Susy Joy refedine la relación médico-paciente alejándose de la típica solemnidad de la profesión para generar confianza y empatía. Además, anuncia el lanzamiento de “SIN FILTRO”, portal en el que busca plasmar su filosofía.

Por Redacción COSAS

“Se perdió la honestidad, la capacidad de decirle sí o no al paciente”, es lo primero que la doctora Susy Joy, dice acerca de su profesión, la dermatología estética. Para nadie es un secreto que, de un tiempo a esta parte, la obsesión de las personas por detener el paso del tiempo las ha llevado a modificar su aspecto de manera dramática. “No se trata de cambiar lo que somos, sino de resaltar lo lindo que tenemos y ser conscientes de sus proporciones”.

Forjando el camino

Con apenas 18 años, y su hijo en brazos, Susy Joy decidió forjarse como madre y como doctora fuera del Perú. Llevó a cabo su primera residencia en Barcelona. “Estuve cuatro años en medicina familiar, en la penúltima rotación me enamoré de la psiquiatría y pensé en dedicarme a eso, pero la última llevé dermatología y me di cuenta de que ese era el camino correcto”.

En Argentina estaban los mejores dermatólogos de Sudamérica y decidió viajar de nuevo. No fue una decisión fácil: “Yo estaba casada, pero ni él ni yo íbamos a renunciar a nuestros sueños, así que decidimos terminar la relación y seguir creciendo profesionalmente de manera separada”.

En el Hospital Alemán permaneció otros cuatro años y asegura que fueron los mejores de su vida. “Estudié más, me esforzaba muchísimo, pero el hecho de saber que estaba transitando el camino correcto me hacía inmensamente feliz”, cuenta. Pero la vida le tenía preparado un nuevo comienzo, por su hijo decidió volver al Perú y se dio de cara con una compleja realidad.

Regresó a Perú y se forjó un nombre en el mundo de la dermatología. Su consultorio es uno de los más concurridos del país gracias a su trato sincero y diferenciado.

A romper esquemas

“Me sentí un poco excluida, fue difícil que los colegas me acepten. Gracias al apoyo de los laboratorios y unos cuantos colegas amigos, comenzó a crecer la credibilidad de mis pares”, narra y reconoce que todo fue como empezar de cero. Fue quizá la experiencia al lado de sus maestras dermatólogas pediátricas lo que forjó ese carácter amable, divertido y directo, ese ángel que permite que los pacientes se abran y le confíen de todo, “a veces la piel es de lo último que hablamos”, dice mientras sonríe.

Susy revela que en nuestro país esa distancia entre doctor y paciente está más acentuada que en otros lugares. En parte es esa realidad la que la impulsó a abrir su propio consultorio en Miraflores a comienzos de 2020 y, a pesar de la pandemia, ha sabido sostenerse gracias a su carisma y a ese trato diferente que ofrece.

“Los que vienen a mi consultorio, lo hacen porque buscan sinceridad. Yo les digo las cosas como son. Últimamente la dermatología se convirtió en un fast food en el que los pacientes van y piden combos para ‘arreglarse’, aquí no pasa eso, mis primeras citas son largas porque yo indago, combino la dermatología clínica con la estética porque, finalmente, todo está relacionado. No pretendo dar esa imagen de doctora paternalista, al contrario, busco que los pacientes conozcan por qué pasan ciertas cosas en sus cuerpos”.

“Yo les digo a los pacientes las cosas con sinceridad y trato de que me tengan confianza. No creo en el trato del médico paternalista.”

La piel es un órgano que se interconecta con todos los demás. A veces, una rosácea puede estar vinculada con una gastritis. El envejecimiento proviene en un 20 por ciento de la genética y el ochenta por ciento restante de factores externos (nutrición, estrés, contaminación, exposición a rayos UV, horas de sueño, tabaquismo). Y sobre ese 80 por ciento podemos actuar. Hay procedimientos mínimamente invasivos que pueden ayudar a evitar el deterioro de la piel, pero para la doctora Joy la información y los antecedentes son imprescindibles.

“Siempre pregunto por antecedentes de enfermedades, tanto del paciente como de la familia. No se trata solo de recetar una crema y solucionar algo por fuera. Trato de que mis pacientes se vayan con una rutina, quizá simple, pero que los ayude”, explica.

Es de la mano con esa tendencia que nace “Sin filtro”, un espacio en el cual las personas podrán encontrar productos skincare escogidos por Susy, facilitando así la elección. A través de sus canales de comunicación, ella trabaja para desmitificar la profesión, la actividad a través de su cuenta de Instagram @dra.susyjoy es permanente y cuenta con muchos seguidores.

“Uno de los objetivos de nuestra generación de médicos es desmitificar nuestra labor, acercarnos a la gente como divulgadores científicos y cambiarlo todo, educar a la gente, compartir lo que sabemos”, sentencia.