A sus 21 años, tocó con la Sinfónica de Houston, la Sinfónica de Nashville, la de Charlotte, la Orquesta Colburn y la Orquesta de Conciertos de Brevard, y trabajó con directores como Carlos Kalmar, Tito Muñoz, Andrew Grams, Ken Lam, Gergely Madaras y David del Pino.
Por: Alejandro Saldaña
La Orquesta Filarmónica de Berlín nació en 1882. Uno de sus primeros directores, Hans von Bulow, fue discípulo predilecto de Liszt y Wagner. En 1954, Herbert von Karajan asumió su conducción durante treinta y cuatro años, convirtiéndola en una de las más importantes del mundo. Hoy, bajo la dirección de Kirill Petrenko, recluta a Eduardo Ríos como primer violinista. El joven peruano empezó sus ensayos el 25 de agosto.

Se formó en el Colburn Conservatory of Music en Los Ángeles, donde obtuvo el Bachillerato en Música y luego el Artist Diploma, reconocimiento reservado a instrumentistas de alto nivel. | Foto: Craig T. Mathew and Greg Grudt.
Ríos nació en Lima, comenzó a tocar a los 10 años y tuvo como maestro a László Benedek en el Conservatorio Nacional de Música del Perú. Posteriormente, debutó como solista a los 14 con la Orquesta Sinfónica Nacional, y dejó el país cuando tenía apenas 17. En 2015, ganó el concurso Sphinx en EE. UU. y debutó con la Sinfónica de Houston. Fue parte de la Filarmónica de Los Ángeles bajo el programa “Resident Fellows” y concertino invitado en Nashville. Estudió también en el Colburn Conservatory of Music con el maestro Robert Lipsett, donde obtuvo su Bachillerato y el Artist Diploma.
El violín es un instrumento fundamental en una orquesta…
De niño, mis padres me llevaban a ver a la Sinfónica Nacional, y me impresionó mucho el sonido de los violines, porque están en la primera fila y generalmente lideran la melodía. Eso fue lo que me ayudó a decidirme por el instrumento. En mi casa se respiraba música. Mi papá, doctor, tocaba la guitarra de oído, y mi mamá, profesora de educación inicial, cantaba mucho. Cuando cumplí dos años, mis papás notaron que tenía buen oído, así que a los 8 o 9 decidieron que aprendiera un instrumento.
La disposición de asientos en una orquesta empieza con los primeros violines, segundos violines, violas y secciones de violonchelos dispuestos en el sentido de las agujas del reloj alrededor del director. Los primeros violines son dirigidos por el concertino (líder de los violines y asistente principal del director). Los músicos de cuerda se sientan más cerca del director y del público. Ese es el lugar que ocupará nuestro compatriota.
Cuéntanos de tu formación inicial…
Clelia Mertens, una reconocida arpista, abría una academia en el colegio Belén. Mi madre le pidió personalmente que me ayudara. Ella y su equipo, sin conocernos, aceptaron. Siempre fue una linda persona. Seguí el método Suzuki con el profesor Fabián Silva. A los pocos meses, me animó a postular al Conservatorio.
“Quería ser el mejor”, continúa. Ese camino lo llevó a Los Ángeles, donde, tras superar el proceso de admisión, se matriculó en el Colburn Conservatory of Music. Bajo la tutela del maestro Robert Lipsett, obtuvo el Bachillerato en Música y –más tarde– el codiciado Artist Diploma.

