¡Ya estoy super endeudada y encima la boda de mi amiga me va a costar aproximadamente $3500, y eso ni siquiera incluye el regalo que sé que ella espera! Nos conocimos en la universidad y éramos muy cercanas. Ella viene de una familia adinerada, mientras que yo no, y después de graduarnos, nos distanciamos y nuestras diferencias financieras se volvieron aún más marcadas. Me llamó cuando se comprometió, y yo estaba muy emocionada por ella, pero no pensé que me pediría ser dama de honor porque ya no salimos mucho (generalmente no puedo costear los planes que propone) y ni hablamos mucho. Al principio, me dio a entender que los costos asociados con ser dama de honor serían mínimos, ya que, al ser un destination wedding, sus padres alquilarían una villa donde nos quedaríamos todas y para los vestidos, ella elegiría un color y podríamos conseguir el que quisiéramos. Sin embargo, ya han comenzado a surgir grandes costos a la vista, comenzando por cuando cambió de opinión con respecto a los vestidos (ahora todos tienen que ser iguales, hechos a medida y con un costo de $600). Sus padres decidieron no alquilar la villa, y a cambio hay un bloque de habitaciones de hotel donde se espera que nos quedemos tres noches a $400 por noche. Cuando sugerí quedarme en un Airbnb, las demás damas de honor dijeron que no podía hacer eso ya que todas tenemos que arreglarnos juntas y también se espera que paguemos para que nos hagan el peinado y el maquillaje profesionalmente. Aún faltan varios meses para la boda, estoy muy estresada, y encima acabo de recibir un correo electrónico sobre los costos de la despedida de soltera (casi $1000 por un fin de semana). En este punto, ya no sé qué hacer. He sido muy abierta con las demás bridesmaids sobre el hecho de que no puedo costear la mayoría de los gastos, pero ellas tienen mucho más dinero que yo y me están tratando como un caso de caridad y mala amiga. ¡No sé qué hacer! Aprecio mucho a mi amiga, pero ser parte de su boda se siente como una sentencia de muerte. ¿Qué hago?

Por Cecilia de Orbegoso

Seguramente no serás la primera mujer en sentir un gran honor y orgullo cuando su amiga le pide que sea parte de un hito tan importante, y mucho menos serás la última en arrepentirse de haber dicho que sí una vez vista la cuenta de gastos que le espera. Y es que el precio a pagar es uno de los desafíos más estresantes del abrumador compromiso de ser parte del cortejo nupcial. No es de extrañar que muchas amigas lo consideren como un punto de inflexión determinante en su relación.

¡Y no estás equivocada, es un precio caro! Las expectativas financieras que se han puesto sobre ti son exorbitantes, especialmente cuando ya estás endeudada hasta el cuello. Por lo tanto, lo primero que te recomiendo es que reflexiones sobre tus prioridades. Por lo que me cuentas, últimamente no tienen una relación tan cercana, por lo que lo que te preocupa es “no fallarle” en lugar de “estar allí para ella”. Es decir, te comprometiste con todo este alboroto, pero ahora que leíste la letra chiquita del contrato, sientes que no vale la pena firmarlo. Totalmente válido, las bodas son eventos importantes, pero no deben poner en riesgo tu estabilidad financiera ni tu salud mental.

Tienes una elección bastante clara aquí: estar en la boda o retirarte amablemente, pero tienes una cosa más que podrías intentar antes de tomar esta decisión: podrías preguntarle a la novia si está de acuerdo con que te excluyas de ciertos gastos. La conversación puede ser difícil, ya que de dinero se habla poco (o casi nada) a pesar del rol tan importante que este juega. Y es que, al hablar de dinero, dejamos ver abiertamente que este es una prioridad y, en algunos casos, una vulnerabilidad para nosotros. Nos guste o no, este define el tono de nuestra vida social y, de refilón, también influye en nuestras amistades. Pero si el resultado de ser parte de su boda va a ser más negativo que positivo, te debes a ti misma ser totalmente honesta.

Ahora, cuando se trata de establecer tus límites financieros, hay tres elementos importantes para asegurarte de que tus preocupaciones sean bien recibidas. Primero, esta conversación debe ocurrir lo antes posible. En segundo lugar, debes ser directa y honesta sobre lo que puedes permitirte. Por último, mantén la calma y sé amable al respecto. Ten en cuenta que hay mucho estrés en torno a la planificación de una boda e incluso la novia está sufriendo un golpe financiero, así que sé comprensiva sobre por qué no se ha puesto en tu lugar.

Puedes decir algo como: “Me siento muy honrada de que me hayas pedido ser tu dama de honor, pero necesito ser honesta contigo sobre mi situación financiera. Ya estoy muy endeudada y los costos asociados con la boda me están poniendo en una situación extremadamente difícil. Quiero estar allí para ti, pero necesito encontrar una manera de hacerlo que no comprometa mi estabilidad financiera”. Y dale un par de opciones, como: “Estoy emocionada por la despedida de soltera, pero realmente no puedo gastar más de $XX en total. Entiendo completamente si esto no se alinea con los planes, así que tal vez podamos hacer algo especial las dos después de que regreses” También puedes sugerirle directamente a ella que te hospedes en un lugar más económico cercano al hotel y te unas a las demás para las actividades esenciales.

Si después de hablar con tu amiga y explorar todas las alternativas, aún sientes que no puedes asumir los costos y quieres dejar de ser dama de honor, puedes decirle algo como: “Amiga, te quiero, y estar allí para ti en tu día especial es increíblemente importante para mí, pero al revisar los costos de ser parte del cortejo, me he dado cuenta de que no puedo ser la dama de honor que te mereces. Sin embargo, todavía me encantaría estar allí para ti como invitada para poder ayudarte con cualquier cosa que necesites en tu gran día”.

Existe la posibilidad de que, por muy suavemente que lo digas, tu amiga te llame tacaña y te diga que nunca quiere volver a verte, pero dudo que eso suceda, porque una verdadera amiga entenderá de dónde vienes, sobretodo si son lo suficientemente cercanas como para ser su dama de honor. Y a fin de cuentas, ser asertiva con lo que puedes permitirte es velar por el mejor interés de ti misma, del cortejo nupcial y, posteriormente, de tu relación con tu amiga.

Finalmente, si decides quedarte como dama de honor, debes aceptar la elección que has hecho con una buena actitud. Ha sido tu decisión y tu amistad no merece ser envenenada con resentimiento por algo que nadie te obligó a hacer.

PD: Sobre las demás damas de honor, seguro te van a tratar como la oveja negra, pero ni te preocupes por lo que piensen, a fin de cuentas, ellas no van a ser las encargadas de pagar tus deudas.

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