la IA tomará el control del planeta, y al final las catástrofes naturales siguen representando la mayor amenaza».

¿Qué lo cautivó de estudiar historia?
En realidad, me hubiera gustado estudiar Música, Etología o Bellas Artes, pero me faltó valor y estudié Historia porque esta no me ha impedido seguir cultivando esas vocaciones. Además, es una disciplina muy hospitalaria con las demás ciencias.

¿Qué temas de la historia de nuestro país no han sido investigados lo suficiente?
Veo muy abandonado al hombre de Lauricocha.

¿Qué percepción tienen los alumnos españoles de la historia peruana?
La misma que tienen de la suya: nula o muy deficiente. Hablo, por supuesto, de la secundaria y del bachillerato, donde no existe Hispanoamérica en los planes de estudio ni de historia ni de literatura. Los jóvenes llegan a la universidad ignorando todo sobre América Latina y la propia historia de España, del siglo XII al XIX.

¿Cuál es el mayor aprendizaje que obtuvo de la enseñanza?
Empecé a enseñar en la Academia Gálvez de Miraflores antes de entrar a la universidad. Tenía 16 años, la misma edad con la que ingresé a la Católica. En 1979 comencé a enseñar en la Academia Trener y, en 1982, el doctor José Antonio del Busto me dio la oportunidad de impartir su curso de Historia del Perú en Estudios Generales Letras. Tenía 21 años y, desde entonces, no he dejado de dictar clases. Me considero un homo docens.

¿Cuáles cree que han sido los hechos clave en la historia del Perú?
La fragmentación del virreinato en tres países –Perú, Ecuador y Bolivia– resultó perjudicial para todos. La destrucción de la Confederación Peruano-Boliviana fue otra torpeza supina. Pero lo peor fue la restauración del tributo indígena durante el siglo XIX, porque tuvimos una república corrupta e iliberal que entronizó el racismo y condenó a los pobladores andinos a ser ciudadanos de segunda o tercera fila.

¿Cuáles cree que han sido los momentos de este 2024 que más han marcado a la sociedad?
En España, las trágicas riadas que arrasaron varias poblaciones valencianas. Los conspiranoicos creen que la IA tomará el control del planeta, y al final las catástrofes naturales siguen representando la mayor amenaza.

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