Mientras la izquierda se une, la derecha no solo no ha aprendido la lección del 2021, sino que va camino a perder, más dividida que nunca, rumbo al 2026.
Por Isabel Miró Quesada
La derecha está aún más dividida que en las últimas elecciones. Y no parece haber un frente posible en el horizonte.
A juzgar por la actual correlación de fuerzas, hay al menos tres bloques de derecha con miras a las próximas elecciones generales. Un primer bloque donde el fujimorismo se acerca al PPC y a otros partidos periféricos. Un segundo bloque donde gravitan Avanza País y Renovación Popular, partidos con líderes que explícitamente han dicho que no irán con Keiko Fujimori. Y un tercer bloque con figuras como Carlos Álvarez y Rafael Belaunde, distantes tanto de Fujimori, como de Phillip Butters y Rafael López Aliaga.
Eso no significa que el PPC termine aliándose definitivamente al fujimorismo. Tampoco significa que Álvarez y Belaunde vayan de la mano. Y no determina que Rafael López Aliaga y Phillip Butters jueguen necesariamente en pared.

Durante la campaña electoral previa, Pedro Castillo recibió apoyo de varios sectores de izquierda, incluyendo a Verónika Mendoza y el Partido Comunista del Perú-Patria Roja.
A ellos hay que sumarle los partidos históricos, que históricamente siempre han corrido solos, como el APRA y Acción Popular. Además de los partidos sumidos en un caos interno, que ya están divididos por dentro: Perú Moderno, Progresemos y un impredecible etc.
«El panorama que tenemos hasta el día de hoy: una derecha atomizada y una izquierda pactando consigo misma».
En la acera de enfrente, la izquierda luce más unida que nunca. Acaba de lanzar un “Manifiesto Unitario”, y proclama la unión de partidos como Nuevo Perú, Ahora Nación, Primero la gente y el PTE (Partido de los Trabajadores y Emprendedores). Paralelamente, Nuevo Perú y el PTE aparecieron en otra alianza junto con Voces del Pueblo (Guillermo Bermejo).
Ese es el panorama que tenemos hasta el día de hoy: una derecha atomizada y una izquierda pactando consigo misma.
Más egos que partidos políticos
Este escenario es radicalmente opuesto al que históricamente caracterizaba al Perú. Porque los memoriosos recordarán que en los 80 la izquierda solía partirse en mil agrupaciones (incluso había bromas al respecto). Y era la razón por la que solía perder frente a los sólidos bloques del APRA y Acción Popular.
Hoy, esos grandes partidos que frenaban al comunismo ya no tienen la fuerza de antes. En la derecha de ahora hay más egos que partidos. Paradójicamente, el crecimiento de esta derecha ha propiciado su división.
La izquierda, en cambio, sí ha aprendido la lección del 2021 —y de años pasados—. Probó las mieles del poder y por eso ahora va unida. Hasta han puesto a otro maestro de candidato (Vicente Alanoca, ficha de Veronika Mendoza). Irónicamente, la izquierda marxista recién ha aprendido a ser pragmática. Ya entendió el viejo dogma que reza que, salvo el poder, todo es ilusión.

Vicente Alanoca es el primer aymara en aspirar a la presidencia del Perú. Es el candidato de Nuevo Perú por el Buen Vivir, en reemplazo de Verónica Mendoza.
Según todos los analistas, la mayor dispersión electoral hará que menos partidos accedan al Parlamento. Y con la novedad de la doble valla electoral como filtro para llegar al Congreso; el Senado y la cámara de Diputados que vienen prometen ser de terror. Porque una izquierda unida podrá poner de rodillas al próximo gobierno, gane quien gane. Y una derecha dividida solo se fragmentará en más bancadas una vez que llegue al poder.
Toda una receta para el caos.
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