Luego de diez años de relación, la peruana Alessandra ‘Sassa’ de Osma se casó en Lima con el príncipe Christian de Hannover. Los tres días de celebraciones captaron la atención de la prensa nacional e internacional, pero aquí les contamos lo que otros medios no pudieron recoger: la crónica más completa de uno de los matrimonios más espectaculares que se han visto en la historia de nuestro país. Y, a todo parecer, uno de los más felices.

Cobertura del equipo editorial de COSAS

Osaka: la bienvenida

La primera fecha extra oficial de celebraciones fue el jueves 16, en Osaka. Los extranjeros y un muy pequeño número de invitados peruanos se reunieron para cenar y tomar cocteles en el restaurante de fusión japonesa. Fue la primera vez que Sassa, que ese día había almorzado en Chez Wong con la familia de su novio, saludó a los invitados. Estaba impecable y muy sencilla, como siempre, con un veraniego vestido floral rojo y sin joyas ni maquillaje.

Alessandra de Osma

Carmen de Osma, Paloma Santa Cruz de Osma e Iliana Lolas

A la una de la mañana unas van esperaban a la salida para llevar a quienes quisieran ir al after party en Open Bar, en Miraflores. Ahí mezclaría música uno de los invitados a la boda, Julio Santo Domingo, primo hermano de Alejandro, Andrés y Tatiana, que funge de DJ en Nueva York.

Alessandra de Osma

Sassa de Osma llega a Osaka acompañada de su madre, Liz Foy de Osma.

Se sintió la ausencia de los hermanos Santo Domingo, así como de los Casiraghi, durante las celebraciones. De los tres hermanos Casiraghi apenas asistió Pierre, el menor, y lo hizo solo y no con su esposa, Beatrice Borromeo. Como recordarán, Ernst Casiraghi estuvo casado con Carolina de Mónaco, y los hijos de ambos se criaron juntos en Mónaco. Por ende, se esperaba la presencia de Charlotte y Andrea Casiraghi, y de la esposa de este, Tatiana Santo Domingo.

Enlace en San Pedro

Las calles del Centro de Lima se cerraron para recibir, a las once y treinta de la mañana del viernes 17, a los invitados a la boda religiosa. Mientras desfilaban hacia la gran iglesia, los paparazzi de todo el mundo registraban a los elegantes invitados. Los hombres iban de chaqué y las mujeres de vestido corto (por debajo de la rodilla y con los hombros cubiertos), a la usanza europea. Christian entró del brazo de Liz Foy, mamá de la novia, a diez minutos para las doce, seguidos por su madre, Chantal Hochuli.

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Exactamente al mediodía se abrieron las enormes puertas de San Pedro y entró Sassa del brazo de su padre, Felipe de Osma, presidente del museo que lleva el nombre de la familia. Estaba radiante, y los invitados europeos murmuraban sobre lo impresionante de su apariencia. Llevaba un magnífico vestido de encaje del diseñador español Jorge Vázquez –cubierto hasta el cuello y de mangas largas, en forma de “A” por delante y con una gran cola–, que, sin embargo, se veía muy sobrio, según el estilo que siempre ha caracterizado a la novia. El acento real lo daba la gran tiara de diamantes que ha estado por generaciones en la familia Hannover, y con la que se casó hace unos meses Ekaterina Malysheva, la novia del hermano mayor, Ernst de Hannover.

La ceremonia duró más de una hora y fue celebrada en español y en inglés, y estuvo a cargo de un sacerdote católico y un pastor protestaste (la religión de la familia Hannover). Felipe, el hermano mayor de Sassa, leyó la primera lectura y Alexandra, la hermana de Christian, la segunda. Ella, junto con Alejandra de la Puente y Maite Rodríguez Larraín, fue una de las tres damas de honor. Por el lado del novio, lo acompañaron su hermano Ernst y los hermanos de Sassa. Los votos fueron los tradicionales, y fue particularmente emotivo el momento en que Christian los pronunció, pues la voz se le quebró. No se hicieron los saludos en la iglesia, puesto que ni bien terminó la ceremonia, todos se dirigieron al Club Nacional, donde los novios tuvieron más comodidad para conversar con sus invitados.

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El fabuloso coctel ocupo los salones posteriores del segundo piso. Unos músicos vestidos con ponchos peruanos iban creando el ambiente festivo en los salones, y fabulosas fuentes de foie gras y enormes arreglos de langostinos recibieron a los invitados, así como Moët Chandon en champañeras de plata y dos open bar muy surtidos. Alrededor de las dos de la tarde se pasó a las mesas para el almuerzo, según un plan de asiento estrictamente diseñado por los anfitriones. Estos se sentaron en una gran mesa larga en medio del salón rosado, junto con la familia cercana. De entrada se sirvió tiradito de lenguado; de segundo, lomo, y de postre, crema volteada. Luego empezó la fiesta.

Los invitados dejaron sus mesas para trasladarse a la terraza del club, donde los esperaba una banda musical. Desde el balcón se veía en la calle el tumulto de gente y periodistas buscando capturar alguna foto furtiva de la nueva princesa de Hannover, quien fue una de las que más bailó. La acompañaron en la pista de baile sus amigas Tatiana Shin-Botín –nieta del fallecido banquero Emilio Botín, dueño del Banco Santander, en España–, Sofía Bombieri –hija de Marcela Ganoza y nieta de Marcela de Peréz de Cuéllar–, quien radica en Londres y es antigua amiga de la pareja, y Alejandra de la Puente, amiga del colegio de Sassa y sobrina nieta de Alida de Ribeyro, con quien ambas amigas se hospedaron por temporadas en París, durante su adolescencia.

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La música duró hasta las seis de la tarde, hora en que los invitados regresaron a sus hoteles, pues a las ocho y media partirían nuevamente los transportes para la siguiente fiesta; esta vez, en la Casa Berckemeyer, familia de los De Osma.

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