Sebastián Granda tiene claro cuál es su visión de la moda y lo comparte con las experiencias que ofrece su marca. Es una línea de ropa hecha a medida que busca captar la esencia de quien la usa. Ahora, se ha convertido en un estilo de vida a través de la organización de eventos.
Por Belén Medina Pizarro Fotos Briam Espinoza
Tuvimos la oportunidad de conversar con Sebastián Granda, la cabeza creativa detrás de Sastre, una marca de moda que empezó manufacturando trajes a medida y se aventuró a dar una experiencia que exceda las fronteras de las prendas. Para Sastre, el cliente no es solo el modelo físico que marca la ropa, sino la fuente de ideas para cada diseño, y ello es lo distintivo de la marca. En esta entrevista con COSAS, Granda nos brinda los detalles de la historia de Sastre y su proceso creativo.
La historia de Sastre
Sebastián nos cuenta que Sastre empezó como un juego en el que él se diseñaba sus propios trajes. Sin embargo, no fue hasta mediados del 2020 que la idea se materializó y comenzó con la confección de camisas a medida a través de Zoom. Para finales de ese año, ya habían sido convocados para la feria Compra Local y dos meses después salieron en Vogue México. Si bien estudió derecho, la verdadera pasión del diseñador es “generar experiencias humanas interesantes y distintas” y esa apuesta determina el objetivo de Sastre.
En Nueva York, Granda se inició en el mundo de la moda: “Yo tenía 11 años, vivía en Nueva York y veía pancartas de diseñadores, Karl Lagerfeld, Ralph Lauren […]. Siempre veía esas pancartas y decía: quiero ser diseñador de moda. Y, ahí, es donde empiezo yo a jugar con la ropa como manifestación personal, como una extensión de tu personalidad y qué es lo que quieres proyectar a la sociedad de ti. Cuando ya estoy practicando como abogado, es que me empiezo a mandar a hacer mis diseños. Y es por primera vez que puedo, no solamente expresar mi personalidad comprando ropa, sino diseñándola.”.
Así concibe el diseñador la moda y es una experiencia que quiere darle a sus clientes. Por lo tanto, sus trajes deben reflejar la personalidad del portador. Nos comenta que apostó por la tradición made to order, pues no quería ofrecer más de lo mismo. Eso lo llevó a ofrecer la experiencia de diseñarse uno mismo su ropa.
De las ideas al tejido: el proceso creativo de Sebastián
Sastre tiene dos líneas, ropa a la medida y los diseños propios de la marca, y el proceso creativo de cada uno es distinto. En la primera, los clientes van al showroom y conversan con Granda. El diseñador trata “no solamente de sacar las medidas y referencias de qué es lo que ha venido a pedirme, sino un blueprint de su esencia.”.
Luego, los diseños propios, que principalmente se venden en Nueva York, surgen de diversas inspiraciones. Esto le permite expresar cuál es la identidad de la marca, como la paleta de colores, formas y materiales que utilizan. “Mi proceso creativo es tener un concepto. El mío es en cuanto a imagen, sensación, cortes y telas, y de ahí comunicarlo muy bien a mi equipo. Entonces, no tengo dibujos, pero tengo libros, retazos, cierres y botones.”.
Esto lo vimos perfectamente cuando Granda nos mostró el saco Gainsbourg. Este abrigo verde esmeralda está hecho de alpaca suri, con forro de franela, botones de metal y toques de trenchcoats. La inspiración llegó mientras escuchaba a Serge Gainsbourg y miraba las prendas de dirigentes del fútbol italiano de los 50s.
Genuino, relajado y punk: el estilo de Sastre
El estilo de Sastre busca proyectar una experiencia de vida “bon vivant”, de lujo y acelerada. Siempre con música de fondo. Sus inspiraciones no son fijas, pero lo que prima son las ideas y sensaciones, que luego busca plasmar en los diseños. Con un estilo en evolución, el diseñador junta influencias inglesas con formas japonesas. Lo punk siempre estará presente , pues “no tiene que ser ropa rota y agresiva, sino puede ser un poco elegante y coqueta”.
Sin embargo, Granda quiere que Sastre sea una de etilo de vida. “Ya no solamente te presentamos productos, sino que presentamos experiencias muy particulares en el mercado, desde una fiesta a una comida, o te sugerimos música.”. No es una marca en la que pienses solo en la camisa, sino en el trasfondo de ella.
Con un sountrack de fondo: “La música y la marca van de la mano.”
Para Sebastián, la música y la moda “se conciben en la cabeza en el mismo momento […] No conozco uno sin el otro.”. Él ve ambas artes como medios para la expresión personal. “Un buen rock puede, por ejemplo, […] comunicar las emociones, estados mentales y cargas de esa persona en el momento, pero, a la misma vez, pueden ser las zapatillas, que tiene sucias o rasgadas, y el pantalón que vas a tener ligeramente suelto y el polo con un hueco en el hombro. Todos esos elementos en ropa pueden también comunicar la carga energética que tiene esa persona. Entonces siempre cuando estás interpretando música o moda, estás interpretando lo mismo. Son estados mentales y manifestaciones personales de humanos.”.
El Departamento Sastre
El showroom, llamado por Sebastián el Departamento Sastre, es un lugar donde confluyen su trabajo y vida privada. Con una decoración marcada por elementos mid-century y brutalistas, el espacio muestra elementos importantes para la marca. En las habitaciones podemos encontrar desde una máquina Singer familiar hasta la camisa Roadrunner, el primer diseño propio en hacer sold out.
“Yo siempre he odiado el concepto de ir a comprar un rack. Entonces, siempre trato de asociarte al producto. Asociar todo a una experiencia o paquete adicional. […] Entonces, en Departamento Sastre, lejos de tener un espacio físico de la venta, es un espacio físico de la marca y el 360 que te ofrece.”. Bajo esa concepción se mantiene la línea de Sastre.
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