El pasado 11 de diciembre, la diseñadora de modas Isabella Ghibellini y el empresario Emilio Farah se unieron en matrimonio en una íntima ceremonia. Los recientemente casados nos cuentan en exclusiva todos los detalles de su boda.
Por Andrea Ramírez-Gastón
«Quizás un día así, como una luz de Dios, brotó el amor…”, entona la madrina de la novia, Roxana Valdivieso, durante la misa de su matrimonio. Y para recordar ese día, hay que retroceder un poco en el tiempo, exactamente cuatro años, cuando, luego de mantener una amistad muy cercana, Isabella y Emilio empezaron a sentir una gran química.
El contexto de la pandemia les permitió darse cuenta de que querían ser compañeros de vida para siempre. Durante este tiempo, ambos aprovecharon en conocer y compenetrarse con la familia del otro, ya que para ambos esta es muy significativa.
En la salud y en la enfermedad
Llegado el momento de ingresar a la iglesia del brazo de su padre, Ricardo Ghibellini, sus nervios se apaciguaron gracias a Luis Emilio, el sobrino del novio, quien caminó delante de ella llevando los anillos que serían el símbolo de su pacto de unión. Mientras tanto, Emilio la esperaba en el altar junto a todos sus seres queridos, quienes presenciaban la caminata.
Detalles de la celebración
La creadora de Peruvian Flake tiene un gran gusto por la decoración; por ello, en uno de los días más importantes de su vida, tenía que poner a todo su toque personal. Por ejemplo, los menús fueron decorados y hechos a mano por ella y Patricia Valdivia. Otra particularidad fue que cada mesa tenía un menú diferente representado por un animal.
Además, colocaron piezas importantes para su familia, como unas lámparas de cristal que pertenecían a su abuelo. Todos los detalles fueron elegidos específicamente, como las flores que adornaron el ambiente y que la novia recuerda a la perfección: dalias, copos de nieve y rosas.
La comida fue preparada por Felipe Ossio y su hija Isabella, y todos bailaron al son del DJ Aristidez Olguín, con quien armaron playlists para cada momento de la celebración: coctel, cena y ¡fiesta!
La temática de la boda fue vintage, coincidiendo con la casona antigua en Barranco que eligieron para la íntima celebración, Hoross. Isabella nos cuenta que desde la torta hasta el carro cumplieron con este estilo.
El vestido de la novia
Así como la temática, el vestido también debía tener ese estilo clásico y antiguo. Tienda tras tienda, Isabella no encontraba el ideal, ese que proyectaba en su mente, porque desde un inicio tuvo claro cómo lo quería. Finalmente, se le ocurrió recurrir a la diseñadora Ana Giulfo, pues ella ya ha usado sus magníficas prendas. Ana viajó a París y le trajo una tela de seda que hizo que Isabella definiera como “perfecta” para el estilo que ella quería.
El vestido tuvo tres tiempos: en la iglesia, llevaba una blusa encima y la cola, luego se quitó la blusa, y después de la ceremonia del matrimonio civil, la cola. Esto le permitió sentirse cómoda durante la celebración. Lo acompañó con unos zapatos blancos de su abuela paterna que su tía Sandra le obsequió. Y así fue como la novia consiguió verse tal como lo imaginó.