¿Qué tienen en común los deportistas peruanos más prometedores del momento? Los padres del velerista Antonio Remy, el surfista Iago de la Puente, la esgrimista MaryKary Galindo y la tenista Francesca Maguiña revelan cómo acompañar adecuadamente a un talento deportivo desde el principio.

Por: Kike La Hoz

El deporte peruano está viviendo una etapa de renacimiento. En los recientes Juegos Panamericanos Junior de Asunción 2025, la delegación nacional cerró con un total de 23 medallas: 3 de oro, 5 de plata y 15 de bronce, posicionándose en el puesto 15 del medallero general. Este desempeño refleja una tendencia esperanzadora desde los Juegos Olímpicos de París 2024, donde Perú logró una medalla y cinco diplomas olímpicos.

Con la mirada puesta en los próximos Juegos Panamericanos de Lima 2027, el país se prepara para consolidar su presencia en el escenario deportivo internacional. A partir del impulso de jóvenes promesas, que tienen detrás historias de esfuerzo, disciplina y apoyo familiar, un futuro más promisorio parece posible.

A los 12 años, Francesa ya se encuentra entre las 60 mejores del ránking junior mundial de tenis.

Los padres de cinco de los deportistas peruanos con más proyección en las categorías infantil y juvenil —el velerista Antonio Remy (11), el surfista Iago de la Puente (12), la esgrimista MaryKary Galindo (16) y la tenista Francesca Maguiña (18)— comparten sus experiencias y aprendizajes. Desde la organización de entrenamientos hasta el manejo de la presión en competencias internacionales, sus testimonios ofrecen una visión integral del camino hacia el éxito deportivo.

Marco Antonio Remy

Papá de Antonio Remy (velerista / 11 años)

  1. ¿Cómo descubrió que su hijo tenía condiciones para llegar lejos?

Antonio empezó a navegar Optimist a los 6 años, en plena pandemia. Para él no eran “horas de entrenamiento” sino una diversión, una forma de disfrutar. Además, viene de una rama de navegantes: su abuelo navegaba, yo también lo hago, y de ahí nació su amor al mar. Creo que esa conexión familiar con la vela hizo que todo fluyera con naturalidad y entusiasmo.

  1. ¿Qué papel ha asumido en su proceso como deportista?

Lo apoyo en todo lo que puedo y le recuerdo siempre que el esfuerzo y la constancia son los que marcan la diferencia. A veces soy organizador de viajes y entrenamientos, otras veces consejero cuando hay dudas, y también motivador cuando necesita confianza.

La familia Remy, unida por la pasión de Antonio y el mar que lo inspira.

La familia Remy, unida por la pasión de Antonio y el mar que lo inspira.

  1. ¿Cómo maneja la presión de las competencias y los resultados?

Procuro no transmitirle mi propia presión. Le recuerdo que cada regata es una oportunidad para aprender y disfrutar. Claro que los resultados importan, pero trato de que entienda que lo valioso es el proceso y la experiencia que gana en cada competencia.

  1. ¿Qué aprendizajes como papá le ha dejado acompañar este camino?

He aprendido a tener paciencia y a valorar más el esfuerzo que los resultados. También a organizarme mejor como familia y a acompañar sin juzgar. Este camino me ha enseñado a escuchar más a mi hijo y a entender que los logros vienen con tiempo y dedicación.

  1. ¿Qué consejo daría a otros padres que recién empiezan esta experiencia?

Que dejen que sus hijos disfruten el deporte como un juego al inicio, sin presiones. Que los apoyen en lo logístico y en lo emocional, recordándoles siempre que el esfuerzo es lo que construye las victorias. Y sobre todo, que celebren los pequeños avances, porque son los que mantienen viva la motivación.

Antonio Remy, la promesa de la vela peruana que ya compite entre los mejores de Sudamérica.

Antonio Remy, la promesa de la vela peruana que ya compite entre los mejores de Sudamérica.

Daniel de la Puente

Papá de Iago de la Puente (surfista, 12 años)

  1. ¿Cómo descubrió que su hijo tenía condiciones para llegar lejos?

Iago viene de una familia muy ligada al deporte y al surf: mi papá, mi suegro, yo mismo. Yo soy de la familia La Puente Malpartida: Álvaro Malpartida es mi primo hermano y además es el padrino de Iago; Kina Malpartida es mi prima hermana, campeona mundial de boxeo; mi hermana fue campeona mundial de jiu-jitsu; y Álvaro, uno de los mejores tablistas del Perú, al igual que su papá. Así que Iago creció en ese entorno, en Punta Hermosa, siempre cerca del mar. Desde muy chiquito mostró habilidad física: jugaba muy bien al fútbol, tenía mucha coordinación y condiciones naturales para el deporte. Durante la pandemia, al dejar un poco el fútbol, se volcó al surf y ahí descubrimos que tenía un talento especial..

  1. ¿Qué papel ha asumido en su proceso como deportista?

