Primero vino la tristeza y luego la ira. Hace apenas unos meses, Londres dijo adiós a su nightclub más famoso, Annabel’s, que cerró las puertas de su legendaria locación en un subterráneo de Berkeley Square –donde se divirtieron generaciones de magnates y celebridades, de Aristóteles Onassis a Cara Delevingne– solo para abrir un par de semanas después en un nuevo sitio, a unos pasos de distancia. El nuevo Annabel’s ocupa un townhouse completo, que fue renovado a un costo de 55 millones de libras por el propietario del club, Richard Caring. La cuenta, sin embargo, aparentemente será pagada por los socios, que poco después recibieron una carta informándoles que la nueva membresía costará 2750 libras esterlinas por persona, más 1250 por el marido o la mujer. Por lo mismo, algunos han anunciado un boicot, asegurando que de ahora en adelante la fiesta se trasladará a 5 Hertford Street, otro exclusivo club privado en el mismo barrio de Mayfair.
En todo caso, no se preocupe: las hermanas Delevingne, Lottie Moss, Stavros Niarchos, el príncipe Harry y su nueva novia, Meghan Markle, además de las modelos Edie Campbell y Erin O’Connor, tienen alternativas. Por un lado están Lou Lou’s, que tiene un ambiente alegre y un look de burdel chic, y Soho House, que, fundado en 1995 por Nick Jones, fue uno de los primeros clubes privados para la nueva generación de socialités británicos. Por el otro, están Chiltern House, el muy exclusivo hotel y restaurante creado por André Balazs –propietario, entre otras cosas, de los hoteles The Standard y Chateau Marmont, en Los Ángeles–, que desde su inauguración se ha convertido en el sitio perfecto para ver a Victoria y David Beckham beber sus martinis y a Anna Wintour devorar sus steaks frites cuando visita la ciudad.
Francia, lo más chic entre lo chic
Uno pensaría que una ciudad como Londres, con su infinidad de bares, restaurantes y nightclubs, tendría una oferta infinita de diversión para sus habitantes. Pero para un pequeñísimo y muy privilegiado grupo de ellos, las verdaderas opciones se cuentan con los dedos de una mano. Lo mismo sucede en París y la Costa Azul. Si no es visto tomando desayuno en la terraza del Hôtel Martinez durante el festival de Cannes, suponemos que es porque a) no toma desayuno o b) no asistió al Festival de Cannes.
En París, Kim Kardashian reveló, muy a su pesar, uno de los secretos mejor guardados entre las celebridades que visitan la ciudad, cuando fue asaltada en un hotel que en realidad no es tal, el Hôtel de Pourtalès, un townhouse en el 7 de la Rue Tronchet donde antes se habían alojado, entre otros, Jay Z y Beyoncé, Madonna, Leonardo DiCaprio y Marion Cotillard y su pareja, el director Guillaume Canet.
Igual que Eugenie Niarchos, Lauren Santo Domingo, Bianca y Coco Brandolini, y Margherita Missoni, las Kardashian almuerzan siempre en L’Avenue, un ‘petitbistro’ en la Avenue Montaigne, a solo pasos de Dior, donde es posible disfrutar una ensalada de langosta por un precio similar a un par de zapatos de Lanvin.
Por la noche, sin embargo, el lugar para ver y ser visto es Lapérouse, un fabuloso restaurante en el Quai de Grands Augustins, fundado en 1766, que, 250 años después, sigue siendo el sitio preferido del “beau monde” europeo y hollywoodense. ¿Quiere pruebas? Basta decir que las modelos Emily Ratajkowski y Stella Maxwell estuvieron ahí hace unos días deleitándose con su foie gras con limón (35 euros) y su ternera (48 euros), y que Charlotte Casiraghi es cliente frecuente cuando se encuentra en París. Pero la prueba irrefutable la dieron George y Amal Clooney, cuando fueron vistos abandonando el restaurante hace unos días, él, aparentemente sorprendido por los paparazzi, y ella, radiante en un vestido corto que evidenciaba su embarazo.
La noche parisina continúa en Silencio, el nightclub y club privado para “la comunidad artística” en la Rue Montmartre, propiedad del director de cine David Lynch; y en Les Bains, el legendario nightclub donde Grace Jones y Jerry Hall celebraban sus bacanales con Thierry Mugler en los ochenta y noventa, y que fue recientemente revitalizado como un restaurant, bar, club y hotel diseñado, entre otros, por Tristan Auer, que también decoró el château de Mick Jagger –con un estilo inspirado en el departamento del desaparecido Serge Gainsbourg–. El sitio es el favorito de la “fashion crowd”, tanto que durante la reciente semana de la moda parisina, Dior y Givenchy organizaron fiestas en sus salones. Más importante aun, Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo han sido vistos comiendo en el restaurante. Pero cuidado, no lo comente con nadie. Si algo se aprecia en Les Bains, eso es la discreción.
Publicado originalmente en la edición impresa de Cosas 618, ya a la venta.