De Vinatea forma parte del equipo peruano que obtuvo quince medallas en el Campeonato Panamericano Lima 2018, que se realizó a finales de noviembre. Para él no existen límites.

Por María Alejandra López

Pedro Pablo de Vinatea ya se había alzado como campeón nacional y campeón sudamericano de bádminton cuando le detectaron cáncer en los huesos. Tenía catorce años. Su enfermedad le arrebató la pierna derecha, pero nunca su amor por el deporte: no quería estar lejos de su equipo, así que se preparó para ser árbitro.

Tres años después, un árbitro le habló de un Panamericano de Parabádminton que se iba a realizar en Brasil en pocas semanas. Pedro Pablo estaba en su último año de la universidad y trabajaba en un banco. “Renuncié y dejé todo”, recuerda.

A dos semanas del campeonato, se le rompió la prótesis. Con el apoyo de su ortopedista y su esfuerzo previo al torneo, se alzó con el segundo lugar. “Nunca pensé que iba a regresar al bádminton”, afirma el deportista.

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Selección peruana

Pedro Pablo compite de forma profesional en el parabádminton desde 2010. Un año después de que regresó a las canchas, se llevó el tercer lugar en el Campeonato Mundial. Aunque asegura que “ese es su mayor logro deportivo”, se siente más orgulloso de haber formado un equipo.

En 2014 realizó una convocatoria para formar una selección de parabádminton en el Perú. Hasta ese momento, él era su único representante en el país. Ese mismo año, junto a organizaciones como el IPD y la Federación Peruana de Bádminton, brindó una conferencia de prensa. “Anunciamos que iba a haber un cambio: la institucionalización del Parabádminton en el Perú”, explica.

Perú ganó 11 medallas en torneo de Parabádminton disputado en Brasil

Gracias a la iniciativa de Pedro Pablo, hoy el Perú es uno de los países con más jugadores de parabádminton en el mundo, y tiene a Giuliana Poveda como la número uno del ránking mundial. “Yo di el paso inicial para que creciera el parabádminton, pero no hubiera podido hacerlo solo”, dice el atleta.

El 2019 promete ser un año crucial para el deportista peruano quien, desde ya, se prepara para brillar en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019 y hacer puntos para Tokio 2020. “Quiero terminar esta etapa y cerrarla muy bien para empezar la siguiente. Tengo 31 años y también quiero formar mi familia”, cuenta.

Pedro Pablo también es orador motivacional. Su lección infalible es muy sencilla: “Desde que perdí la pierna y regresé al bádminton, me demoré casi siete años. Di el primer paso y todo lo demás vino naturalmente. Lo más difícil es atreverse”, alecciona.