Al comienzo fui el primero que lo metió al agua y le enseñó a correr tabla. También lo acompañé en sus partidos de fútbol en el parque y en sus primeras clases de todo. Hoy él entrena en una escuela con un gran coach, pero yo sigo siendo su apoyo más cercano. En competencias estoy para animarlo cuando gana y también para ayudarlo a manejar las derrotas, enseñarle a levantarse y a no perder la autoestima, porque en el deporte se pierde más de lo que se gana. Ahora soy sobre todo un motivador y un motor que lo empuja, pero también lo ayudo a organizarse: empieza a relacionarse con auspicios, a decidir en qué playas quiere correr, y yo estoy siempre a su lado en ese proceso.

Desde Punta Hermosa al Sudamericano Infantil: Iago de la Puente es sinónimo de talento natural.

Desde Punta Hermosa al Sudamericano Infantil: Iago de la Puente es sinónimo de talento natural.

  1. ¿Cómo maneja la presión de las competencias y los resultados?

Acompañándolo de cerca. En este deporte las derrotas son frecuentes y lo importante es enseñarle a manejar las frustraciones y a seguir con confianza. Estoy ahí para recordarle que lo valioso no es solo ganar, sino también aprender y mejorar.

  1. ¿Qué aprendizajes como papá le ha dejado acompañar este camino?

No es solo estar cuando todo sale bien, sino sobre todo en los momentos duros. Uno aprende a ser paciente, a motivar sin presionar demasiado, a entender que lo fundamental es que disfrute el deporte y que ese disfrute lo ayude a crecer como persona.

  1. ¿Qué consejos daría a otros padres que recién empiezan esta experiencia?

Que estén presentes. Que acompañen a sus hijos no solo en las victorias, sino también en las derrotas. Que los apoyen, los motiven y los ayuden a levantarse cuando las cosas no salen como esperan. Y que les enseñen a organizarse desde chicos, porque esa disciplina y esa confianza son claves para el futuro.

El surf se vive en equipo: la familia de Iago lo acompaña en cada ola y en cada meta.

El surf se vive en equipo: la familia de Iago lo acompaña en cada ola y en cada meta.

Priscilla Altamirano

Mamá de MaryKary Galindo (esgrimista / 16 años)

  1. ¿Cómo descubrió que su hija tenía condiciones para llegar lejos?

Yo probé con ella varios deportes, no porque quisiera imponerle una disciplina, sino porque yo también practiqué atletismo. Tengo medallas en campeonatos nacionales, aunque no llegué a la selección. Sé que el deporte te ayuda, no solo en el momento, sino a lo largo de la vida. La veía disfrutar todo el proceso, escuchar atentamente a los entrenadores y, sobre todo, nunca rendirse. Evolucionó muy rápido: al año ya tenía resultados internacionales en la categoría infantil. Me sorprendía que no tuviera miedo de competir con niños de otros países, al contrario, disfrutaba mucho. Por eso, en el 2018 armamos un equipo de trabajo (entrenador, preparador físico, psicólogo deportivo y terapista) para empezar el 2019. Así comenzó la aventura. Lamentablemente la pandemia detuvo todo, porque yo era médico de primera línea y no podía entrenar. Entre 2020 y gran parte del 2022 estuvo sin entrenar.

  1. ¿Qué papel ha asumido en su proceso como deportista?

No tengo una función específica, pero me involucro en todo. Coordino el plan de trabajo bajo la guía del entrenador y el preparador físico. Soy el nexo entre todas las personas que apoyan: psicólogos, coach, nutricionista. La acompaño a sus citas médicas, reviso que cumpla con la nutrición, hablo con los psicólogos y organizo su día a día. Ella está terminando el colegio y quiere hacerlo bien. Mi papel es estar siempre ahí: para celebrar un triunfo, acompañar en una derrota o ayudarla a seguir enfocada.

MaryKary ha representado al Perú en Copas del Mundo y ya suma medallas panamericanas y bolivarianas.

MaryKary ha representado al Perú en Copas del Mundo y ya suma medallas panamericanas y bolivarianas.

  1. ¿Cómo maneja la presión de las competencias y los resultados?

Esa es la pregunta más difícil. Cuando gana, parece que todo fuera felicidad. Cuando mi hija se para en el podio, la sensación es indescriptible. Ella misma dice: “Mamá, quiero volver a sentir eso, de que todo el trabajo valió la pena”. Pero después viene la presión de mantener el resultado. Si ayer fue campeona, en la siguiente competencia todos esperan lo mismo. Eso genera presión. Cuando pierde, debemos manejar la frustración y ser resilientes. Ella lo es: ha tenido derrotas dolorosas, sobre todo cuando viajaba sola al extranjero. Lloraba, pero se levantaba rápido para el siguiente reto. Yo también estoy aprendiendo a manejar esa frustración, aunque es muy difícil.

  1. ¿Qué aprendizajes le ha dejado acompañar este camino como mamá?

