Lo único de hierro que tienen Lorena Imaña (25 años), Andrés Chirinos (24), Daniela Morales Bermúdez (34) y Vladimir Figari (45) es la fuerza de voluntad. Todo lo demás es de carne y hueso. Preparar el cuerpo y la mente para una competencia de Ironman 70.3 es un trabajo de largo aliento, como la competencia misma: 70.3 se refiere a las millas recorridas durante las tres disciplinas del deporte. Es decir, 113 km divididos en 1,9 km a nado en aguas abiertas, 90 km de ciclismo en ruta y 21,1 km de fondismo. En la última competencia mundial celebrada en Queensland, Australia, Vladimir Figari completó ese recorrido en 4 horas con 25 minutos y se ubicó en el quinto puesto y el primero de Latinoamérica en su categoría. Durante la ceremonia, llevó puesta la bandera del Perú a manera de capa de Superman. No era para menos: se trataba de la primera vez en la historia que un peruano se subía al podio de una competencia mundial de triatlón.
Lorena llegó al triatlón desde la natación, un recorrido poco usual hacia la disciplina que acoge a una mayoría de fondistas o ciclistas puros con ganas de experimentar con sus límites. A los 12 años, su padre la inscribió a un triatlón para niños organizado en el Campo de Marte: 200 m de natación, 5 km de bicicleta y 1 km de carrera. “Recuerdo que me marcó la sensación al cruzar la meta. Me quedé enganchada con eso”, dice Lorena.
Andrés es fondista desde los 17 años. Empezó con las carreras de 10 km y no paró hasta llegar a la maratón de Nueva York, reconocida por ser muy selectiva con sus participantes. A los 20 hizo el Ironman completo en Brasil, y ahora está enfocado en la versión media de la competencia. “Me encanta esa distancia”, dice.
¿Qué significa que te encante un medio Ironman?
A: Hay distancias más cortas que son mucho más explosivas, tu zona cardiaca va a un nivel mucho más alto. El medio Ironman va un poco más bajo, no siempre vas “al mango” toda la carrera. A mí me gusta estudiarlas mucho, ver en qué momento voy rápido, en qué momento soltar. A futuro, estoy comenzando a ver si entro a la distancia olímpica. Es más corta: 1500 m a nado, 40 km de ciclismo y 10 km de carrera.
L: Antes hacía sprints y olímpicas, pero medio Ironman es la distancia en la que me voy a quedar.
A: El día de la carrera del Ironman es sencillo, es hacer para lo que has entrenado. Todos mis triatlones han sido medio Ironman, nunca he hecho sprints (750 metros a nado, 20 km en bicicleta y 5km de carrera).
L: ¿Nunca has hecho un sprint?
A: No, nunca.
L: Es divertidísimo, no sabes de lo que te estás perdiendo.
A: Lo hablé con Dani, me dijo que podría si me pongo a nadar más.
L: Ya estás nadando bien, no es que vas a salir atrasado, fácil no sales con los punteros. Pero ¿y? Tampoco tienes que salir con ellos.
A: Yo antes no nadaba nada. Hacía 25 m, llegaba al otro lado y descansaba. No podía creer que la gente diera vuelta y siguiera. Me demoré meses en poder hacer cien metros completos. En las distancias olímpicas, la natación es importante.
L: Hay una frase que me gusta: “En la natación no vas a ganar la carrera, pero puedes perderla”.
A: Mi meta es clasificar para los Juegos Panamericanos del 2019. Mi entrenador me dijo: “¿Por qué no? Tienes que nadar todos los días”. Ya, nadaré todos los días.
L: En el triatlón olímpico se está perdiendo un poco la esencia del triatlón, y he visto un montón de críticas, incluso de Brett Sutton (famoso coach internacional): nadar superrápido, luego ir de paseo, casi colgado, en la bicicleta, y ahorrar toda la energía para lanzarte a correr lo más rápido que puedas.
A: Son estrategias del triatlón olímpico, que también permite el drafting: cuando una bici va delante, el segundo, cuando está pegado atrás, hace el 80% del esfuerzo y el tercero el 60%. En Ironman y en medio Ironman eso está penalizado.
Con miras al Mundial de Ironman 70.3 Tennessee, en setiembre de 2017, ¿cómo se sienten ante la idea de que Lima se convierta en sede para los torneos clasificatorios?
A: Es algo muy bueno, es una competencia que trae mucho turismo. Ahora que nosotros seremos los anfitriones, vamos a sacar la cara por el Perú. Hay una estadística que dice que en países de Sudamérica, los eventos de Ironman multiplican a los triatletas locales.
Juan Miguel Raffo, cogestor del evento en el Perú, agrega: “Esperamos entre 1200 y 1500 competidores. Ningún evento junta tantos nadadores y ciclistas juntos, que vienen con dos o tres personas más. Es un evento deportivo completo y, cuando la franquicia Ironman hace un contrato, es para quedarse. Eso ayuda mucho a la economía, no es como un Panamericano, esta es una carrera que se queda”.
Para Vladimir, triatlonista desde hace diez años, un Ironman 70.3 en Lima es un sueño hecho realidad. Con el buen resultado obtenido en el último mundial, no ve imposible la meta del primer puesto. Él sigue un entrenamiento muy propio, alejado de las modas y tendencias en accesorios de equipo deportivo.
Cada año hay más información científica para los deportistas.
V: Y con esa ciencia hay muchísima data. Uno tiene que saber asimilar, porque también te puede agotar mentalmente tanta información, como también tanta tecnología que hay alrededor: el monitor cardiaco, la potencia de la bicicleta, etc. Trato de entrenar un poco más por sensaciones en el cuerpo, nosotros somos unas computadoras. Prefiero ir conociéndome a mí mismo antes que apoyarme en accesorios tecnológicos de los que finalmente un día podemos prescindir. Si uno de ellos te falla, mentalmente te creas un problema y no compites enfocado en la esencia, que es el deporte.
Por Caroline Mercado
Fotos de Enrique Castro-Mendívil
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