A pesar de la accidentada entrevista a Verónika Mendoza en el programa “Sin Medias Tintas”, de Latina, Garrido Lecca asegura estar de acuerdo con el discurso social de la candidata por el Frente Amplio. El problema, y sus diferencias, comienzan cuando “quiere ponerse a estatizar cositas”.

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¿De dónde salió la idea del nombre Altavoz?
No sé. A mí nunca me gustó. Le queríamos poner otro nombre, pero estaba tomado en Indecopi. El nombre no fue propuesto por mí. Uno de mis socios soltó el nombre y el dominio estaba libre. Y dijimos: “Se llama Altavoz a menos que alguien traiga algo mejor”. Y por mucho esfuerzo que hice, no lo logré. Lo registramos y lo lanzamos.

Es tu primera campaña presidencial como director de Altavoz, ¿imaginaste recibir todo este bullying mediático?
La verdad es que el bullying nunca ha sido ajeno a mi chamba. De hecho, no es la primera vez que me pasa algo así. Yo escribo columnas desde que tengo 16 años. En realidad, nunca me había pasado algo de esta magnitud, pero sí había ocurrido antes.

Sobre la entrevista a Verónika Mendoza en “Sin Medias Tintas”… ¿Cómo la ves en retrospectiva? ¿Sientes que fuiste muy agresivo con ella al plantear las preguntas?
La forma fue equivocada, pero no agresiva. Lo que creo es que una buena pregunta tiene que estar bien estructurada en la forma y en el fondo. Yo banco a muerte el fondo de mis preguntas. El problema es que me equivoqué en la forma, porque muchas personas no conocían el contexto de lo que estaba diciendo.

¿Es Julio Guzmán, para ti, un oportunista, un tecnócrata sin experiencia?
Si es un oportunista o no, no lo puedo decir. Si es un tecnócrata, creo que lo es. Si es que ha tenido la experiencia necesaria para abordar un país, esa es otra pregunta. El problema que yo veo en Julio Guzmán es que no tiene un ADN político definido.

¿Acuña ya es un cadáver político?
Los cadáveres políticos no existen. En ningún sitio. El problema es que, para serlo, tienes que haber sido antes político y, luego, debes tener un capital político que puedas “cadaverizar”. Acuña no es un político. Y lo que tiene es un capital en el sentido estricto de la palabra.

¿Y Toledo no es un cadáver político?
Ahí sí estoy de acuerdo. La verdad es que Toledo ha hecho unos méritos de otro calibre. Aunque la política es un juego en el que no solo importa lo que haces, sino lo que hacen los otros. En un contexto que permita que Toledo florezca, puede florecer. Pero sí creo que se ha hecho harakiri.

Has sido muy crítico con los “narcoindultos”, y Altavoz reveló el plagio en el plan de gobierno del Apra, ¿qué te pareció la entrevista a Alan García en “Sin Medias Tintas”?
No me gustó. Yo la hubiera hecho de otra forma. Hubiera sido bastante más frontal. Pero finalmente creo que eso depende de cada periodista, y me parece de muy mal gusto andar criticando el trabajo de otras personas.

Teniendo en cuenta su baja en las encuestas, ¿crees que Lourdes Flores le resta a Alan García o Alan García se resta solo con los pasivos que arrastra de su último gobierno?
Soy enemigo de la simplificación de las cosas. Creo que la baja de García en las encuestas tiene que ver con que hoy, por primera vez, los jóvenes están en la parte más ancha de la pirámide, y Alan García tiene un discurso y una forma de hacer política que creo que es efectiva para una generación que está languideciendo como grupo importante de la pirámide poblacional.

Has dicho que eliges no juzgar a los hijos por los errores de sus padres, cuando te han pedido una opinión sobre la gestión de tu padre en el último gobierno de García, ¿investigarías su gestión en tu condición de periodista, ya que es un tema de interés público?
No lo haría porque tengo un conflicto de intereses. No creo que se necesite un manual de ética para llegar a la conclusión de que un hijo no debe investigar a su padre. Es bien fácil hacer esa pregunta desde afuera. A mí me gustaría preguntarles a los que la hacen si ellos podrían investigar a sus padres. No es un tema sencillo.

Por Stefano De Marzo