Cada año, las tendencias de viajes se renuevan y aparecen nuevos lugares por conocer, especialmente antes de los feriados por Fiestas Patrias. Sin embargo, hay ciudades que con el paso del tiempo, lejos de perder su encanto, crean otras formas de conquistarnos.
Por Angie Yoshida
Ibiza (España)
Fascinante de día y de noche, Ibiza es un destino moderno y cosmopolita, lleno de color y estilo, donde las excentricidades son la regla y no la excepción. Ubicada en el mar Mediterráneo, forma junto con Mallorca, Menorca, Formentera y varios islotes menores, la Comunidad Autónoma de Islas Baleares, al este de España. La belleza natural de sus playas es uno de los principales atractivos, pero no el único. Quienes vienen atraídos por estos parajes suelen decantarse por las aguas cristalinas de Cala Comte y su vista inolvidable del horizonte costero. Pero es Playa d’en Bossa la más grande y popular, con casi 3 kilómetros de longitud y diversión garantizada en el mítico club Bora Bora. Y es que Ibiza es conocida mundialmente por su animado ambiente. Un enclave mágico que cada verano recibe a miles de turistas y otras tantas celebridades, como Beyoncé, Justin Bieber, Cher, George Clooney, Paris Hilton e Irina Shayk. Para ellos y quienes sienten cierta debilidad por la música, en Ibiza no faltan los templos del dance y la electrónica, como la discoteca más antigua e icónica dentro y fuera de la isla, Pachá. Establecida en 1972 y remodelada recientemente, lidera el ranking de discotecas en la zona, con shows que este mes traen a escena al colombiano J Balvin y que en agosto próximo tendrán al DJ estadounidense Calvin Harris calentando la pista de baile.
No podemos dejar de mencionar las míticas fiestas Flower Power, buque insignia en Ibiza, que debe parte de su esencia al ambiente liberal y hippie de la isla. Otro lugar donde la diversión adquiere su máxima expresión es el restaurante Lío, en el que la mejor gastronomía y un espectáculo de primer nivel han dejado atónitos a estrellas como el futbolista Lionel Messi y la actriz Anne Hathaway. No obstante, Ibiza también conserva arraigadas costumbres, como la fiesta de los tambores en la playa Benirràs, cuyos ritmos tribales despiertan el alma cada domingo de julio y agosto. Dado que puede resultar cansino el sonido de la percusión, se desaconseja acudir aquí si lo que se busca es paz. Para eso existen spas como el Atzaró, que cuenta con tratamientos exclusivos con los que te sentirás mimado en medio del aroma intenso de los huertos de naranjos; o la Haçienda Na Xamena, que ofrece asombrosas vistas del atardecer desde sus piscinas infinitas.
Cataratas de Iguazú (Argentina y Brasil)
Sin duda, uno de los destinos turísticos por excelencia en América Latina. Pero más allá de sus impresionantes cataratas, consideradas una de las siete maravillas naturales del mundo y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, Iguazú tiene un abanico de experiencias que ofrecer. Lo primero que debe hacer el turista al llegar a Misiones es dejarse cautivar por la selva Paranaense, una de las zonas de mayor biodiversidad de Argentina. Al mediodía y en las primeras horas de la tarde el calor es sofocante, pero a partir de las cinco la temperatura se torna propicia para caminar por la feria de artesanos locales, la costanera desde donde se aprecian los ríos Iguazú y Paraná, el hito de las tres fronteras (Argentina, Brasil y Paraguay), y la Ferinha, una callejuela en la que se escucha más portugués que español y con opciones gastronómicas de lo más variadas: quesos, fiambres, frutas en almíbar, comidas regionales, cervezas y, por supuesto, vinos.
Al día siguiente, hay que sumergirse en la aventura y vivir las cataratas desde adentro. El Parque Nacional Iguazú (Argentina) brinda la posibilidad de navegar los saltos argentinos y brasileños; y la famosa Garganta del Diablo, un conjunto de cascadas de más de 80 metros de altura. Para completar la excursión, hay que visitar Foz do Iguaçu, cuyos atractivos incluyen el Parque de las Aves (refugio de más de 150 especies diferentes) y el templo budista de la ciudad, el segundo más grande del continente. El viaje no termina hasta recorrer la selva misionera en bicicleta o kayak. El circuito ideal para amantes de la adrenalina o aquellos que solo deseen caminar por senderos tupidos de helechos es el de las 600 hectáreas de la reserva natural Yriapú.
