Comenzó su carrera con Fredy Cooper y Bernardo Fort-Brescia. Ahora, diseña apartamentos para Carine Roitfeld y el príncipe heredero de Arabia Saudí. Con 37 años, el peruano Diego Delgado-Elías es uno de los arquitectos de interiores más valorados en el mundo.
Diego Delgado-Elías (Lima, 1980) siempre se interesó por el arte y la arquitectura. Con madre pintora, creció en un ambiente artístico. Recuerda que de chico sus padres le llevaban a los museos, a la ópera y el ballet. En esa época lo que más le gustaba era dar vueltas por el centro de Lima y el Callao Viejo y admirar las casonas. Su abuela compraba la revista “House and Plans” y él pasaba horas haciendo dibujos sobre los planos e imaginando las casas en elevación.
Su formación se nutre de diversas influencias. “Hice cursos de arte en Dallas antes de entrar a la universidad, lo que me dio un enfoque bastante artístico de la arquitectura. El lado técnico lo obtuve en la UPC. Esto se consolidó luego en mis años en L’École Spéciale d’Architecture, de París”, cuenta. Ahora, su estudio Diego Delgado-Elías Architecture And Design, va sumando triunfos y clientes de renombre. Pese a todo, hay un proyecto al que tiene especial aprecio: su departamento parisino, situado en un inmueble de la primera mitad del siglo XIX en la rive droite. En él, apostó por modificar la estructura y hacerla más moderna y funcional. La pátina de las paredes antiguas y el parqué de época forman el escenario, y desempeñan también un importante papel las cinco ventanas contiguas que llenan de luz la vivienda. Una banca de madera oscura, fijada a 45 cm del suelo, ofrece una nítida perspectiva del lugar y conecta los diferentes espacios concebidos por el arquitecto. Lo clásico y lo más vanguardista se unen en un espacio muy masculino, oscuro y teatral.
¿Por qué decidiste irte del Perú, y cual fue tu primer trabajo?
Hice prácticas en el estudio de Fredy Cooper en Lima durante mis primeros años de universidad. Me fui a Miami un verano buscando independencia económica, y estando ahí, busque el correo de Bernardo Fort-Brescia y sin pensarlo dos veces le envié un email bien honesto en el que le pedía una entrevista. Esa misma tarde comencé a trabajar en Arquitectónica, directamente con Bernardo.
Al tiempo, la empresa me ofreció una gran oportunidad en sus oficinas de Paris lo cual me permitiría terminar mis estudios de arquitectura y hacer una maestría en L’École Spéciale d’Architecture, una de las escuelas más prestigiosas de Francia. La pase muy mal los primeros meses porque llegué en pleno invierno y no hablaba ni dos palabras de francés, pero no me arrepiento ni un segundo. Me encanta esta ciudad.
Antes de formar tu estudio, trabajaste en estudios y agencias internacionales. ¿Me puedes hablar de estos proyectos?
Mi trabajo más importante fue sin duda en Arquitectónica, en Paris y luego cuando regresé a Miami después de mi maestría. Bernardo es un gran arquitecto y verlo trabajar es impresionante. Con él, pude trabajar en proyectos enormes por todo el mundo: rascacielos, edificios residenciales, hoteles, oficinas…
Cómo integras la influencia peruana en tu trabajo?
Mis influencias son diversas y producto de mis experiencias, de todos los sitios que he recorrido y todos los lugares donde he vivido: Cuzco, Paracas, Miami, Paris y hasta la hacienda de mis padres en Ica. Esto le da un carácter multicultural a mi trabajo.
Tienes un estilo muy característico.
Trato de reinventarlo constantemente, sin embargo a veces personas me dicen “esta es tu firma” o “esto representa tu trabajo” y eso que cada vez es distinto. Me encanta cuando me dicen eso, sobre todo si se trata de algo que no fue hecho a propósito. Pero las influencias están ahí. Siempre trato de tener en cuenta a arquitectos peruanos como Seoane Ros, Teodoro Cron o Manuel Piqueras.
También eres arquitecto de interiores y diseñas mobiliario y joyas.
La demanda del mercado parisino te “fuerza” hacia la arquitectura de interiores. Por suerte, tengo proyectos en otros lugares y el estudio tiene proyectos que abarcan la arquitectura, la arquitectura de interiores y el diseño. Por ejemplo, hice un proyecto para Carine Roitfeld y una villa para Alexandre de Betak. También una colaboración con la marca AESOP. Ahora estoy haciendo la residencia del príncipe heredero de Arabia Saudita en París xxx nombre. Mis proyectos siempre varían de tamaño, cliente y presupuesto, lo cual me motiva bastante. Pueden ser tan distintos como remodelar un castillo en el sur de Francia o construir una casa de campo en Ica.
Tus anillos de plata tuvieron mucho éxito… ¿en qué te inspiraste?
El proyecto de las joyas fue algo que tenía en mente desde hace mucho tiempo y, cuando recién abrí mi estudio, tenía algo de tiempo libre para realizarlo. Fue una colección que se basó en trabajar estéticamente y con materiales preciosos, para dar otro rango a objetos útiles y funcionales. Es impresionante la acogida que tuvo, nunca pensé que tanta gente y de tantos países estuviese interesada en esto.
¿Cómo describirías tu trabajo?
Lo que más define mi trabajo es el uso del material y la yuxtaposición entre materiales rudimentarios y de lujo, entre los que ya existían en el espacio y los nuevos. Remarcado por un uso de líneas radicales. Siempre respeto el contexto, y trato de dejar elementos existentes que cuentan una historia del lugar o espacio creado. La arquitectura es un reto constante en cada proyecto, en cada cliente.
¿Te planteas regresar al Perú algún día?
Casi tengo un pie ahí. Tengo un equipo de colaboradores en Lima, con el cual trabajo proyectos en Perú y otros países en Latinoamérica. Estamos trabajando en ampliar nuestro mercado en Perú, y así sumarnos a la gran oportunidad que existe en el sector privado.