En el marco de Vive Netflix, un evento celebrado en Ciudad de México por el gigante televisivo, conversamos con dos de los protagonistas de Bright, la nueva megaproducción de Netflix que ya bate récords de audiencia a nivel mundial, y alista una secuela.
Por Vania Dale Alvarado
Es la primera megaproducción de Netflix en lo que a películas se refiere. La trama de Brigth, filme protagonizado por Will Smith, Joel Edgerton, Noomi Rapace y Édgar Ramírez, entre otros, se desarrolla en una versión alternativa de la ciudad de Los Ángeles y mezcla acción y fantasía, dos elementos que, de alguna manera, ya había explorado el director David Ayer con la taquillera Suicide Squad.
Pero a pesar de la inversión millonaria detrás de Bright –más de noventa millones de dólares–, la crítica ha sido despiadada y ha calificado a la película de sosa, superficial y hasta desastrosa. Sin embargo, el lado brillante del asunto es que eso poco les ha importado a los espectadores. A dos semanas de su estreno mundial –el 22 de diciembre de 2017–, Bright se convirtió en la película número uno en 190 de los países en que Netflix está presente y, además, se calcula que, solo en los tres primeros días posteriores a su estreno, más de once millones de usuarios de la plataforma de contenidos vieron el filme en Estados Unidos. Ante semejantes números, Netflix acaba de confirmar que Bright tendrá segunda parte; es decir, que se convertirá en la primera saga producida por un servicio de streaming.
Durante la entrevista, tanto Noomi Rapace como Édgar Ramírez se mostraron fascinados con el universo de orcos, elfos y humanos creado por David Ayer, en el que los conflictos raciales y sociales están –al igual que en el mundo real– a la orden del día.
¿Cómo se prepararon para un proyecto como este, tan enfocado en la fantasía? Hoy en día, este tipo de películas puede ir muy bien o terriblemente mal…
Noomi: La manera en que David (Ayer) trabaja consiste en que el actor ahonde en sí mismo, en que no mire demasiado el trabajo de otras personas. Él hace que observes tus propios lugares oscuros, luminosos, bellos o destructivos. Tuvimos muchas conversaciones previas a la filmación de la película, así que creo que el resultado es bastante personal, tanto que yo no estaba pensando en el hecho de que estaba interpretando a una elfa y que ella era mala (ríe), sino que simplemente estaba dejando salir ese lado de mí.
Édgar: Hay algunas características que son muy específicas de cada grupo cultural del universo de la película. Los elfos están en la cima de la cadena alimenticia, son poderosos y privilegiados, tienen superpoderes y una supersensibilidad, ven y sienten cosas que otros no. Pero, al mismo tiempo, son individuos; entonces, con David hablamos de eso, de la discusión sobre identidad que hay en el filme. Porque hay algunas cosas que por nuestro origen y nuestro background o etnicidad se esperan de nosotros. Estereotipos. Y estos personajes también tratan de romper con lo que se espera socialmente de ellos. Todo esto de una manera emocionante.
¡Es un viaje fantástico! –exclama Noomi–. Puedes ver lo que usualmente ves en las películas de David, esta realidad dura, con pandillas y gente de diferentes culturas y clases. ¡Todo está aquí! Es mágico, pero de una manera bien cruda.
Ya que se refieren a David Ayer, en la Comic-Con de San Diego, él habló sobre la libertad de dirigir esta película, que no fue la misma que tuvo con Suicide Squad, por ejemplo. ¿Qué creen que signifique para él Bright?
Noomi: Creo que sintió que podía hacer lo que quería con esta película y que tenía el control. Sé que estuvo muy feliz trabajando en ella, y también nos dio a nosotros mucha libertad. Improvisamos, tratamos cosas nuevas, tanto que se sentía como una película independiente.
Édgar: Por primera vez, David tenía todos los juguetes –los grandes y costosos– para jugar a lo que sea que él quería jugar. Porque existe una contradicción: a veces no tienes los juguetes y sí tienes toda la libertad; mientras que, otras veces, tienes todos estos aparatos caros y hermosos, pero te dicen que solo tienes una hora para usarlos. ¿Entiendes lo que digo? Por primera vez, él tuvo los juguetes y la libertad para jugar con ellos.
