Actriz, cantante y una de las mujeres más famosas y adoradas de los últimos cincuenta años, retorna al cine en la película musical Mamma Mia! Here We Go Again. Hablamos de su familia, su carrera, la fama y sus relaciones sentimentales. ¿Cómo hace para mantenerse tan bien a los 72 años?
Por Yenny Nun
No la veíamos en la pantalla desde 2010, cuando interpretó a la dueña de un club nocturno en “Burlesque”. Por eso, realmente fue una sorpresa verla reaparecer en el musical “Mamma Mia! Here We Go Again”, la segunda parte de la popular saga, que tiene como característica principal que su trama va acompañada por muchos temas del grupo sueco ABBA. En esta versión, Cher encarna a la madre de Meryl Streep y a la abuela de Amanda Seyfried, las actrices que coprotagonizaron el primer filme.
La cantante nació como Cherilyn Sarkisian el 20 de mayo de 1946 en el Valle Imperial, un sector agrícola del sur de California. Su padre era camionero e inmigrante armenio, un adicto al juego que abandonó a la madre de Cher, Georgia, aspirante a actriz de origen cherokee, al poco tiempo de que naciera la niña. Georgia volvió a casarse en seis oportunidades, impactando a su hija, que era muy introvertida y con una gran imaginación.
Cher comenzó a cantar y bailar desde muy pequeña, y a los dieciséis años, debido a su dislexia, abandonó sus estudios y consiguió trabajo en los clubes nocturnos de Sunset Strip, en Los Ángeles. Al poco tiempo, a través de un amigo común, conoció a Salvatore ‘Sonny’ Bono, por entonces asistente del productor musical Phil Spector.
Tiempo después, en 1964, se convirtieron en pareja, se casaron y formaron el exitoso dúo Sonny & Cher. Para cuando estrenaron su programa de variedades “The Sonny and Cher Comedy Hour”, en 1971, ya eran una de las parejas más famosas de Estados Unidos y, desde entonces, Cher no ha abandonado jamás su estatus de megacelebridad.
La pareja tuvo una única hija, Chastity, que aparecía regularmente en el programa junto a sus padres y que, muchos años después, en 1995, se declararía lesbiana, luego transgénero y finalmente adoptaría el nombre de Chaz. Después de su divorcio en 1975, Cher contrajo matrimonio con el cantante Gregg Allman con el que tuvo a su hijo Elijah Blue, pero un año más tarde la relación terminó. Entre sus parejas posteriores estuvieron los rockeros Gene Simmons, Richie Sambora, el productor David Geffen y el chef Rob Camilletti.
Conversamos con la multifacética Cher a propósito del estreno de “Mamma Mia! Here We Go Again”. No se le nota para nada su edad e, incluso, se ve mejor que la última vez que la entrevistamos en 2010. Su sentido del humor tampoco ha cambiado.
— ¿Cómo te sentiste volviendo a la pantalla?
— Es el trabajo más fácil que he realizado, porque nunca antes había hecho una comedia, y aunque hay elementos dramáticos se trata de un musical. En esta cinta estaban todos muy calmados, quizá porque el elenco se conocía de antes. Yo era la primeriza y me sentía realmente nerviosa, pero fueron muy bondadosos y amables conmigo. No conocía a nadie salvo a Meryl. Me había topado con Pierce (Brosnan), pero realmente no lo conocía, como tampoco al director (Ol Parker), que resultó ser uno de los mejores con los cuales me ha tocado trabajar.
— Hace treinta y cinco años protagonizaste “Silkwood”, con Meryl Streep. ¿Han seguido en contacto?
—Todos estos años hemos conversado a menudo y nos mandamos correos electrónicos de cuando en cuando. Pero algo muy divertido ocurrió en esta oportunidad: cuando estaba cantando uno de mis temas, ella, sin avisarme, llegó a escucharme al set. Al terminar de cantar la vi, ambas gritamos, nos reímos y nos abrazamos. Después mi asistente me contó que Meryl había estado allí todo el tiempo mientras yo grababa.
— ¿Sientes que tu voz ha cambiado desde los tiempos que cantabas junto a tu exmarido Sonny Bono?
