Llegan el sol, el calor, la playa y las ganas de todo lo marino. Para eso, pocas armonías mejores que vinos blancos frescos, con rica acidez y divertidos, que se puedan disfrutar solos o acompañados. Aquí van tres recomendaciones imperdibles, además de dos opciones gastronómicas novedosas: una saludable energética y una mexicana auténtica. ¡A disfrutar!

Por Melina Bertocchi

ALBIA RICASOLI
TOSCANA, ITALIA
Este atrevido blend toscano refleja el carácter fresco y delicado que puede entregar un blanco en esta clásica zona italiana. Chardonnay, Malvasia y Sauvignon Blanc se unen para mostrar aromas de frutas de carozo como durazno y melocotón, algo de cítricos y hierbas frescas. Un vino que pasa solo por acero inoxidable, con acidez equilibrada, alegre y fresco. Para descorchar y tomar más de una copa, y sumarlo a un cebiche clásico, navajas o nigiris.
Importa Vita S/108,50.

CASA MARÍN SAUVIGNON BLANC
VALLE DE LO ABARCA, CHILE
Este vino ya es un clásico de los Sauvignon Blanc chilenos a nivel mundial. Tiene una personalidad auténtica gracias a la ubicación del viñedo, a solo cuatro kilómetros del océano Pacífico. Es ejemplo de intensidad y equilibrio; una danza de notas cítricas con acidez precisa y equilibrada; con el acento alto en una textura mineral, salina y de roca. Joven ahora, se puede disfrutar hasta en diez años. Prueben con pescados grasos –chita a la sal, salmón, paiche– mariscos y más.
Importa La Mar Trade S/189.90.

Aguachile.

LES FUMÉES BLANCHES SAUVIGNON BLANC PÉTILLANT
COTES DE GASCOGNE, FRANCIA
Francois Lurton es uno de los mayores expertos en esta variedad a nivel mundial. Ha vinificado Sauvignon Blanc en casi todas las regiones. Y en la zona sur de Francia, donde nace el famoso Armagnac, conectó con un lugar idóneo para el Sauvignon Blanc, y dio vida a este vino ligeramente efervescente, que sorprende gracias a la textura que aportan las delicadas burbujas en el paladar. De carácter cítrico, con notas de lima y toronja, a las que se suman durazno y hierbas frescas, con acidez vibrante. Con calamares rebozados, jalea, ensalada de mariscos.
Importa Xtreme Blue S/75.

CASA NIXTAMAL
¡COMO EN MÉXICO, GÜEY!
Hace apenas un mes, el cocinero mexicano Emilio Macías abrió las puertas de su nuevo espacio barranquino, a donde ha trasladado los sabores de su país de origen, a través de los productos que ha ido descubriendo y trabajando a lo largo de tantos años en el Perú. Casa Nixtamal es un espacio casual, relajado, informal donde encontrarán una ricaselección de algunos de los platos más típicos de la cocina mexicana, con sabores muy fieles a lo tradicional. “Esta es una pequeña bodega de barrio donde se come muy rico, y además, vendemos los productos que usamos para nuestra pequeña carta”, cuenta Emilio. Para iniciar, pidan la fresca agua de Jamaica, o prueben la cerveza nixtamalizada que han preparado con la gente de Alcón. Gran partedel concepto tiene que ver con este proceso ancestral, a través del cual procesan el maíz de manera bastante artesanal, para preservar sus propiedades y lograr una textura ideal. Trabajan con maíz traído directamente de Ayacucho, y a partir de esto hacen los tacos, las quesadillas y más. El día que fui había un vecino de la zona pidiendo tortillas y queso de hebra. También tienen a la venta la longaniza o chorizo mexicano, y la estrella, que son las salsas. Hechas a base de tomate y chiles. “La salsa roja y la verdeson clave para los chilaquiles”, cuenta Emilio. Son salsas que tienen picante moderado, y lo que cambia es el tipo de tomate que se usa. La verde tiene tomatillo, ají limo verde y jalapeño; mientras que la roja es con chile de árbol y ají limo, más tomate tatemado (sellado a la brasa para darle una nota ahumada que potencia el umami). “Los mexicanos nos casamos con las salsas. O somos de verdes o somos de rojas. Pero también hay salsa picante”, confirma Emilio. En Casa Nixtamal tienen, además de la roja y la verde, la bellaca, con chile habanero, chile guajillo, chile ancho, jalapeño de árbol, rocoto, tomate, cebolla y ajo.