Los más grandes: constancia y resiliencia. Uno puede tener talento y apoyo, pero si no es constante o no sabe levantarse después de una derrota, no avanza. Aprendí también que en las derrotas es cuando más debemos apoyar a nuestros hijos. Y a no quedarme callada: reclamar por el derecho de mi hija a tener las mismas oportunidades que otros deportistas. He aprendido que la distancia no es un obstáculo, que el deporte te regala verdaderos amigos, aunque estén lejos. Que hay entrenadores y personas de otros países que siguen apoyando y motivando. Este proceso también me ha enseñado a conocer a la gente: a pesar de las dificultades, siempre hubo personas que apostaron por mi hija y nunca nos dejaron solas. Y finalmente, que la familia es el motor.

  1. ¿Qué consejo le daría a otros padres que recién empiezan esta experiencia?

Paciencia. Mucha, mucha paciencia. Los resultados no vienen de un día para otro, y eso vale para la vida también. Organización: no solo depende del deportista, sino de toda la familia. Siempre alguien tiene que sacrificarse más. Constancia y resiliencia: habrá muchas caídas y tropiezos, pero el día que llegan los resultados la sensación es maravillosa. Dios y la preparación se encuentran en el momento en que la oportunidad aparece. Ahí está la clave.

Entrena tres veces por semana técnica y preparación física.

Entrena tres veces por semana técnica y preparación física.

Magdalena Bunikowska

Mamá de Francesca Maguiña (tenista / 18 años)

  1. ¿Cómo descubrió que su hija tenía condiciones para llegar lejos?

Por pura casualidad. Vengo de una familia muy deportiva y yo misma soy deportista, así que llevé a mi hija desde muy pequeña a todas las academias posibles. Al principio no destacaba en ningún deporte; era más artística y delicada. A los cinco años empezó a jugar tenis y, tras dos meses en la academia, fue una sorpresa: comenzó a golpear durísimo la pelota, correr por toda la cancha y mostrar un talento excepcional. Tenía un carácter noble y, a la vez, se volvía agresiva en la cancha, pegando durísimo, corriendo y luchando por cada punto. Todo su talento se concentró en el tenis y desde ahí despegó.

  1. ¿Qué papel ha asumido en su proceso como deportista?

Mi rol principal ha sido organizadora. Me encargo de planificar torneos, maletas, comidas, indumentarias y todo lo relacionado con su vida deportiva. No manejo sus entrenamientos directamente porque siempre hemos tenido un entrenador, pero le he inculcado la disciplina: esforzarse al máximo en entrenamientos y cancha. No soy motivadora ni consejera, porque jugar tenis es un privilegio; ella decide si quiere hacerlo. Mi mensaje principal siempre ha sido de esfuerzo y dedicación.

Francesca ha jugado en más de 35 países, y hoy forma parte del equipo de Rice University en EE.UU.

Francesca ha jugado en más de 35 países, y hoy forma parte del equipo de Rice University en EE.UU.

  1. ¿Cómo maneja la presión de las competencias y los resultados?

Sufro mucho como madre, así que para no transmitirle nervios no veo sus partidos desde que tenía 12 años; solo vi uno en los últimos seis años. Prefiero viajar y organizar toda la logística. Mi esposo asiste cuando puede, especialmente a los partidos en Perú. Francesca tiene un carácter fuerte, independiente y europeo: cuando pierde, hay que darle espacio y dejar que lo procese sola. El tenis es un deporte individual que exige una cabeza muy fuerte, porque todo depende de ella, la presión es constante y los partidos duran horas bajo la mirada del público y la televisión.

  1. ¿Qué aprendizajes sacaron ustedes como padres en este camino?

No todo lo hicimos bien; cometimos errores, pero aprendimos. No sobreexponer los triunfos evita expectativas dañinas ante las derrotas. Hay que tener paciencia en los momentos malos, confiando en el proceso, y mantener los pies en la tierra cuando todo va bien. La competencia real está en el circuito internacional, principalmente en Europa y Estados Unidos. El deporte nos unió como familia; Francesca ya ha jugado en más de 35 países y su hermana menor, Agnieszka, de 12 años, también sigue sus pasos. Como madre, aprendí a manejar mejor mis emociones, ser consciente de su cansancio y preocupaciones, y no presionarla demasiado. La disciplina estricta que traigo de mi formación europea es parte de lo que nos diferencia: Francesca probablemente diría que su mamá es muy dedicada y “de mano dura”.

  1. ¿Qué consejo daría a otros padres que recién empiezan esta experiencia?

No sobreexponer los triunfos de tu hijo para evitar expectativas dañinas. Ser paciente y confiar en el proceso, entendiendo que el rendimiento es cíclico y los resultados inmediatos no reflejan siempre el talento o esfuerzo. Mantener los pies en la tierra cuando van bien y preparar al hijo para la competencia internacional. Manejar tus emociones como padre, ser consciente del esfuerzo y preocupaciones de tu hijo, y apoyarlo sin presionar ni sobreexponerlo, promoviendo disciplina y constancia.

Francesca Maguiña y su madre, unidas dentro y fuera de la cancha.

Francesca Maguiña y su madre, unidas dentro y fuera de la cancha.

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