En la primera edición de su columna “El mundo en una botella”, el sommelier José Bracamonte ahonda en el poder detrás de las etiquetas de vino y ofrece consejos para leerlas como un experto.

Por José Bracamonte

El arte líquido que nos sigue enamorando. El paisaje, la sustentabilidad y la historia del agricultor son algunos de los detalles que hoy se valoran antes de elegir un buen vino.

Ya todo cambió; los consumidores enófilos pasan mínimo una hora al día buscando en redes lo que más les atrae, y de hecho, en el caso del vino, son las etiquetas y sus nombres lo que les hace idear la experiencia de disfrutarlos.

Una etiqueta de vino guarda muchos elementos que no conocemos y por lo tanto nos perdemos, terminamos eligiendo un vino que no deseamos. Por ello, con el paso de los años, los productores y sus áreas creativas han decidido desarrollar etiquetas más sencillas de leer.

La vestimenta del vino.

La mayoría de veces elegimos un vino porque lo vimos en redes, un amigo nos lo recomendó o lo probamos en una boda o evento. Y luego nos preguntamos: ¿Cómo lo encuentro, cómo pregunto por él o cómo volver a experimentar ese aroma que me convenció?

Bueno, las etiquetas de vino guardan esa información, solo hay que saber traducir sus símbolos y así llegaremos a descifrar el enigma del vino.

Descubriendo la etiqueta

Lo primero es el nombre del vino, que hace referencia al concepto de sensaciones y sentimientos que vamos a percibir al experimentar el primer sorbo. Los nombres del vino nacen de una historia que busca ser contada a través del disfrute de la bebida.

Lo segundo es el nombre de la bodega, que es quien da la garantía de la obra de arte que disfrutaremos. La ubicación de sus viñas, su visión y sus creadores.

Tercero es que existen dos fechas importantes que nos confunden siempre y es la fecha de fundación de la bodega y la otra es la fecha de cosecha o añada, como le llamamos los expertos. Fecha en donde se recolectan las uvas para iniciar la producción.

Cuarto es la variedad de cepa o tipo de uva. Es posible encontrarnos con un vino de dos o más cepas o variedades, y es porque el enólogo desea producir un vino diferente, novedoso, algo único. Conjugar los aromas y sabores de más cepas.

Quinto, es la región y el país donde se produce. Aunque no lo crean, cada pequeñito lugar donde se produce uva es completamente diferente a otro que se encuentre a 100 metros. Por eso hay tanto vino que debemos probar.

Sexto es el contenido en mililitros y otro es el contenido de alcohol. Los tamaños de botellas varían: hay muy pequeñitas de 187 ml, hasta de 9 litros. La más común es la de 750 ml, que vemos en las tiendas. Y bueno, el contenido alcohólico casi siempre está entre 12,5 a 14, 5 de volumen de alcohol.

“Escandalosos wines”: vinos atrevidos

Fernando Scandura y Gastón Sampere se conocieron en la facultad, se reencontraron trabajando en una bodega de vinos y luego renunciaron para iniciar su propio camino. 

Para esta columna, hice una entrevista a un par de jóvenes que realizan vinos desde hace unos años, rompiendo mitos, pensando mucho en el consumidor. Desarrollaron el concepto de “Escandalosos Wines”, considerándose atrevidos e inconformes, presentando marcas que emocionan y no se olvidan.

Fernando Scandura y Gastón Sampere se conocieron en la facultad, se reencontraron trabajando en una bodega de vinos y luego renunciaron para iniciar su propio camino en una ruta enológica impresionante, llena de arte y expresión. “Escandalosos Wines” desarrolla varias marcas increíbles que no dejan de sorprenderme, “El Gordo en Motoneta”, por ejemplo, tiene un 360º de estilo, un sabor espectacular y el precio forma parte del atráctivo comercial que también un amante del vino busca.

“Arrancamos en el año 2012. En ese entonces hacíamos proyectos para terceros, comenzamos a llamar la atención por nuestras etiquetas diferentes y disruptivas. Nos dimos cuenta que en una góndola el consumidor tiene pocos segundos para elegir un vino, entonces decidimos romper un paradigma y jugárnosla por algo más agresivo y divertido. Se nos ocurrió comenzar a hacer vinos diferentes, desde la enología hasta las etiquetas, comenzamos un camino de diversión que fue nuestro futuro”, dicen desde la marca.

Hablemos de sus estilos

¿Cuál es su cliente objetivo?

Nuestros vinos @syswines son productos donde el nicho está en el público joven, nosotros llamamos público joven a la persona que quiere buscar algo distinto a lo tradicional, y ese público puede rondar desde los 25 a los 50 años. La fruta sigue siendo nuestro principal atractivo, y las marcas que tenemos transmiten lo que queremos comunicar.

¿Cuáles son las uvas o cepas que más trabajan?

Actualmente elaboramos Malbec de diferentes zonas de Mendoza, Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Pinot Grigio, Pinot Noir, y algo de Ancellotta. Estamos permanentemente buscando viñedos y vinos que nos gustan. Hemos recorrido diferentes partes de Lujan de Cuyo y Lunlunta, Maipu. Próximamente nuestra Motoneta seguirá de aventuras y saldremos de Mendoza para buscar en toda Argentina diferentes varietales que nos terminen enamorando.

¿Cómo trabajan los matices de las uvas?

El secreto es el tostado que usamos en la madera. Si bien las maderas son todas distintas en cada línea, tratamos de usar maderas francesas de tostado medio que nos gustan mucho y aportan esos toques ahumados, cacao, vainilla y caramelo.

Hacer vino es un sueño

“La realidad es que nuestro camino comenzó desde abajo, venimos de familias de clase media y muy trabajadoras. Los  valores que tenemos es que nadie te regala nada, fuimos muy trabajadores y no nos dimos nunca por vencidos. En una industria donde hay muchos competidores, tratamos de ser auténticos y elegir lo que nos gusta y ese fue nuestro diferencial; nos dimos cuenta que es muy importante la experiencia del consumidor y pusimos énfasis en eso justamente. Creo que hay que soñar y poner la vara en alto siempre, porque a veces los sueños se cumplen, y el único camino es trabajar y no abandonar esos sueños”.

Para concluir esta columna, recordemos que cada vino es un universo por descubrir y debemos seguir probando hasta encontrar la uva que más nos atrae. Cada microclima es un mundo sensorial y no debemos quedarnos en un solo vino, el camino es largo, lleno de experiencias por vivir. Las etiquetas de vino cada día son más fáciles de leer, acerquémonos más a este líquido histórico y envolvente.

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