El jinete peruano, Alonso Valdez Prado, con su caballo Chichester, competirá con un millar de deportistas de 75 países en los Juegos Panamericanos de 2019 que se realizarán del 26 de julio al 11 de agosto del próximo año.

Por Sandra Lindley

Alonso Valdez Prado y su caballo Chichester compiten en Latinoamérica, Europa y Estados Unidos. En los Juegos Olímpicos de Río 2016, Alonso se convirtió en el primer peruano dedicado a la equitación en haber participado en una cita olímpica después de tres décadas. En el Mundial Ecuestre de Tyron, Estados Unidos, que se realizó el pasado mes de setiembre, le tocó competir contra contendientes de setenta y cinco países y casi un millar de jinetes, y terminó ubicado en el puesto 57, el mejor registro que ha logrado un peruano en esta clase de competencias.

ALONSO VALDEZ PRADO

Alonso Valdez Prado lleva más de tres años compitiendo junto a su caballo Chichester.

Después del mundial de este año, no hay descanso. “En estos momentos, nuestro principal objetivo son los Juegos Panamericanos de Lima de 2019; desde ya estamos trabajando muy duro para dejar el nombre del Perú en alto”, afirma. A fines de año, partirá de nuevo a Estados Unidos, donde participará del circuito de Palm Beach entre enero, febrero y marzo de 2019, y en mayo y junio se preparará en los circuitos europeos con su entrenador holandés, el campeón mundial Jeroen Dubbeldam.

“El ecuestre es uno de los deportes cuyo cupo olímpico se consigue en los Juegos Panamericanos”, explica Alonso. En esta competencia solo se abrirán cuatro cupos individuales para toda América (el cupo para los Juegos Olímpicos de Río 2016 lo obtuvo en los Panamericanos de Toronto 2015). En el continente americano, los equipos de Canadá, Brasil y, en especial, Estados Unidos son muy fuertes. “Espero tener el mejor escenario posible. Me encantaría volver a competir en los Juegos Olímpicos”, sentencia Alonso. Sabe bien que todo buen jinete debe tener una estrecha relación con su caballo. “Genera una gran satisfacción comenzar a montar un caballo y sentir cómo se va desarrollando una química con él a través del tiempo”, comenta. Chichester, su caballo, es un corcel alemán que lleva la equitación en la sangre (su padre, Casall, también era un caballo de carrera).

En cada competencia, Alonso busca promover el deporte que ama y en el que, desde los doce años, ha encontrado una pasión que abarca el cincuenta por ciento de su tiempo, entre sus entrenamientos en Europa y las competencias nacionales e internacionales en las que participa. En paralelo, Alonso, administrador de empresas, canaliza sus habilidades de negocio y gestión en La Quadra –unas tierras que compró su padre, Napoleón, cuando Alonso comenzaba a montar–, donde cría caballos y puede sentirse a plenitud entre los animales que le fascinan.