Tiene 42 años. Es padre de Julieta y esposo de Natalia; escritor y periodista. Su novela “La distancia que nos separa” (Planeta, 2015) se encuentra en su octava edición, ha vendido más de 36 mil ejemplares en el Perú y ha sido traducida a seis idiomas.
Por Mariano Olivera La Rosa
A fines de 2017 publicó la novela “Dejarás la tierra”, que ya está en su segunda edición, y este mes, vía los programas “Nada está dicho” y “Conexión”, regresó a la televisión y la radio peruanas a través de la señal de RPP.
¿Extrañabas la radio y la tele?
Más la radio que la tele. Es un regreso temporal, ojalá que fructífero.
¿Existe alguna chance de que vuelvas a conducir un programa radial sobre sexo?
Ninguna. Eso fue hace quince años en Radio 1160, junto a Guillermo Giacosa y Carlos Bejarano. Acabé dando consejos al aire sobre experiencias sexuales que hasta hoy no he vivido.
¿Extrañas la docencia universitaria?
Sí, pero cuando pienso en corregir exámenes se me pasa.
¿Cuál dirías que ha sido tu mayor adicción?
Han ido mutando. El chocolate Alí Babá. El chicle Grosso de sandía. Las sopas ramen Maruchan de pollo picante, las primeras cervezas artesanales, pero también el fútbol, el cine, las series.
Años atrás, tu blog Busco novia fue un boom. Ahora tus novelas venden miles de ejemplares, son traducidas a varios idiomas y reciben críticas favorables. ¿Cómo te llevas, y lidias, con la popularidad?
No siento que “popularidad” sea una palabra que me represente. En todo caso, vivir en otro país es un antídoto contra eso (acaba de regresar de vivir una temporada en España). Una vacuna. No eres nadie, o mejor dicho, eres solo tú sin la sobrecarga de lo que los demás te imputan o asumen de ti. Ser migrante latinoamericano, pasar desapercibido, verte obligado a reinventarte desde cero, es una contundente lección de humildad.
¿Qué es lo que más te reconforta de ser un “escritor exitoso”?
No creo serlo. El éxito es un malentendido, un accidente, algo que el resto piensa que te está ocurriendo. Si hay algo que me reconforta es recibir correos de personas que no conozco diciéndome que alguno de mis libros –esos que escribí a solas, renegando, dudando, sin que nadie me los pidiera– los hizo sentir menos solos, menos patéticos o menos tristes. Si existe el “éxito”, es ese.
¿Recuerdas qué dedicatoria escribiste en el primer autógrafo que firmaste?
No, pero probablemente la haya plagiado.
¿Qué diferencias encuentras entre tus procesos creativos como poeta y como novelista?
Uno elige escribir una novela. La poesía elige que la escribas.
¿Te pesa la responsabilidad de ser papá?
Por momentos me abruma la responsabilidad, pero Julieta es tan risueña y pacífica que disuelve esa tensión con faciliidad.
¿Es más complicado ser escritor teniendo que estar pendiente de una hija?
Es complicado organizarte, sobre todo si eres, como yo, un pésimo administrador del tiempo, pero un hijo es un impulso vital y la vitalidad es siempre un aliciente para escribir.
¿Cuál ha sido tu logro más grande?
Renunciar a todo lo que había deseado tener después de conseguirlo.
¿Qué aprendiste de tu padre?
La paciencia.
¿Y de tu madre?
El ímpetu. Extraña mezcla.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu interacción en las redes sociales?
Cada vez disfruto menos esa interacción. Evito usar las redes para otra cosa que no sea compartir mi trabajo. Quizá lo mejor sea alternar con los lectores.
En tiempos de periodismo 2.0, ¿te consideras un líder de opinión, un influencer, otra cosa o ninguna de las anteriores?
Ninguna. Solo me considero un periodista que no tiene miedo de equivocarse y que trata de mantener la credibilidad. Fuera de eso, nada más. Creerse líder de opinión es una tetudez.
Si, en lugar de epitafios, las tumbas mostraran un meme para representar a cada difunto, ¿cómo imaginas el tuyo?
Espero que los memes mueran antes que yo.
¿Hoy hay algo que te falte, o que desees, que te haría renunciar a todo lo que has conseguido?
El día que me falte libertad, renuncio otra vez.
¿Qué futuro le deparas a la selección peruana en el Mundial de Rusia?
Octavos. Hay con qué.
¿Qué figurita del álbum Panini del próximo mundial es la que más quisieras tener?
La de Paolo. No es demagogia.
¿Tienes algún arma de fuego en casa?
Tengo dos, una libreta y un lapicero. Y no tengo licencia para portarlas. Allánenme.