El  New York Times dedica un extenso perfil al Nobel de Literatura peruano, que aborda los libros imprescindible de su obra literaria, su influencia política en el Perú y América Latina, y su actual vida amorosa, al lado de Isabel Preysler. También incluye citas de sus hijos, quienes dan polémicas declaraciones sobre su relación con la socialité hispano- filipina.

La periodista Marcela Valdes construye su perfil a partir de cuatro conversaciones con Vargas Llosa. La primera, en la casa que hoy comparte con la socialité Isabel Preysler en Madrid: un espacio de ocho habitaciones ubicado en el lujoso barrio de Puerta de Hierro; una conferencia en la Casa de América, en Madrid; otra en la gala de la Getty Foundation que se realizó en Manhattan; y una última entrevista en el Cato Institute de Washington. Durante el reportaje, Valdes no deja escapar la pregunta que todos quisieran hacer. ¿Cuál fue la razón que fracturó su matrimonio de 50 años con Patricia Llosa? Con una frialdad cordial, Vargas Llosa responde:

“Ese tema tiene que ver con el amor. El amor es probablemente la experiencia más enriquecedora que puede tener un ser humano. Nada transforma la vida de una persona tanto como el amor. Al mismo tiempo, el amor es una experiencia privada. Si se hace público, se vuelve barato, de mala calidad, lleno de lugares comunes. Es por eso que es tan difícil escribir sobre el amor en la literatura. Tienes que encontrar las formas más inteligentes para que no pierda su autenticidad y se convierta en algo común. Entonces, creo que una persona no debería hablar sobre el amor precisamente si el amor es tan importante en su vida”.

 

Al no encontrar una respuesta clara sobre su divorcio, Valdes recurre al testimonio de sus hijos (los tres brindan declaraciones exclusivas para este reportaje). Álvaro Vargas Llosa, el primogénito del escritor y el único que lo ha apoyado públicamente tras anunciar su relación con Isabel Preysler, explicó: “Lo que tienes que entender de él es que es una persona que se entrega con pasión absoluta a aquello en lo que cree, incluso cuando está equivocado”.

Una de las revelaciones del reportaje son las declaraciones de Morgana Vargas Llosa, quien fue una de las más afectadas por el divorcio de sus padres y quien no había tocado el tema de forma pública hasta el momento. Ella confesó que sintió un shock muy grande cuando su padre apareció con Preysler en la portada de la revista ¡Hola! días después de que la familia se reuniera para celebrar el aniversario número 50 del matrimonio de sus padres. Ahora entiende las cosas desde otra perspectiva: “Al ver cómo los matrimonios se desmoronan después de dos, tres, cinco o diez años, creo que es un éxito absoluto que ellos hayan compartido una vida juntos durante 50 años”.

Isabel Preysler junto al Nobel durante la celebración de su cumpleaños en el Villamagna Hotel de Madrid (2016). 

Por otro lado, Gonzalo Vargas Llosa, el hijo menor del Nobel que se encuentra trabajando en las Naciones Unidas en Gran Breteña, aún continúa herido por las palabras que su padre reveló a la revista ¡Hola! tras su primer año de relación con la socialité. Tuvimos una relación muy especial y muy cercana, y lo amo muchísimo”, dijo.  “Si el año en que dejas a tu esposa, con la que llevas 50 años, y no le hablas a tu hijo, es el año más feliz de tu vida, bueno, eso no dice mucho sobre lo que realmente hayas sentido. Así que está bien pensar, pero ¿por qué decirlo públicamente? Esto es lo que encuentro desagradable pero también hiriente “.

Valdes también aprovechó en cuestionar la incongruencia que existe entre la relación de Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, a quien define como “una mujer de presencia y belleza felina, que astutamente supo convertir la atención de los tabloides en una especie de carrera proto-Kardashian: presentando programas de televisión y promocionando bienes de lujo como la joyas de Rabat o los azulejos de Porcelanosa”. La periodista se pregunta por qué el Nobel tiene una postura tan crítica en contra de la prensa del espectáculo, si se encuentra en una relación con una de las principales precursoras del show business en España.

Mario Vargas Llosa isn’t a household name among American readers. But at 81, he remains a literary and political colossus across the Spanish-speaking world, and his novels have never felt more relevant. As a child, Mario buried himself in novels by Alexandre Dumas, Victor Hugo, Charles Dickens and Honoré de Balzac, dreaming of a life filled with adventure. He has written almost every morning of his life, publishing 59 books in 55 years. “If I didn’t write,” he told @parisreview in 1990, “I would blow my brains out, without a shadow of a doubt.” This week he has 3 books coming out. One, “The Call of the Tribe,” is a condensed history of 3 centuries of classical liberal thought that feels like his attempt to beat back the waves of nationalism and populism now flooding our world. What he most respects in a person, he told @nytmag, is integrity: “Consistency in what you believe, what you say and what you do.” And while his insistence on saying and doing exactly what he himself believes has left a scorched path in his personal life, it has also been the making of his career. @christopherandersonphoto took this portrait of #MarioVargasLlosa at home in Madrid for this week’s @nytmag. Visit the link in our profile to read about the elder statesman of Latin American literature.

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Relación con el Perú

El extenso artículo del New York Times también reveló la faceta política del escritor: desde una denuncia pública que realizó al gobierno de Fidel Castro tras el encarcelamiento del poeta cubano Heberto Padilla, hasta su candidatura a la presidencia del Perú en 1990 donde compitió directamente con Alberto Fujimori. “No solo respeté las elecciones, fui uno de los primeros en felicitar a Fujimori, desearle suerte”, dijo. “Y durante los dos años que gobernó legalmente como presidente, no hice la oposición más mínima”.

The New York Times también afirma el distanciamiento que el Nobel tiene con el país tras su sonado divorcio. Él no viaja a Lima con tanta frecuencia ni se queda mucho tiempo cuando va. El departamento donde Álvaro se reunió con Humala ahora pertenece únicamente a Patricia Llosa, quien desmanteló la oficina de Vargas Llosa y la está convirtiendo en una sala de televisión“, cuenta Valdes.

Además, la periodista expresa que las opiniones políticas del escritor ya no tienen el peso que solían tener antes de que iniciara una relación con la reina del jet set. Un hecho que su hijo, Gonzalo Vargas Llosa, predijo. “Era un dios para mí no solo porque lo amaba como padre”, me dijo, “sino porque pensé que era el intelectual más brillante, importante e inspirador con el que me había topado o leí”. Y cuando veo a un ganador del Premio Nobel dando entrevistas a ¡Hola !, me siento triste de que se haya permitido formar parte de un mundo que es intelectualmente tan absolutamente pobre “.

Para leer el artículo completo del New York Times ingresa aquí.