Comporta (Portugal)
La bucólica aldea de casas blancas y azules al sur de Lisboa es la meca del turismo boho chic. Situado dentro de la Reserva Natural del Estuario del Sado y bañado por las aguas cristalinas del Atlántico, este largo estrecho de arena blanca, bordeada de campos de arroz y viñedos, es el destino de relajo y desconexión predilecto del jet set europeo. Por eso no es de extrañar que entre sus pocas calles y su puñado de tiendas puedas encontrarte con Madonna, Mario Testino o un miembro del clan Casiraghi.
Eso sí: Comporta no tiene hoteles de lujo, piscinas infinitas ni restaurantes con estrella Michelin. Los atardeceres se disfrutan desde la poltrona de algún refugio ecosostenible o a las orillas de una playa virgen. Parada obligatoria es el Museu do Arroz, un antiguo almacén convertido en bar y restaurante de diseño ecléctico, donde se impone degustar un arroz de tamboril, la especialidad de la zona, a base de mariscos.
Mykonos (Grecia)
La isla griega es uno de los destinos turísticos más elegantes del mundo, con pueblos encalados, aguas turquesas y una vida nocturna intensa como pocas, razón por la que ha despertado la fascinación de ricos y famosos, incluidos Kendall Jenner, Mick Jagger, Lindsay Lohan y Leonardo DiCaprio. El sofisticado estilo de esta joya del Egeo, descubierta en 1961 por Jackie Onassis, convive en perfecta armonía con la naturaleza. El número de playas en Mykonos es tan grande que lo más difícil para el viajero resulta elegir una donde vacacionar.
Las hay para descansar, tomar el sol y darse un baño (Ornos, Gialos y Platys), desconectarse del mundo (Ftelia y Panormos) e, incluso, salir de rumba o tentar el nudismo (Paradise y Super Paradise). También posee lugares ideales para bucear y practicar snorkel (Psarou, Kalafati y Platy Gialos), tomar excursiones en barco y visitar la isla arqueológica de Delos. Explorar el centro de Chora, la capital de Mykonos, y entrar a sus boutiques y tiendas locales es otra experiencia imperdible. Solo hay que tener en cuenta que aquí no funciona Google Maps y tampoco está permitido el ingreso de vehículos. Debes dejarte llevar por tu intuición y perderte en su laberinto de casas y pasajes blancos. El espectáculo supremo llega al rayar el sol, y puede contemplarse en todo su esplendor desde una mesa del bar Caprice, en el barrio de Little Venice. Por la noche, los pubs y las discotecas abren sus puertas a la diversión desenfrenada.
Tequila (México)
Descubrir los secretos del tequila y cómo se fabrica es más atractivo a bordo del José Cuervo Express, una experiencia de viaje que supera cualquier visita a una bodega y que desde hace dos años se ha convertido en uno de los mayores atractivos turísticos del oeste mexicano. El elegante tren de siete vagones, cuya estética recuerda al Expreso de Oriente, recorre 60 kilómetros desde Guadalajara hasta el pueblo que honra con su nombre a la bebida más famosa del país azteca. El paseo entre campos de agave –la planta de largas hojas puntiagudas con que se elabora el tequila– dura cerca de once horas.
En ese lapso, los pasajeros degustan bocadillos típicos y, por supuesto, cocteles elaborados a base del destilado tradicional. Una parada en los sembríos invita a los visitantes a participar en la jima, el proceso mediante el cual se extraen las hojas del agave para llegar a la piña, el corazón mismo del tequila. El tour incluye una visita a la destilería La Rojeña, la más antigua de Latinoamérica, así como un paseo por el apodado “Pueblo Mágico”, donde se levantan pintorescas casas de más de un siglo de antigüedad y un museo dedicado a la bebida que le dio fama. Al caer la tarde, el ambiente se convierte en un jolgorio, con espectáculos de danza y mariachi, juegos y sorteos entre los viajeros. De regreso a Guadalajara, el silencio en los pasillos del tren confirma que el tequila hizo efecto.