Al ser inmigrantes que trabajan en los Estados Unidos, ¿sienten alguna especie de responsabilidad social por el hecho de participar en una película que también habla de la discriminación?
Édgar: Yo no puedo decir que he sido sujeto de discriminación en mi carrera. En mi caso, ser latino ha jugado a mi favor o, mejor dicho, lo he hecho jugar a mi favor.
Ese es el punto, Edgar –interrumpe Noomi–. Tú siempre te rehúsas a ser la víctima. Lo mismo yo, soy una mujer y no voy a dejar que otras personas establezcan las reglas. Yo me paro y digo lo que pienso y lo que quiero. Tú haces lo mismo.
Sí, sí, yo también soy una mujer que exige sus derechos –bromea Édgar–. No, fuera de bromas, estoy bastante involucrado con la igualdad y los derechos de las mujeres…
Ese fue el tema de una de las primeras conversaciones que tuvimos en Londres –continúa Noomi–. ¡Él es incluso más feminista que yo!
Es que el feminismo no es otra cosa que igualdad –acota el actor–. Esa es la realidad. El estatus de los derechos de la mujer en cualquier país te va a decir cuán democrático y libre es este. Pero, ahora, volviendo a tu pregunta, nosotros rechazamos ser víctimas. No lo somos. Y creo que David, intencionalmente, quería que las cabezas de la cadena alimenticia en la película fueran interpretadas por outsiders, por actores que vienen de mundos diferentes. Es parte de su comentario social. Me siento privilegiado, y creo que puedo hablar a nombre de los dos, de tener oportunidades asombrosas de trabajar con directores maravillosos y mantener nuestra integridad, de alguna manera. Creo que es importante para las películas y para las historias en general lidiar con estos temas, pero de la manera más artística posible. Nosotros somos artistas, o eso es lo que quiero creer, y poesía es lo que hacemos. Además, en mi opinión, las películas con mensaje son aburridas. No creo que ni nosotros ni David hagamos películas políticas, pero somos seres políticos, así que cualquier cosa que hagamos estará relacionada con la política.
¿Qué opinan de todos los directores, como Christopher Nolan, que se han mostrado reacios a abrazar el cambio en los hábitos del espectador que una plataforma como Netflix ha generado?
Noomi: A mí me encanta que Netflix abra posibilidades a los directores jóvenes, les dé libertad y les permita trabajar sin intermediarios, porque eso les genera menos ansiedad. Sí, filmas una película para Netflix en un par de meses y al poco tiempo está disponible en la plataforma, y, después de unos meses, ya no está. Creo que debemos aceptar eso. Es estúpido estar en contra de ciertas cosas… Prefiero pelear por algo que oponerme a algo. Yo quiero ir al cine, pero también ver Netflix.
Édgar: Creo que tenemos que ser gente de nuestro tiempo. Es emocionante lo que está pasando. Recuerdo cuando me llamaron y me dijeron: “David quiere conversar contigo sobre un papel en una película que es una megaproducción de Netflix”. Yo sé que a Netflix le toma cinco o seis años conseguir los grandes blockbusters de los estudios, y esta vez dijeron: “¡Al diablo! Vamos a hacerlos nosotros mismos”. Me atraen mucho las ideas revolucionarias y los retos, creo que es increíble ser testigos de primera mano de tal cambio en la manera en que vemos el mundo.
Édgar, tengo que preguntarte sobre Venezuela. ¿Cómo ves lo que está pasando?
Venezuela –suspira–… Qué te puedo decir… Nuevamente, el cambio es inevitable. Las cosas están cambiando, y se va a poner más feo antes de ponerse mejor. Pero, definitivamente, la dictadura va a caer. Va a pasar… ¡Necesita pasar! Y cuídense todos ustedes, latinoamericanos, porque lo que está ocurriendo en Venezuela puede pasar en cualquier lado.