Emilio Macías, fundador de Casa Nixtamal.

Un buen paseo es que empiecen con el guacamole, que cambia semanalmente. El de ahora era con frutos rojos. Luego pidan los infaltables Chilaquiles verdes, con la base de la salsa de tomatillo verde que cubre las tortillas crujientes fritas; cubierto con el queso fresco rallado, cebollita en aros, y el huevo pochado para unir todo. La intensidad del ají es ligera, y sobre todo muy sabroso. Luego, para refrescar, el Aguachile. Tomates de la huerta de Mala, pepino holandés, queso fresco en cuadritos, y la salsa verde. Y para cerrar, el taco Campechano. Ese es el otro plato que cambian según el momento y la inspiración. Este era con carne arrachera y longaniza. Sabroso e intenso. “Queremos hacer una cocina donde integramos los recuerdos de México con los increíbles productos peruanos. Se busca la tradición, pero desde un punto de vista personal”, concluye Emilio. Eso sí, antes de irse prueben el chocoflan. Con cacao al 65%, y la mágica vainilla de Tarapoto. ¡Larga vida y que venga más! Casa Nixtamal: Jr. Colina 108, Barranco.

AHIMSA, DE LA COMIDA
SU ENERGÍA
Cuando probé el arroz de konjac con brócoli, espárragos y champiñones, sentí que estaba comiendo un orzo al pesto con vegetales. Gran descubrimiento. Sabroso y sano. “Nuestro “arroz” de verde es altísimo en culantro –que es un superfood, alto en hierro–, y la raíz del Konjac absorbe casi el 50% de su peso en agua, lo que provee una sensación de satisfacción, pero sin carbohidratos”. Así tradujo el plato Talía Durand cuando me contó sobre Ahimsa, un concepto de dark kitchen que opera desde hace unos meses a través de Rappi. “Durante la pandemia, pensando en la importancia de la alimentación para un sistema inmunológico fuerte, empecé a estudiar sobre nutrición, y terminé el curso de Microbiología de la Nutrición en la Universidad Católica”, cuenta Talía. Todo esto le abrió las posibilidades para llevar ese conocimiento a la práctica. “Ref lexioné sobre la importancia de no utilizar aceites ultraprocesados en la cocción de nuestros alimentos, la importancia de consumir diversidad de alimentos a fin de tener un microbioma sano”. Pero Talía vio más allá de la salud. Repasó las opciones de comida saludable que hay en el mercado, y fue ahí cuando decidió apostar. “Me di cuenta de que casi todos los restaurantes que se promueven como saludables no lo son verdaderamente, y sentí la necesidad de contar con una opción de comida por delivery donde realmente se cocine con insumos de primera calidad”, asegura. En su caso, solo cocinan con aceite de oliva y aceite de coco, que es rico y saludable, y también más caro que el aceite vegetal hiperprocesado. Una vez que reciben el pedido en casa, les llega una tarjeta con una hoja de guayusa, una planta poderosa. Ideal para que lo preparen en té. Talía asegura que tiene grandes propiedades energizantes  incluso más que el café–, pero sin el subidón. Así como la guayusa, en Ahimsa aprovechan enorme variedad de superalimentos que hay en el Perú. Por ejemplo, la Yaca o Jackfruit, que se usa como reemplazo de la carne en otros países gracias a la textura similar a la carne. “Nosotros lo encontramos en Satipo, y se lo compramos directamente a una comunidad y nos lo envían por encomienda a Lima”, cuenta Talía. Esto lo usan para sus Tacos al Pastor y para las Arepas.

Ave Sacha Inchi Caesar & Tostadita
Omega sin gluten

Otro plato para descubrir son los gnocchi de camote. Tienen un punto dulce justo, textura cremosa pero muy masticable, y le suman el polen, que si no lo saben se puede confundir con la cúrcuma. “Les ponemos polen de El Huagal, un lugar maravilloso en Oxapampa, brindándole todos los beneficios y un sabor ligeramente dulce”, recuerda Talía. Cada plato tiene una historia, y una intención, que va más allá del sabor. El trasfondo es comer con conciencia, y que se traduzca en beneficios físicos como más energía, mejor piel y más. Los pedidos son a través de la aplicación de Rappi.
IG @ahimsa_eat_the_energy

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