Caiga quien caiga, el libro de memorias del jurista José Ugaz sobre sus días como procurador anticorrupción, ha llegado a las salas de cine convertido en película, con desigual acogida. Laura Bozzo y Vladimiro Montesinos, por ejemplo, intentaron frenar la proyección del filme. Dieciocho años después… ¿qué temen? El protagonista de la historia nos lo cuenta.
Por Renato Velásquez (@velasquezrenato)
“Estoy cansada de que se sigan colgando de mi imagen. Hace diez años que no estoy en Perú. Ya que me dejen de joder, ¿no? (…) Interpondré una demanda millonaria”. Estas fueron las amenazantes palabras de Laura Bozzo, quien, desde México, anunció todo tipo de maniobras legales para impedir que la película llegue a las salas de cine.
Finalmente, no lo ha conseguido. Caiga quien caiga (dirigida por Eduardo Guillot) se ha estrenado con un éxito de taquilla (mas no de crítica, lamentablemente).
Vladimiro Montesinos también ha protestado desde la cárcel a través de una carta notarial, en la que indica que el filme mancha su “buena imagen” (sic).
A propósito de estos comentarios inverosímiles, José Ugaz (Lima, 1959) recuerda que cuando se estrenó el libro en el 2014 fue nombrado “la novela más vendida de la semana”.
“Yo tuve que salir a aclarar que no era una novela, sino una crónica que recogía hechos de la pura realidad”, recuerda Ugaz, el procurador que desbarató una mafia colosal, que infiltró los tres poderes del Estado y era liderada por Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
¿Cuál ha sido tu participación en la película?
Mi participación ha sido, digamos, la de una suerte de consultor a la hora de elaborar el guión. En algún momento también estuvo involucrado Luis Jochamowitz, con quien nos hemos reunido para discutir algunos aspectos factuales. En líneas generales, la película es bastante fiel al libro, salvo algunas licencias propias de una ficción. Después, la parte anecdótica ha sido el cameo en el que aparezco como policía, casi al final de la película.
Qué divertido. ¿Tú lo pediste?
No, no, no. Yo ni siquiera sabía qué era un cameo. En un momento me llamó Eduardo y me dijo: “Mira, nos interesaría que hagas un cameo”. Yo pensaba que era una función estelar, pero mi participación se reduce a unos veinte segundos.
¿Y qué tal tu experiencia como actor?
Bueno, yo ya he tenido una experiencia como actor, hace dos años y medio aproximadamente. en un proyecto que tiene la facultad de Derecho de la PUCP, donde soy profesor. Se llama “Arte y Derecho”, y montamos la obra “12 hombres en pugna”, dirigida por Roberto Ángeles. A mí me tocó uno de roles principales.
Entonces, tienes vocación dramática.
Es divertido, me parece un giro interesante en mi carrera. Además, el ejercicio del Derecho Penal tiene mucho de histriónico, pues nosotros tenemos que concurrir a audiencias donde ocurre más o menos lo que ve uno en las películas: que el abogado tiene que modular la voz, ponerle cierto drama, intensidad… entonces sí hay una afinidad entre el ejercicio del derecho penal y la representación teatral.
Al momento de hacer el casting, ¿te consultaron quién iba a ser José Ugaz en la película?
Hablamos de las posibilidades. Originalmente se pensó en un actor colombiano, con el que tuve la oportunidad de cenar y al que le hicieron algunas pruebas, pero el tipo era demasiado guapo para el modelo original. (Risas). Lo cierto es que al final no hubo un acuerdo con él, y se optó por Eduardo Camino, que hace un papel magnífico.
Si mañana compraran el guión en Hollywood, y te preguntaran: “¿qué actor quieres que haga de José Ugaz en Hollywood?”, ¿cuál crees que daría en el clavo?
(Risas). Bueno pensaría en los actores que a mí me gustan, que son generalmente actores de carácter, como Robert De Niro. Andy García también podría hacerlo. Tal vez Kevin Costner…
Montesinos y la corrupción
¿Vladimiro Montesinos es aún un tipo poderoso en el Perú?
No creo, no creo. Tan pronto se fue a prisión, salvo las primeras semanas en las que hubo ciertos remanentes activos, se ha ido desdibujando. Él vive un poco del recuerdo. Los que fueron sus partidarios le asignan una cuota de poder que yo creo que no tiene.
O sea que el aparato de corrupción que tú investigaste ya no existe más. ¿O existe con otros actores?
Yo creo que fue desmontado. Los actores principales, en su mayoría, fueron condenados. Hay una inspiración en esas formas de corrupción que ahora estamos viendo, pero yo no creo que esto sea una prolongación de lo que fue la red Fujimori-Montesinos.
El corrupto juez Hinostroza y sus secuaces aseguran que no hay ningún delito en los audios que se han propalado. ¿Tienen razón?
No, no la tienen. No la tienen porque hay elementos contundentes, irrefutables, de cómo se ha venido traficando con influencias y manipulando el sistema. El único que puede decir que no hay pruebas es Hinostroza porque no tiene sangre en la cara, pero este señor viene siendo cuestionado por la cantidad de irregularidades vinculadas a la corrupción desde que era juez de Iquitos. Luego llega al Callao y los varios intentos que tuvo a la Suprema le fueron negados precisamente por los cuestionamientos que había sobre él. Hasta que gracias a ese concejo renunciante y totalmente infiltrado, que oscilaba entre la mediocridad y la criminalidad, es que logra esa posición. Una vez que se empodera en el sistema judicial, logra que le den la presidencia de una sala siendo el vocal más joven y, por lo tanto, no teniendo derecho a eso. Después tiene la osadía de jugarse cartas como la de la resolución de lavado de activos y, después, ya hemos visto con horror y con asco cómo ha traficado con casos de violación de menores. Realmente es un tipo que no tiene ningún escrúpulo, pero del que hay más que suficiente evidencia para que sea condenado a prisión efectiva.
A mí me sorprendió la movilización ciudadana. La gente ha salido a marchar dos veces a las calles, ¿qué te parece esto?
Fue muy impactante. Primero, por la cantidad de personas movilizándose y, después, por el tipo de personas, porque no estamos hablando de agrupaciones políticas ni de gremios. Había señoras, estudiantes, hasta niños.
Hay que canalizar esa indignación hacia una fórmula que permita mantener la presión y el monitoreo sobre estas autoridades para que esto no se vuelva a producir y se generen las reformas necesarias. No hay que olvidar que esta investigación surge por el seguimiento a sicarios y narcotraficantes asesinos y es a través de ellos que se llega a esta penetración de una red que está en el Estado.
¿El indulto a Fujimori fue un mensaje negativo para el país?
Yo creo que la forma como se produjo fue absolutamente negativa. Si no se hubiese llevado de esa forma, creo que se hubiese llegado a un nivel, no sé si de consenso porque es una persona muy controvertida, pero quienes normalmente podrían oponerse hubieran tenido algún tipo de consideración distinta. Pero tramitar un indulto sobre una versión falsa, cambiando los miembros de la comisión y haciendo lo que se hizo, le restó toda legitimidad y dejó una herida abierta que se va a reactivar en cualquier momento.