Antiguamente, volar era la cosa más glamorosa que se podía hacer: realmente estabas a medio camino del cielo. Todo el mundo era hermoso, el champán siempre estaba frío y nunca había una turbulencia, ya que esto sucedía antes del calentamiento global.*
*No existe evidencia científica que pruebe esto, pero suena bien.
Por Clare Bennett
Edad de oro
En los viejos y dorados tiempos, uno podía presentarse sin identificación y treinta minutos antes de que su vuelo saliera sin problemas. Incluso, los amantes llorones y las madres ansiosas podían acompañarte hasta la puerta para despedirte. Básicamente, tomar un avión era como si hoy uno tomara un tren (muy caro).
Outfit viajero
Antes era necesario saber vestirse para tomar un vuelo. Uno no usaba su chompa favorita ni se ponía sandalias. Al contrario, los hombres usaban trajes y las mujeres vestidos y tacones. Volar tenía sentido de la ocasión. De hecho, si uno lucía bien, podía ser ascendido a primera clase solo por estar elegantemente vestido. ¿Quién decidió que esa regla no debería seguir existiendo?
Comodidad y confort
¡Estira esas piernas! ¡Uno podía estirarse como una estrella de mar! Antes, los asientos eran más grandes y los pasillos más anchos. El espacio para las piernas no era un problema en los años cincuenta y sesenta.
Incluso, había cuadros enmarcados en las paredes, pues los aviones eran como una especie de piso volador. La azafata a cargo te preparaba la cama y luego te arropaba como si tuvieras 6 años y ella fuera tu madre. Recordarlo hace que uno quiera llorar.
Manjares de lujo
La comida era real, alimentos reales que te gustaría comer. Por ejemplo: langosta, foie gras, jamones enteros y una carne de res que era fileteada frente a ti. Manteles y cubiertos adecuados. Nada de esas tonterías de plástico. Ahora te dan minipaquetes de galletas de queso… Le llaman edad moderna.
¿Alguien tiene fuego?
Antes, fumar un cigarrillo en la parte posterior del avión era normal. Como los vagones para fumadores en los trenes. Era un poco incómodo para los que no fumaban, pero aquellos que se abstenían eran pocos. No se trataba solo de cigarrillos, sino que también se fomentaba el consumo de puros y el uso de pipas.
Brindis de altura
Kate Moss descubrió en un vuelo de regreso de Turquía que hoy está muy mal visto emborracharse en un avión. Si esto hubiese sucedido en la edad de oro de tomar vuelos, no habría sido escoltada fuera del avión por guardias de seguridad luego de que insultara al piloto.
Al contrario, se le habría dado todo el alcohol que hubiese deseado. El carrito de cocteles o el bar a bordo fueron algunos de los elementos que componían los viajes. Todo era más civilizado: las bebidas se servían en vasos de vidrio.
Películas y postales
A pesar de que las películas podían haber sido antiguas y lejanas a los estrenos cinematográficos, se podían ver en una gran pantalla y no era necesario reducirlas al tamaño de la ventana de una casa de muñecas como sucede hoy.
Otro de los entretenimientos populares durante los vuelos era escribir postales que se entregaban gratis al embarcar. Era una oportunidad para ponerse al día con tarjetas de saludos y agradecimientos a quienes uno quería escribir unas líneas. Una gran forma de aprovechar el tiempo libre.
Tres tips para un viajero solitario, por jack guinness
Lástima para nosotros, los modelos masculinos. No, no por la corta vida útil de nuestras carreras, nuestros coeficientes intelectuales bajos o el hecho de que la principal habilidad requerida para nuestro trabajo sea permanecer inmóviles. No, el problema es que estamos muy solos. Benditos con una vida glamorosa, pero a menudo obligados a disfrutar de ella solos. Entonces, ¿qué es mejor, quedarse en casa con amigos o viajar solo? Lo siento, pero el camino es solitario para mí todo el tiempo. Disfrutar de tu propia compañía es una disciplina; necesitas convencerte de que es “emocionante”. Por eso, dejo algunos consejos para todos los viajeros solitarios.
1) No revises tu correo electrónico durante unos días. Te sorprenderá lo liberador que es escapar de los constantes e-mails y de las notificaciones de Tinder y LinkedIn.
2) Aprovecha la oportunidad de dormir solo. Estírate, llora hasta que te duermas, haz lo que sea que se te antoje.
3) Cuando cenes solo, pide una mesa para dos y haz como si tu cita llegara en cualquier momento. Ser plantado es mucho menos humillante que planear cenar solo.