En la última semana de la moda masculina de Milán, donde se mostraron las colecciones primavera-verano 2017, el desfile de Fendi incluyó una piscina por donde cruzaba la pasarela, y allí, en primera fila, estaba sentada Anna Dello Russo, la extravagante directora creativa de “Vogue” Japón.
Su vida es la que muchas quisieran. Reside en Milán, donde tiene dos departamentos, uno en el que vive con su perra Cucciolina, y el otro, donde guarda su ropa y su colección de ¡más de cuatro mil pares de zapatos! Vive por y para la moda y es la antítesis perfecta de Anna Wintour, la editora en jefe de “Vogue” USA, porque esta italiana sí sabe de diversión. Tocados con formas de fruta, faldas al estilo de Frida Kahlo, plumas, lentejuelas, mucho color y tacos interminables forman parte de su look, y eso la ha convertido en la reina del street style en las semanas de la moda: de Milán a París, de París a Londres y de ahí a Nueva York. El lujo la caracteriza. Prueba de eso fue la colección de accesorios que creó hace un tiempo con H&M, donde cada objeto llevaba su sello: nada sencillo, todo impresionante. “Un vestido nunca es solo un vestido. Para mí, la moda es semiótica. Es una disciplina con su propio lenguaje, una vía de expresión única que te permite representar tu propio yo desde diferentes perspectivas. Romper barreras. Soñar. Reinventarte. Si estás deprimido, una ducha de estilo puede hacer milagros: arréglate y te sentirás mejor al instante”, dijo en una reciente entrevista.
LA NIÑA MIMADA
Pero ¿de dónde viene esta fascinación por lo “fashion”? Anna Dello Russo nació en una tradicional familia italiana en el sur de ese país, y al contrario de lo que podría pensarse, su familia nunca estuvo ligada a la industria de la moda. Su padre era psiquiatra, su madre se dedicaba al negocio naturalista, y su hermano y su hermana nunca estuvieron interesados en la ropa. Pero ella sí, y mucho… Cuando tenía 12 años, su padre le preguntó qué quería de regalo de cumpleaños, y ella le respondió que algo de Fendi. Fueron de compras a la exclusiva tienda, y ahí Anna le explicó que no solo quería una cartera, sino el set completo, que incluía cartera, billetera, pañuelo y paraguas. Cuando su papá le preguntó a dónde iría con el paraguas, ya que en el sur de Italia casi no llueve, ella le respondió: “A la escuela, porque mi paraguas es parte del look”. Siempre fue la niña mimada de sus padres; mientras sus hermanos pedían jeans, ella pedía un vestido de alta costura.
A sus 54 años, Anna es toda una veterana en la industria de la moda. Antes de ser la directora creativa de “Vogue” Japón, estuvo doce años como directora de “L’Uomo Vogue” –siempre ha amado la moda masculina–, y previo a ese puesto trabajó con Franca Sozzani como editora de “Vogue” Italia. Para llegar a esos puestos se preparó estudiando Historia del Arte en la universidad y, posteriormente, haciendo un máster en Moda en Milán.
De ahí no ha parado, y la moda pareciera haber sido la culpable de su divorcio. “¿Dónde pondré mi ropa?, no hay lugar para mis cosas en este clóset”, le decía su exmarido, ante lo que Anna respondía con un simple: “No me interesa, simplemente no hay espacio para ti”. Ese fue el comienzo del fin de un matrimonio que duró algo más de un mes, una situación que ha comentado en muy pocas entrevistas y que la dejó con mucha tristeza. El día en que su divorcio se hizo oficial, vistió un traje de dos piezas de Balenciaga. Pero Anna no dio más espacio a la pena, y comenzó a construir el personaje que es hoy, ese que baila como si el mundo se fuera a acabar en las fiestas que se realizan después de los desfiles, como el último de Dolce & Gabbana en Milán, que ella compartió en videos en Instagram para todos sus seguidores. “Nunca tuve tiempo para hijos; con mis amigos y mi perro me basta”, ha dicho.
Anna Dello Russo es una visionaria. Fue de las primeras en crear un blog de moda y tendencias, usó una sandía en la cabeza antes de que apareciera Lady Gaga en la industria, y puede lucir hasta cinco outfits distintos en un día.
Todos quieren posar con ella, no solo en los shows, sino también en las exuberantes fiestas que organiza, porque se jacta de ser una de las mejores anfitrionas que pueda haber. Una de sus últimas y muy comentadas celebraciones fue el año pasado, cuando organizó una pool party acompañada de modelos del momento como Jon Kortajarena o los gemelos Sampaio; pura diversión rodeada de lujos y cuerpos perfectos.
“Exceso es sinónimo de éxito”, afirma. “La realidad ya es demasiado descarnada. Lo más humano es ser positivo. Y la moda es, sin duda, la mejor vía de escape”.
Por Jonathan Reyes
Fotos de Getty Images