No es extraño ver a Jorge Muñoz trotando con su familia por el malecón de Miraflores o corriendo olas con su hijo mayor en la recuperada Costa Verde, pues él está convencido de que los espacios públicos permiten que los padres compartan tiempo de calidad con sus hijos.

ENTREVISTA PUBLICADA ORIGINALMENTE EN LA REVISTA PADRES EN ABRIL DE 2015.

Por Rebeca Vaisman 

Jorge Muñoz

El alcalde junto a Mariela Montagne, su esposa, y sus hijos Martina y Matías. María Lucía, la mayor, está de viaje.

Son tiempos difíciles para Lima. El alcalde Luis Castañeda acaba de anunciar que el proyecto Río Verde, que incorporaría 25 hectáreas nuevas de áreas verdes –el equivalente a 25 veces el Campo de Marte de Jesús María– para la ciudad, será reemplazado por un by-pass en la avenida 28 de Julio. Mientras se anuncian también planes para ensanchar las vías metropolitanas, recortando áreas verdes o ciclovías para introducir un carril más para los carros, se deja de lado la tan esperada reforma del transporte público.

Además de borrar de un brochazo los murales que le daban color al gris Centro de Lima, la Municipalidad informó que la feria Mistura se realizará en el Parque de la Exposición, sin tener en cuenta que se afectará el relanzamiento de la colección permanente del Museo de Arte de Lima (MALI), con lo cual se revela el poco interés de esta gestión edil por las expresiones artísticas que vayan más allá de la gastronomía, sin comprender que el arte permite una relación más íntima entre los vecinos y su ciudad.

Jorge Muñoz

Con María Lucía, o ‘Tinki’, su hija mayor, hoy estudiante de Diseño.

En la otra orilla, en Miraflores, el reelecto alcalde Jorge Muñoz Wells (1962) revela con orgullo que, en 2014, casi 145 mil personas asistieron a las distintas muestras de las salas de exposición Luis Miró Quesada Garland, 770 y Raúl Porras Barrenechea, según cifras de la Municipalidad. Precisamente, ese mismo año, se inauguró el proyecto “Fragmentos”, con la intervención fotográfica de casonas, muros en desuso y otros puntos públicos del distrito, como el óvalo Bolognesi y la bajada Balta, para que diversos artistas le den más vida a las alegres calles del distrito.

Para Muñoz, padre de María Lucía (20), Matías (16) y Martina (12), con los que sale a trotar por el malecón de Miraflores o a correr olas por la Costa Verde, el hecho de que las familias participen en programas como “Cine bajo las estrellas” o “Música en tu parque” es una forma no solo de elevar la calidad de vida de los vecinos, sino de contribuir desde la Municipalidad a generar espacios para que los padres compartan con sus hijos.

Jorge Muñoz

Matías y Martina discuten de política por influencia de sus padres.

Recuerdos de infancia

La casa en la que Jorge Muñoz creció todavía está en la cuadra siete de la avenida Roca y Boloña. Desde allí salía rumbo al colegio Carmelitas, a pie. Entonces no existían ni el tráfico, ni las combis, ni las cústers que circulan hoy por la avenida Benavides en la conocida “guerra del centavo”. Por ese motivo, Muñoz recuerda con especial afecto ese corto trayecto matutino, lleno de silencio y muchas áreas verdes. No olvida las pichangas que se armaban en la calle Genaro Castro Iglesias, a la espalda del Colegio Pestalozzi, o los partidos de fútbol en las canchas del Club Suizo, que todavía está en La Aurora.

En aquellas calles, con los amigos de la urbanización San Antonio, salía con su bicicleta a hacer carreras por los parques del malecón o la Costa Verde. Julio Muñoz, un conocido médico laboratorista, y Molly Wells, descendiente de ingleses, no se preocupaban de las aventuras del pequeño Jorge. “Crecí en una familia tradicional”, dice Muñoz, sentado en la sala de su casa, que queda a dos cuadras de la antigua casa paterna.

