Alessa Esparza acaba de tomar una de las decisiones más importantes de su vida: cambiar su apellido a Wichtel, el del esposo de su mamá, Eduardo Wichtel, quien la adoptó legalmente. Por el Día del Padre, la actriz ha decidido sorprenderlo cambiando también su nombre artístico, como un homenaje a todo el apoyo que él le ha brindado a lo largo de los años.

Por Diego Ochoa Acosta   Fotos Diego Moreno

Alessa comenzó su carrera siendo muy pequeña. A los 4 años, tuvo su primer papel en una telenovela en televisión nacional, y desde ahí no quiso alejarse de la actuación. Fue el esposo de su mamá, Eduardo Wichtel, uno de los primeros en notar el amor que ella desarrollaba por el arte, y fue también uno de los primeros en apoyarla en el camino hacia sus sueños. Así, terminó la secundaria en el colegio Franklin Delano Roosevelt con excelentes calificaciones, y tuvo la oportunidad de estudiar Artes Escénicas en el Emerson College de Boston.

Tanto Alessa como Eduardo se eligieron el uno al otro como padre e hija.

Tras terminar su carrera en el Emerson College de Boston, Alessa participó en varias producciones peruanas de horario estelar. Sus diversos personajes en telenovelas como “Los Vílchez” o “Princesas” comenzaron a ganarse el cariño del público. Ahora, está próxima a estrenar su primera película: “Sube a mi Nube”, dirigida por Sergio Barrio. Este hito en su carrera es lo que la llevó a tomar la decisión más importante de su vida: cambiar su nombre artístico a Alessa Wichtel, con el fin de que su papá, Eduardo, vea su apellido en la pantalla grande. Una acción que le permite rendir homenaje a la persona que no solo la eligió como hija, sino que la apoyó a lo largo de los años a perseguir sus sueños en la actuación.

¿Cómo fue la primera vez que viste a Eduardo?

Lo conocí cuando yo tenía 2 años, y al comienzo no nos llevábamos bien, porque a mí me daba celos que se acercara a mi mamá. Además, él había sido soltero hasta muy grande y no había tenido relación con niños nunca. De hecho, hay una foto de nosotros sentados en una banca donde yo estoy a un extremo y él al otro, que describe cómo era nuestra relación en ese entonces. Siento que hoy en día nos hemos elegido el uno al otro, porque uno no elige a sus papás, te tocan, y con mi papá Eduardo fue distinto, porque él eligió ser mi papá, y yo fui feliz de elegir ser su hija.

Al poco tiempo llegó tu hermana Isabella y posteriormente León. ¿Cómo esto unió más a tu familia?

Mi hermana nació cuando yo tenía 4 años. Al año y medio de que mis papás se casaron, les pedí una hermana estando en un restaurante en Bogotá. Siempre le digo a Isabella que yo la pedí al cielo. Nos llevamos superbien, vivimos juntas en España y somos mejores amigas. Mi papá pudo practicar la paternidad conmigo y luego desde cero con ella. Diecisiete años después llegó mi hermano León, una maravillosa sorpresa para todos.

¿Fue complicado pasar por la infancia y adolescencia teniendo un apellido distinto al de tus hermanos?

Desde chiquita me identifiqué más con mi nombre Alessa que con mi apellido. A veces me sentía rara al no tener el apellido Wichtel, como ellos. Yo me sentía parte de esa familia pero no tenía su apellido. Como no fue mi decisión, no me lo cuestioné hasta grande, cuando decidí cambiarlo sin intención de hacer un desaire a mi papá biológico, sino porque siento que pertenezco al clan Wichtel con quien crecí y con quienes estarán mis hermanos de aquí a 50 años. También fue para rendirle homenaje a mi papá Eduardo, quien siempre creyó en mí.

Alessa y Eduardo Witchel. Buenos Aires, Tren de la Costa, 1997

¿Cómo es tu relación actualmente con tu papá biológico?

Mi papá Jaime Esparza es un amor, tengo la suerte de tener dos papás. Nos parecemos mucho física y emocionalmente. Nuestra relación es superlinda pero nunca pudimos vivir juntos, lo veía una vez a la semana como una visita. Él vive en Inglaterra y el año pasado cuando vino a Madrid me dijo “es la primera vez que convivimos una semana”. Así ha sido nuestra relación, pero eso no impide que tengamos un vínculo cercano. Lo considero mi mejor amigo a quien puedo llamar por consejos.

¿Cómo tomó tu papá (Jaime Esparza) esta decisión del cambio de apellido?

Estaba muy nerviosa, porque no sabía cómo iba a reaccionar, y lo primero que él me dijo fue que hiciera lo que a mí me hace feliz. Él es una persona supersabia, y sabe que no es nada contra él, sino que es una decisión que a mí me hace sentir más fuerte, más poderosa, y que me conecta con mi familia Wichtel, de la que siempre he sido parte.

Sé que otra de las razones de tu cambio de apellido viene relacionado con Józef Wichtel, quien es el padre de tu papá…

Pese a que él ya no está en este mundo, me siento muy conectada con él. Fue sobreviviente del Holocausto, me confió la historia de su vida, de cómo sobrevivió en estas épocas terribles. Siento que tenemos un vínculo superfuerte que va más allá de esta vida. Llevar su apellido también es una manera de rendirle homenaje a él, y a un apellido que quisieron borrar en el Holocausto. Quisieron exterminar a todos los judíos, y al exterminarlos quisieron borrar sus apellidos y su identidad, y de alguna manera yo, poniéndome este apellido, quiero demostrar que este apellido sobrevivió y yo le voy a dar toda la luz que pueda.

¿Cómo tomaron en casa tus padres el hecho de que quisieras dedicarte de lleno a la actuación?

Mi papá Eduardo siempre dice que yo soy la única persona que él conoce que siempre supo qué quería ser de grande, y él, en lugar de asustarse con eso, se sentía maravillado y admirado de que alguien tan chica tuviera esa convicción de querer ser actriz. Mi mamá quiso ser actriz, pero sus papás no la dejaron. Siempre sentí un apoyo de ambos, en mi casa siempre se fomentó el arte, la cultura, la lectura y más. Mis dos papás son muy artísticos; a mi papá Eduardo le encanta escuchar música, tocar el piano; mi mamá escribe y decora.

Tuve la suerte de que ambos me permitieran estar en talleres, me dejaron trabajar como actriz desde niña. Ambos siempre me dejaron ser, enseñándome también el valor del trabajo y la disciplina, ya que la única condición que yo siempre tuve para ser parte del mundo del arte fue tener buenas notas en el colegio. Posteriormente apoyaron mi decisión de irme a Boston a estudiar Artes Escénicas.

Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.