No será el único peruano en la Filarmónica de Berlín, ya que coincidirá con Dayner Tafur-Díaz, quien desde 2024 es director asistente.
¿Cómo fue tu etapa en Los Ángeles luego de dejar el Perú?
Cuando ingresé al Conservatorio de Los Ángeles fue cuando me di cuenta del nivel en el que estaba y del trabajo que debía haber hecho desde pequeño. Tenía pasión por el violín y la música, pero no aprendí realmente la disciplina hasta que viajé y viví solo. Al ver el nivel que había fuera del país, me dediqué a estudiar y practicar el violín como debía: cinco a seis horas al día.
También has tocado como solista.
Participé como solista en el concurso Sphinx, en 2015. Eso me abrió muchas puertas y me dio la experiencia de tocar con orquestas profesionales en Estados Unidos, de muy buen nivel. Me ayudó bastante a practicar y a estar en presentaciones que generan alto estrés.
A veces apreciamos conciertos en los que, además de la interpretación, se busca algo de “espectáculo”. ¿Qué piensas de esto?
Colburn me ayudó bastante en este sentido, porque, si bien se concentra bastante en la técnica, también se preocupa de la manera en la que uno se desenvuelve en el escenario y cómo debe aparecer en él. La música no solo implica saber escuchar, implica algo visual, y quienes tocamos nos presentamos visualmente frente a una audiencia. ¿Tiene mucho que ver lo visual? Obviamente, sin exagerar y sin que afecte a la música, porque todo al final debe tener como centro el sonido, pero es un complemento importante.
Sonidos en Tokio
En su último año en Colburn, durante una gira por Asia con la Filarmónica de Los Ángeles, tocó en el Suntory Hall de Tokio. El Suntory Hall, en el distrito comercial Akasaka, de Tokio, se inauguró en 1986 como principal sala de conciertos clásicos de Japón. La acústica del edificio es obra del arquitecto nipón Yasuhisa Toyota, quien desde entonces se ha encargado de diseñar el sonido en las más importantes salas de concierto.
Cuéntanos tu experiencia en el Suntory Hall de Tokio…
Nunca voy a olvidar el respeto que tienen por el arte. Al salir al escenario, los aplausos eran intensos, pero en cuanto el director se volteaba, el silencio era absoluto. Podías oír un alfiler caer. Esa noche tocamos La Novena de Mahler, una obra sobre la muerte y el tránsito al cielo. El último movimiento es largo, lento e intenso. En una de las pausas de 10 o 15 segundos, el silencio fue tan profundo que me dio escalofríos. Me sacó lágrimas. Fue una experiencia inolvidable.
¿Podrías elegir un país o una orquesta favoritos?
No. Siempre me siento afortunado de poder tocar, de que esta sea mi profesión. Ser músico es algo muy lindo, y siempre voy a estar agradecido por eso. Hay orquestas que suenan mejor que otras, directores que son mejores que otros, y contextos en donde la música suena de una forma particular. El público también es distinto en cada concierto, pero trato de no enfocarme en eso.
¿Qué piezas te gusta tocar o escuchar?
Si me preguntas por algún compositor, me gustan más los románticos o clásicos: Mozart, Beethoven o Bach. Me gusta el periodo barroco porque me parece muy puro. Es para mí el inicio de la música clásica. Y bueno, entre los románticos me quedo con Strauss y Mahler.

Ganó el concurso Sphinx en Estados Unidos en 2015 y debutó como solista con la Sinfónica de Houston ese año.
Sinfonías peruanas
Eduardo es testigo de primera mano del desarrollo de la música clásica en el Perú gracias a que participó en “Sinfonía por el Perú”, iniciativa centrada en la enseñanza colectiva de la música liderada por el tenor peruano Juan Diego Flórez.
Fuiste parte de “Sinfonía por el Perú”, ¿cómo fue esa experiencia?
Sí, estuve ahí por lo menos tres años. Fue una experiencia muy bonita. Fui concertino, y eso me ayudó bastante a descubrir mi pasión por la música orquestal, por sentarme en esa posición y tocar un repertorio de forma disciplinada.
¿Y qué opinas de esta iniciativa en el marco de la educación musical del Perú?
Es una iniciativa muy buena y están creciendo bastante. He escuchado que ahora tienen varios núcleos, y eso me parece algo muy lindo y muy importante para el Perú. Es algo que contribuye a la cultura y al desarrollo de la sociedad. La música debería ser parte de la vida de todos.
“Lo que realmente falta a muchos músicos en el Perú es la disciplina y la seriedad que implica esta carrera”.
¿Qué recuerdos tienes de Juan Diego Flórez?
Es uno de los mejores tenores del mundo. Me encanta cómo canta y es un orgullo peruano. Para mí, es una gran inspiración. Todo lo que está haciendo me parece admirable, y es algo que quizá en el futuro yo también pueda hacer. Es un sueño que tengo: poder regresar al Perú y retribuir de alguna manera lo que he recibido, aportar algo a mi país.
Eduardo piensa que la escena cultural en el Perú, pese a sus limitaciones, está creciendo. “Espero que siga desarrollándose y que poco a poco se vea un mejor nivel de música”, dice.
Nuevo horizonte
Luego de haber pasado una buena parte de su vida en Estados Unidos, Eduardo Ríos se embarca en una nueva aventura musical en Europa. Y en Alemania lo espera otro peruano, Dayner Tafur-Díaz, quien también triunfa en Alemania como director asistente de la Orquesta Filarmónica de Berlín.
“Lo conocí cuando fui a audicionar, en enero. Es una persona excelente. Me impresiona todo lo que está logrando, porque es un director de orquesta extraordinario. Además, es un orgullo peruano ocupar la posición de asistente de dirección en la Filarmónica de Berlín. Es realmente algo muy impresionante”, asegura con orgullo.
¿Qué significa para ti este nuevo capítulo?
Estoy emocionado y algo nervioso, pero sobre todo feliz de representar al Perú de esta manera. Me ilusiona que puedan ver que aquí hay talento y disciplina. También me emociona tocar con la orquesta con la que crecí soñando. Nunca imaginé que llegaría a estar ahí, y aunque aún no lo asimilo del todo, sé que cuando esté en Berlín será algo increíble.
¿Cuáles son tus sensaciones con la Filarmónica de Berlín?
El sonido que tiene es único, y la manera como tocan siempre ha sido una inspiración para mí desde que era muy chico. Ya conozco a muchos de los músicos porque tiene una plataforma digital donde graba todos sus conciertos. Fue una de las primeras orquestas en hacer algo así, desde los años sesenta o setenta. He seguido esos conciertos durante años, así que todo lo que estoy viviendo es muy emocionante.
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