La arquitectura virreinal impresiona por su complejidad y belleza, por lo que casarse en una de estas edificaciones del Centro Histórico de Lima es una opción ideal
Por Ariana Cortez
En los últimos años, ProLima ha culminado la restauración de múltiples edificaciones religiosas del Centro de Lima. Construidas en la época del virreinato, estas iglesias representan un valioso patrimonio cultural. Los matrimonios realizados en sus instalaciones impresionan por rodearse de historia y de la belleza de los vitrales y murales que han sobrevivido el paso de los siglos. Jaro Adrianzén, Coordinador de Imagen Institucional de ProLima, conversó con COSAS y reveló cuáles son las cinco iglesias ideales para un matrimonio.
Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad en el Centro Histórico de Lima.
Conjunto monumental de Santo Domingo
«Sus orígenes se remontan al trazado de la Ciudad de los Reyes, en el siglo XVI».
El conjunto monumental de Santo domingo está conformado por la capilla de la Veracruz, la Basílica de Nuestra Señora del Rosario y el Convento. El conjunto ha pasado por varias modificaciones arquitectónicas desde sus orígenes en el siglo XVI, cuando fue incluida en el plan principal del trazado de la Ciudad de los Reyes. La primera edificación se levantó entre 1536 y 1578 con sus primeros dos solares. La Orden de Predicadores ha sido la encargada de gestionar las constantes variaciones, construcciones y remodelaciones causadas por los terremotos.
El trabajo de ProLima en la restauración de esta iglesia incluyó una extensa etapa de investigación. «Para determinar el tono y el estilo —de tipo marmoleado—, la indagación se basó en evidencia arqueológica, fotografías, grabados y escritos. El proyecto, además, ha incluido la restitución de piezas como el Vitral de los Santos Peruanos o las esculturas en madera policromada del Padre Eterno y San Juan Bautista», nos cuentan.
Iglesia de Nuestra Señora de la Soledad
«La pintura mural predominante en la iglesia recuperada corresponde a un momento pictórico del siglo XVII».
En 1604 los hermanos de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad terminaron la construcción de una pequeña capilla de estructura sencilla. Años más tarde, Adrianzén nos cuenta que fue modificada y «se reedificó la capilla con una planta en forma de cruz latina de brazos cortos, consolidando de esta forma ese diseño para la ciudad de Lima». Agrega que «también se niveló la traza a la altura del convento permitiendo un mayor espacio para la plazuela San Francisco. Además, a inicios del siglo XIX se produjeron modificaciones que dotaron de un estilo neoclásico a la fachada».
Actualmente y, tras remover quince capas de pintura, se pudo restaurar la iglesia a cómo se veía en el siglo XVII. «La técnica bajo la que se hizo es la del trampantojo, el cual emula ladrillos. En la portada principal figura un momento de pintura mural del siglo XVIII, característico por sus tonos verdes, azules y amarillos en un diseño floral». Como parte del proyecto, también se restituyó la campana de la iglesia.
Iglesia de la Recoleta
«En 1606, esta iglesia era una típica edificación del barroco limeño».
La restauración de la iglesia de los Sagrados Corazones, también conocida como La Recoleta, fue una de las primeras recuperaciones hechas en el Centro de Lima. El azul que cubría la fachada fue reemplazado, para que regrese a su tono cuarzo orginal, y se restauraron los vitrales y la escultura en la portada del templo.
Como muchas de las iglesias de esta lista, sus orígenes datan de la época del virreinato. En 1606 la Recolección de Santa María Magdalena de la Orden de Predicadores la construyó como un convento. «Por aquel entonces era una típica edificación del barroco limeño. Un par de siglos más adelante, durante la Guerra con Chile, un incendio la destruyó. Tiempo después, religiosos franceses de la Congregación de los Sagrados Corazones la reconstruyeron, adoptando el estilo neogótico y las características con las que la conocemos hoy en día».
Iglesia de Santa Rosa de los Padres
«La edificación se inauguró en 1685. Pero no fue hasta 1728 que se completaron los trabajos».
«El santuario de Santa Rosa de los Padres está conformado por la iglesia, convento y santuario. El terreno que actualmente es parte de la Iglesia y Convento es fruto de la adhesión de los terrenos de los inmuebles que se encontraban alrededor de la casa donde nació Santa Rosa de Lima. Después de su muerte, dicho inmueble fue adquirido por el Oidor de Lima, Dr. Andrés de Vilela y Laraondo, quien además compró terrenos al señor Pedro de Valladolid y al Hospital del Espíritu Santo, con el objetivo de construir el Santuario de Santa Rosa», nos cuenta. Esta es una de las iglesias más importantes de la ciudad e incluso en 1993, tras un trabajo de restauración del conjunto, el papa Juan Pablo II le concede el título de Basílica.
En la fachada del santuario, que colinda con el jirón Conde de Superunda, hay una bella pintura mural restaurada recientemente por el equipo de ProLima. El mural, que data de 1696, está conformado por figuras de rosetones rojos y verdes, los cuales, como afirman, pasaron por un proceso de conservación durante la ejecución del proyecto.
Iglesia de la Buena Muerte
«Se recuperaron elementos perdidos como como hornacinas, pedestales, ánforas, pináculos, cruces, balaustres, zócalos».
Al igual que la iglesia Nuestra Señora de la Soledad, la iglesia de la Buena Muerte inició como una pequeña capilla, en este caso, edificada por la Orden de los Ministros Enfermos bajo la adovcación de la Virgen de la Buena Muerte en el siglo XVIII. El terremoto de 1746, sin embargo, derrumbó la edificación. En 1758 culminó la reconstrucción total, la cual incluyó su ampliación. Se compraron casas con solares en lo que hoy conocemos como jirones Paruro y Huanta. Esta iglesia, parte del conjunto religioso de la Buena Muerte que también incluye una clínica y convento, es una parada importante en el recorrido por los recintos religiosos del Centro de Lima.
Su restauración permitió que se restituyan algunos elementos perdidos y el sistema constructivo original de su escalinata principal. «Además, siguiendo la evidencia histórica de archivo y los hallazgos en campo, se restituyeron dos balcones en los lugares que ocuparon antiguamente en el conjunto. Otra particularidad es que llegaron a encontrarse siete momentos distintos de pintura mural en su portada. Finalmente, el momento restituido en todo el conjunto corresponde a la primera mitad del siglo XVIII: de estilo barroco, con un trampantojo que simula ladrillos y con una serie de detalles en la portada».
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