Él describe a su madre como una mujer muy sociable, y a su padre como un tipo serio. Nunca jugó un partido de fútbol con él, pero no por eso el doctor Muñoz dejó de darle importantes lecciones. “Podía conversar con él, pedirle consejos. Era en esos momentos que descubría su calidez”, explica con la emoción de quien ahora también es padre. Quizá, por eso, Muñoz se permite una relación más horizontal con sus hijos, con quienes comparte uno de sus principales pasatiempos: el deporte.

Jorge Muñoz

El ‘Colorado’, en un descanso de un partido de ‘fulbito’ en los años setenta.

Con Matías compite de igual a igual por las mejores olas en las playas de Redondo o Makaha, o corre por las mañanas en compañía de sus hijas. Para los vecinos, no es extraño cruzarse con el alcalde corriendo o montando bicicleta, o ejercitándose en alguno de los minigimnasios que se han instalado en los parques del distrito. “Hacer ejercicio me da un momento de tranquilidad y de reflexión, y me deja contento”, explica Muñoz, con una sonrisa. “La gente cree que el alcalde está encerrado en una torre y que no tiene una vida común. Pero el alcalde debe tener una vida común porque es un ciudadano más”, asegura.

Vida de alcalde

Las largas horas de trabajo al frente de la comuna desde el año 2011 hacen que los hijos le reclamen, de vez en cuando, que deje la vida política. Muñoz, para tratar de resolver el merecido reclamo, les explica a ellos algunas de las medidas que trata de impulsar, e incluso discute algunos problemas del distrito, en su afán de que comprendan su compromiso con la ciudad. Antes de iniciar su carrera política, Muñoz era abogado del Estudio Muñiz, Ramírez, Pérez-Taiman & Olaya, el más grande e importante del país. “Yo era socio, pero allí tomé la decisión de entrar a la política para cumplir con un anhelo profundo que tenía desde hace años.

Era una voz interior que me llamaba. Podía estar más tranquilo, pasar más tiempo con mis hijos, pero acá hago lo que me gusta, que me llena y me satisface”. Estas aspiraciones datan de 1991, año en el que se casó con Mariela Montagne –a quien llama cariñosamente ‘Cuty’–, y a quien le advirtió que algún día quería dedicarse a la función pública. “Cuty me respondió que no le gustaba la idea, pero que, si era mi decisión, ella me apoyaría siempre. Y lo ha hecho”, reconoce el alcalde.

Jorge Muñoz

Martina, la menor de sus hijas, y Mariela, su esposa, repasan las fotos familiares.

Pero, pese a ser uno de los burgomaestres con más aprobación de la capital, es difícil que el ciudadano sienta las calles como suyas en medio de un boom constructor, en el que se cierran avenidas para dar paso a camiones con hormigón o cemento. “Es verdad”, dice el alcalde, “por eso estamos repensando varios temas, como la altura de los edificios, retiros y densidad de vehículos dentro de determinados espacios. Estamos creando un plan de desarrollo urbano muy ambicioso para los próximos veinte años, con un componente ecológico importante, que involucra la construcción de ciclovías y el fomento del uso de vehículos alternativos”.

Sin embargo, no será fácil llevar a cabo estos planes, sobre todo ahora que se ha aprobado una norma en el Congreso que prohíbe la reelección inmediata de alcaldes y presidentes regionales. “Es una ley cuestionable que, lejos de premiar las buenas gestiones, las castiga”, dice Muñoz, quien señala que siempre pensó que dos periodos en Miraflores eran más que suficientes para, más adelante, “asumir otros compromisos para servir a la ciudadanía”, con lo cual deja entrever que no le corre a la posibilidad de postular a la Municipalidad de Lima.

Aunque Muñoz sabe que, en general, la política está desprestigiada, él cree que es posible hacer, desde la gestión edil, algo tan simple como que la gente tenga recuerdos como los que él tiene de su niñez, sobre todo porque él piensa como padre antes que como alcalde. “Por mis hijos, he buscado tener una conducta intachable y ser considerado un político decente. Mis padres me legaron un apellido honorable; lo mismo haré yo con ellos”, dice Muñoz, quien entrena día a día para, en un futuro quizá no tan lejano, enfrentar con soltura olas más grandes en beneficio de la capital.