Su relación con las fragancias masculinas de Chanel y su magnífica interpretación de Yves Saint Laurent en Saint Laurent han hecho pensar que este actor francés, considerado como uno de los más importantes de su generación, es un fanático de la moda. Sin embargo, las cosas son más complicadas que eso.
Por Manuel Santelices
Gaspard Ulliel hizo su entrada al Mini Palais, un elegante restaurante parisino ubicado a un costado del Grand Palais, y todo el mundo desvió su mirada hacia él. ¿Y cómo no? Como uno de los actores franceses más conocidos y talentosos de su generación, Ulliel debe estar a estas alturas acostumbrado a la atención. Por lo mismo, la curiosidad que despierta parece no importarle, y se dirigió con seguridad y aplomo hasta la mesa donde condujo una pequeña ronda de entrevistas. Llevaba el pelo muy corto y un traje y t-shirt azules que hacían que sus ojos, también azules en un tono gris acero, brillaran aún más. Ese día, toda la zona que rodea al Grand Palais estaba acordonada y bajo extrema seguridad.
En cuestión de unos minutos, Chanel presentaría ahí su colección crucero en un gigantesco trasatlántico construido bajo los abovedados techos de cristal del palacio, otro de los magníficos sets que en los últimos años la marca ha creado para destacar sus shows e, inevitablemente, convertirlos en un hit replicado hasta el infinito en Instagram. El actor tuvo ese día un asiento en primera fila, no muy lejos de celebridades como Alexandra de Hannover, Ralph Fiennes, Kristen Stewart y Margot Robbie. Pero su presencia allí no se debió solo a su fama, sino también a la larga relación que tiene con Chanel como rostro de su perfume Bleu y, ahora, con Bleu de Chanel, Le Parfum, su versión más intensa. Su elegante y atractiva cara podría justificar fácilmente su rol en la campaña, pero aquí hay algo más profundo.
Ulliel, que creció como hijo único de un diseñador de modas y una estilista, tiene una relación ambigua con el mundo de la moda. Lo que realmente lo convenció, aparte del prestigio de la marca, fue que Chanel decidió que el primer filme publicitario, realizado hace ocho años, sería dirigido por Martin Scorsese. “Para mí, fue un honor ser elegido como rostro de una maison de tanta tradición”, nos dijo en París. “Me gustó también la idea de representar una fragancia, que es algo más abstracto que un bolso o algo así. Y luego me sentí aún más entusiasmado cuando supe que el comercial iba a ser dirigido por Martin Scorsese. Encontré que esta aproximación artística y cinematográfica tenía una relación muy legítima con mi actividad principal, que es la actuación”.
El segundo corto fue dirigido por James Gray en 2014, y el tercero, que acaba de ser estrenado mundialmente, quedó en manos del británico Steve McQueen, director de Hunger, Shame y 12 Years a Slave, que obtuvo el Oscar a la Mejor Película en 2014.
Ulliel dice que la saga del personaje que interpreta en la campaña de Bleu se ha desarrollado, en cierto modo, a lo largo de su propio crecimiento. “Cada filme es un poco más maduro, más adulto. Comencé bastante joven con Chanel, y es como si este personaje hubiera comenzado a evolucionar al mismo tiempo que yo. Es algo común. Tu relación con la vida y contigo mismo cambia a medida que pasa el tiempo, y te vas dando cuenta de nuevos aspectos de tu existencia”.
El actor nació en 1984 e hizo su debut a los doce años en la televisión. En 2002 obtuvo su primer rol cinematográfico importante en Summer Things, de Michel Blanc, donde compartió la pantalla con las legendarias Carole Bouquet y Charlotte Rampling. Su rol le valió una nominación al César como el Actor Más Prometedor del Año y un Lumière como Mejor Actor Emergente. En los años que siguieron, trabajó con directores como André Téchiné, en Strayed; Gus Van Sant, en Paris, je t’aime; Peter Webber, en Hannibal Rising y Bertrand Tavernier en La princesa de Montpensier. En 2004 ganó su primer César por su papel en A Very Long Engagement, de Jean-Pierre Jeunet, y por segunda vez en 2017, por su trabajo en It’s Only the End of the World, dirigido por el muy comentado y joven director Xavier Dolan.
Quizás su papel más importante hasta ahora sea el rol protagónico en la controvertida película biográfica Saint Laurent, de Bertrand Bonello. Aunque ganó nominaciones para un César y un Lumière por su interpretación del genial y atormentado diseñador, para Ulliel lo fundamental fue que el filme y el papel le permitieron dar un vuelco en su carrera. “Saint Laurent fue un rol muy importante para mí, porque llegó en un momento en que había decidido tomar un poco de distancia con la industria del cine, darme un tiempo y reinventarme a mí mismo, cambiar el enfoque de mi trabajo”, nos comentó. “Claramente era un rol que estaba esperando; me permitió enfrentar mi trabajo desde un nueva perspectiva”. La película obtuvo estupendas críticas. A.O. Scott señaló en The New York Times que Ulliel interpretó con talento a un hombre “capaz de una crueldad casual y aristocrática y, al mismo tiempo, de una ternura espontánea. Cuando uno estudia su rostro, puede ser difícil distinguir entre aburrimiento e intenso placer”.
El actor cuenta que el personaje le resultó desafiante y aterrador. “Fue la primera vez que tuvo que encarnar a un personaje tan presente en la mente colectiva. Sabía que había expectativas en la gente que iba a tener que satisfacer. Fue, además, la primera vez que tuve una preparación tan concienzuda durante el rodaje. Tuvimos casi un año entre que el director me eligió y comenzamos a rodar, y usé ese tiempo para investigar y hacer un trabajo muy preciso. Eso me hizo darme cuenta de que había otro modo de hacer las cosas en lo que se refiere a mi trabajo como actor”.
El filme no solo transformó la forma en que Ulliel mira su trabajo, sino también la manera en que el resto del mundo lo mira a él. “No fue mi primer rol importante, pero sin duda fue el primero de esa complejidad y madurez”. Porque su nombre permanece ligado a Saint Laurent y Chanel, muchos piensan que Ulliel es un fanático de la moda. Pero no es así. “Cuando tus dos padres trabajan en moda, se crea una especie de rechazo. No siento que haya crecido inmerso en ese mundo. Por supuesto que siento sensibilidad y curiosidad hacia él, lo aprecio, me gusta ver un desfile de modas o una prenda de ropa interesante. Pero no creo que realmente pertenezca al universo de la moda. Siento una ambivalencia hacia ella, una mezcla de atracción y repulsión”.