El diseñador, que también ha vestido a Zendaya, ahora colabora con la Iglesia Católica para crear las casullas de la ceremonia de reinauguración de Notre Dame, la catedral de París.
Por Redacción COSAS
Pocos diseñadores pueden presumir de haber vestido a iconos como Lady Gaga y Zendaya y, al mismo tiempo, haber creado atuendos para el Papa. Jean-Charles de Castelbajac, el diseñador francés de origen marroquí, es uno de ellos. En 1997, durante la Jornada Mundial de la Juventud en París, fue el encargado de diseñar no solo las vestimentas de San Juan Pablo II, sino también las de 500 obispos, 5.000 sacerdotes y el millón de jóvenes que asistieron. Ahora, este referente de la moda francesa vuelve a poner su creatividad al servicio de la Iglesia para embellecer la ceremonia de reapertura de Notre-Dame de París.
Un puente entre moda y espiritualidad
Este diseñador de modas franco-marroquí es reconocido por su originalidad y constante búsqueda de innovación, por lo que parece destinado a definir el lenguaje visual de la Iglesia en el mundo contemporáneo. Sus extravagantes diseños han vestido a Lady Gaga, como el inolvidable traje hecho de peluches de la Rana René, y a Zendaya. Sus prendas se caracterizan por introducir detalles de colores vívidos en fondos blancos, además de incluir iconos de la cultura popular, como personajes de Disney o Snoopy.
La relación de Castelbajac con la Iglesia comenzó en los años 80, colaborando en proyectos de espiritualidad en cárceles. Más tarde, en la JMJ, introdujo hábitos litúrgicos decorados con arcoíris. Ante las posibles dudas sobre este símbolo, su significado fue refrendado con una frase memorable: «El arcoíris no tiene copyright».
El próximo 8 de diciembre, Castelbajac estará entre bambalinas en la reapertura de la catedral francesa: «No solo diseñé el vestuario de los 700 concelebrantes, también las banderas de las 120 parroquias de París. Estaré pendiente de toda la escenografía. Llevo 50 años creando imágenes», comentó.
De la mano de la alta costura
Para este importante proyecto, Castelbajac trabajó con algunas de las casas más prestigiosas de la alta costura, como Lesage, Maison Michel y Goossens, integradas en L’Atelier de Notre-Dame, una iniciativa que reúne a los mejores artesanos franceses.
En colaboración, crearon casullas, estolas y otros ornamentos, destacando la cruz dorada de la capa pluvial, elaborada con la técnica de sublimación que aplica pan de oro sobre las telas. La estética, inspirada en las vidrieras de la catedral, combina los vivos color característicos del diseñador con la alegría y espiritualidad.
«Cuando el arzobispo toque la puerta, mi idea es que en su capa pluvial se vea un cristograma en azul, amarillo y rojo. Es uno de los símbolos más bellos de la historia, mucho mejor que cualquier logo profano», explicó el diseñador al diario español, La Razón.
Castelbajac confesó que su inspiración comenzó el mismo día del incendio: «Fui con mi esposa a ver lo que ocurría. Sentí una tristeza profunda, como si la espiritualidad estuviera ardiendo. De inmediato comencé a dibujar: ángeles, luz, el techo… Mi ‘‘máquina de empatía’’ se puso en marcha».
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