— Sí, creo que es cien veces mejor (risas). Hablando en serio, me sorprende que mi tono no haya bajado y que mi voz continúe fuerte. Sé que va a disminuir, pero todavía no ocurre. Todavía me gusta cantar. Una de mis cosas favoritas es ensayar sobre un escenario, me encanta escuchar el sonido de mi propia voz, porque es algo muy potente, una gran sensación física y emocional.
— ¿Cómo te sentiste interpretando a una abuela?
— No tengo nietos, me encantaría tenerlos. Creo que los abuelos son más divertidos que los padres. Pero en esta película no soy una abuela demasiado popular, tengo que ganarme a mi familia, ya que en el pasado no fui siempre un buen ejemplo.
— ¿Crees que con el paso de los años la vida se va simplificando?
— ¡No, se hace aún más complicada! Paso mucho tiempo pensando por qué a mi edad continúo trabajando tanto o por qué el público desea que lo siga haciendo. Es una locura. Me encantaría que todo fuera más sencillo.
— ¿Quién fue la primera persona que te apoyó en tu carrera?
— Mi mamá, porque estuvo de mi lado desde el momento en que anuncié, a los cuatro años, que quería cantar y ser actriz. Desde que fui a ver “La Cenicienta” no tuve dudas respecto a lo que quería hacer con mi vida. Mi mamá me apoyó siempre, a pesar de que yo era disléxica; aún lo soy, por eso no me fue bien en el colegio, pero ella nunca me reprendió. Al contrario, me decía que no le diera importancia, que era muy inteligente, que cuando creciera me rodearía de personas que me ayudarían y que estaba segura de que llegaría ser una gran artista. Aparte de ella, mi gran apoyo en un comienzo fue Sonny.
— Te ves fabulosa. ¿Cuáles son tus secretos de belleza y dieta?
— Nunca voy a revelarlos todos, pero te puedo contar que trabajo todo el tiempo y llevo una dieta sana. Mi mamá comía sano quizás a raíz de nuestra situación económica; no comprábamos carne porque éramos demasiado pobres. Como era del sur, preparaba platos vegetarianos deliciosos. En cuanto a mis secretos, me cuido, protejo mi piel porque sé que es lo primero que anuncia tu edad. Nunca he tomado drogas ni bebo alcohol, creo que hacerlo te envejece. Tampoco fumo.
— ¿Tienes una relación?
— Estuve en una hasta hace poco, pero, supongo que me vas a entender, estar enamorada frente a la prensa solo te lleva a las lágrimas. Nunca ha funcionado bien. Rob (Camilletti) fue el ejemplo perfecto. La prensa nos acosaba y él terminó en la cárcel sin haber hecho nada. De ahí concluí que lo mejor es esconderlo todo.
— Me imagino que para tus hijos debe haber sido difícil crecer con una madre tan famosa.
— No es fácil, pero por otro lado he sido famosa durante todas sus vidas. En ocasiones ha sido duro, como cuando tuvimos que terminar un viaje escolar de Chaz por el acoso de los fotógrafos. Eso asusta a cualquier niño.
— ¿Tu personalidad fuera y dentro del escenario es distinta?
— Soy famosa, pero mi personalidad externa no tiene mucho que ver conmigo en la realidad. En mi día a día no ando como me ves ahora; uso un buzo, no me maquillo. Así es como me conocen mis hijos.
— ¿Qué opinas del movimiento #MeToo? Sé que en tu juventud tuviste una mala experiencia.
— Tuve un incidente con un productor muy famoso que no nombraré. Yo era joven, tenía unos veintiocho años. Quería hacer una película y este productor me citó en su casa supuestamente para entrevistarme. Cuando llegué ocurrieron varias cosas y me di cuenta rápidamente de lo que sucedía, porque mi mamá me había advertido del peligro del ‘casting couch’ (el sofá de casting). Ella tenía experiencia, porque había trabajado en varios papeles de extra y de reparto. Nunca imaginé que me sucedería a mí, porque ya era famosa.Cuando él comenzó a molestarme, le dije que me sentía enferma, que tenía dolor de estómago y debía regresar de inmediato a mi casa. Sus intenciones eran obvias. Ya en mi casa pensé cómo podía este tipo estar tranquilo con su conciencia haciendo este tipo de acciones.
— ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser Cher?
— Depende. Hay muchos positivos, y los negativos creo que han impactado mayormente a mis maridos y a mis novios. A veces mi vida ha sido fantástica y otras no tanto, y en esos momentos quiero arrancarme el pelo.