Louis Vuitton deja París… ¡por vacaciones! Su tercera colección crucero fue presentada en Río de Janeiro, causando revuelo en el centro de la capital carioca. Modelos y público tomaron el Museu de Arte Contemporânea de Niterói en un despliegue como la ciudad no ha visto antes. Es la primera vez que el famoso espacio diseñado por Oscar Niemeyer es escenario de un desfile de moda. La «inauguración» fue de impacto.
América Latina está de moda en Francia. A solo tres semanas del desfile de Chanel en Cuba, Nicolas Ghesquière, actual director creativo de Vuitton, invitó al jetset fashionista a regresar al otro lado del Atlántico, esta vez con la cidade maravilhosa como destino. Alicia Vikander, Alessandra Ambrosio, Catherine Deneuve, Zendaya, y Jaden Smith se dieron cita en la primera fila de una pasarela que tomó los exteriores del museo y tuvo Río como escenografía. Las modelos descendieron la rampa principal hacia una pasarela con apariencia de instalación, construida en el patio del lugar.
Como lo hiciera Lagerfeld para Chanel, Ghesquière presentó un Vuitton que adapta su estilo a elementos de inspiración local. El viaje no es solo para el evento, sino que la presencia brasileña influenció la colección desde su planeamiento. Inspiradas en los artistas Helio Oiticica y Aldemir Martins, las prendas juegan con la idea de urbanismo y naturaleza, tal como lo hace el museo mismo. Los colores noventeros no dejan olvidar que el edificio más icónico de la ciudad se inauguró en 1991, a la vez que responden a la tendencia mundial que se mueve entre los finales de los 80s y el comienzo de los 2000s. De telas ligeras pero variadas, cada prenda parece una composición de elementos disimiles que sin embargo cobran sentido en el encuentro. La estética imita a la ciudad: expone muestras de emoción y energía que sin dejar de ser plenamente Vuitton son también Río y también Niemeyer.
La mujer Vuitton tendrá un otoño activo como pocas. Con guiños a Pelé y a la cuna de la idea del fútbol como fiesta, las prendas son deportivas sin dejar de ser elegantes; una sofisticación similar al estilo carioca, donde el aire relajado parece imponerse hasta en el más formal de los encuentros. Incluso las botas parecen querer aprender de las famosas Havaianas. Los minivestidos hacían una discreta referencia al carnaval, y aunque los colores se pegaban más a la idea de neopreno, exhibían una festividad no siempre presente en la marca francesa. Ghesquière no ha dejado un solo detalle al azar y cada modelo parecía celebrar Río de Janeiro a su manera.
Esta es la primera vez que la capital carioca recibe un desfile de esta magnitud, tras haber visto a Sao Paulo convertirse en la centro nacional de la moda. Ante esta inauguración, no se puede evitar comparar el evento con lo acontecido en La Habana unas semanas atrás. Sin embargo, mientras Cuba se prepara para enfrentar un futuro todavía no definido, Brasil todavía no encuentra salida de un presente complejo, donde a pesar de la fiesta, su población continua debatiendo si vive o no en democracia. Como siempre, la moda está donde la historia sucede.
Por Alejandra Nieto