El astro portugués Cristiano Ronaldo ha superado los mil millones de dólares en patrimonio, convirtiéndose en el primer jugador de fútbol billonario de la historia. Desde su contrato récord con el Al-Nassr hasta sus alianzas con Nike, Louis Vuitton y su marca CR7, el delantero ha transformado su carrera deportiva en un imperio global que combina lujo, negocios y disciplina.
Por Renzo Espinosa Mangini
Cristiano Ronaldo acaba de sumar un nuevo título a su interminable lista de logros: el de ser el primer futbolista billonario de la historia. Según Bloomberg, el portugués ha superado la barrera de los mil millones de dólares en patrimonio personal
Desde hace tiempo, Ronaldo dejó de ser solo un jugador. Su nombre se convirtió en una marca global, sinónimo de excelencia, lujo y perseverancia. Tras dejar Europa en 2022 para iniciar una nueva etapa en Arabia Saudita, el portugués firmó con el Al-Nassr un contrato que redefine las reglas del juego: 375 millones de dólares libres de impuestos, equivalentes a más de 210 millones al año —o, para dimensionarlo mejor, cerca de 400 dólares por minuto.

A los 40 años, el portugués continúa celebrando goles y contratos que lo mantienen en la cima del deporte mundial.
A sus 40 años, Ronaldo sigue en la élite, cobrando más que nunca y ampliando su imperio personal. Su contrato con el club saudí, vigente hasta 2027, contempla bonificaciones por títulos, premios por rendimiento e incluso una participación accionaria del 15% en el Al-Nassr, similar al acuerdo de Messi con el Inter Miami. Si se cumplen las proyecciones, cuando lo finalice habrá acumulado más de 550 millones de dólares solo en esta etapa.
Pero la verdadera clave de su fortuna está en su ecosistema de marcas. A su contrato vitalicio con Nike —valuado en unos 930 millones de dólares— se suman asociaciones con Louis Vuitton, Armani, Tag Heuer, Herbalife, Samsung, PokerStars y Unilever, entre otras. Además, gestiona un conglomerado propio, CR7 SA y CR7 Lifestyle, con presencia en moda, hotelería, fitness y tecnología. Cada paso, cada campaña, cada aparición pública parece pensada para reforzar la narrativa de un hombre que no juega al fútbol: invierte en sí mismo.
Con este nuevo récord, Cristiano se une al selecto club de atletas billonarios junto a Michael Jordan y Roger Federer. Sin embargo, su caso tiene un matiz particular: mientras las fortunas de Jordan o Federer se cimentaron principalmente fuera de las canchas, la del portugués proviene en su mayoría del salario deportivo y de sus contratos en activo. Su riqueza no solo es el reflejo de su talento, sino del valor que el mundo sigue otorgando a su figura.
A diferencia de otros ídolos que bajaron el telón, Ronaldo aún no piensa en el retiro. Su cuerpo sigue en modo competición, pero su mente opera como la de un CEO global. De hecho, no oculta su deseo de convertirse algún día en propietario de un club, siguiendo la ruta de Beckham en el Inter Miami.
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