De la mano de una telenovela a punto de estrenarse, una segunda que empieza a rodar en unos meses y Mercatto Verde, un fantástico proyecto gastronómico que incluye un café orgánico, un grab-and-go de comida saludable y una concept store, la empresaria, modelo y actriz empieza con fuerza el año y una nueva etapa en su vida. ¿Qué tiene que decir Alondra García Miró sobre su tan comentada vida privada?

Por Isabel Miró Quesada Fotos Tomas Kjaervik

«No quiero que esta entrevista esté relacionada con él”, me advierte Alondra. Él, por supuesto, es Paolo Guerrero. La última vez que los entrevisté acababan de mudarse a un elegante suburbio de Sao Paulo. Eran amores locos. Apasionados. Ella tenía 23 años y había tomado la decisión de dejar su vida en Lima para estar con él; porque es así, apasionada, decidida.

“Nunca he dejado de ser apasionada, pero ahora lo traduzco a mi trabajo. Estoy pasando por un buen momento. He aprendido y crecido mucho, tanto en lo laboral como lo personal desde la última vez que me entrevistaste. No ha sido fácil pero aquí estoy”. Desde su sonada ruptura con el capitán de la selección peruana de fútbol, Alondra ha dado un giro en su carrera que pocos personajes del mundo de los realities han conseguido.

“Siempre estaré muy agradecida con cada oportunidad que se me ha presentado, por ejemplo, los realities, pero quería algo más. Cuando regresé a Perú tenía claro que ese capítulo ya se había cerrado en mi vida. Me enfoque, más bien, en montar una empresa, con el mismo espíritu con el que empecé cuando, a los 19 años, monté mi primer negocio con una amiga. Conseguimos un préstamo y abrimos una tienda de ropa. Al principio, nos iba muy bien, pero no teníamos un taller propio y la tercerización nos mataba. Trabajábamos mucho, pero nos faltaba liquidez. Entonces se me presentó la oportunidad de entrar a ‘Esto es Guerra’ y la tomé; motivada, principalmente, en hacer caja para mi negocio”.

“En ‘Esto es guerra’ me pagaban bien; estaba contenta, pensando que ese dinero me serviría luego para poner algo que realmente quisiera. Desde entonces, hasta ahora que empecé a grabar telenovelas, no había vuelto a pisar un set”, confiesa Alondra. 

Me contaste hace unos meses que estabas montando un ambicioso proyecto, un restaurante de comida saludable, flexitariano (cuasi vegetariano), con una sección de comida para llevar, un mercado de productos orgánicos y una concept store en el segundo piso.

El restaurante era un sueño que tenía desde hace años con una de mis mejores amigas [Alessandra Acevedo]. Empezó como un café, porque a las dos nos encanta el plan de irnos a tomar un cafecito en la tarde. Queríamos armar un lugar muy saludable, muy cómodo y muy bonito. Pero entonces me fui a Brasil (en 2015) y el proyecto quedó en pausa. Sin embargo, tanto ella como yo, cada vez que íbamos a cafés que nos gustaban, nos enviábamos fotos.

Me acuerdo que en Brasil me hablaste de varios proyectos de negocios. Uno era una línea de jeans; me enseñaste tu nuevo logo. Tienes mentalidad de empresaria.

Siempre estoy planeando cosas. Apenas me gradué de Mod’Art, creé mi propia marca de zapatos con la misma socia con la que estoy haciendo el restaurante… Cuando me fui a Brasil me criticaron mucho, me pusieron calificativos terribles, y es que las personas no saben [todos los aspectos de uno], o cómo te pueden afectar, y, claro, no te vas a poner a responder a cada uno. Decían que me iba para “no hacer nada”, cuando toda la vida me ha encantado trabajar. Pero estaba en un país nuevo y era más difícil. No conocía el idioma, aunque me metí a clases apenas llegué.

¿Cómo manejas las críticas?

Intento que no me afecten, pero siempre estamos expuestos a leer comentarios hirientes. No somos monedita de oro para caer bien a todo el mundo, aunque, por otro lado, qué fácil es esconderse detrás de un celular y escribir lo primero que se te viene a la cabeza cuando ves una noticia, sin tener idea de cómo son las cosas en realidad. Cuando estás tranquilo y sabes que has hecho las cosas bien, lo único que te importa es la opinión de la gente que te quiere. Por otro lado, también te escriben cosas muy lindas; algunas hasta me hacen llorar de agradecimiento a Dios, a la vida… ¡Ahorita se me van a llenar los ojos de lágrimas! Sentir el cariño de la gente es… No sé ni cómo explicarlo.

«No somos monedita de oro para caer bien a todo el mundo, aunque, por otro lado, qué fácil es esconderse detrás de un celular y escribir lo primero que se te viene a la cabeza cuando ves una noticia, sin tener idea de cómo son las cosas en realidad», reflexiona la actriz.

¿Crees que estás más sensible? ¿O será que es un mejor momento en tu vida, en el que estás llevando a cabo los proyectos que quieres?

Pienso en todo lo que me ha pasado desde chica. Cosas fuertes. Murió mi mamá cuando yo pasaba de adolescente a mujer, y de ahí en adelante las decisiones que he tenido que tomar han sido más difíciles e importantes, y no tenía ese pilar para que me aconsejara. Los padres siempre te van a aconsejar lo mejor. No tenerla físicamente ha sido súper doloroso y difícil. La extraño todos los días de mi vida. Tal vez por eso dejé de llorar por mucho tiempo; me blindé. Creo que la actuación me ha devuelto esa sensibilidad. Igual, Dios me premia con un papá maravilloso y una linda familia. Somos muy unidos.

Luego de que tu madre falleció, ¿tu abuela tomó ese rol?

Sí, y la adoro con todo mi corazón. Tiene 82 años y, gracias a Dios, está muy bien. Como decía, me han pasado cosas muy fuertes; he tenido que tomar decisiones de la mejor manera que he podido, y son ellos los que me han hecho llegar hasta acá. Se me han abierto tantas puertas, con las novelas y los negocios, que lloro de gratitud.

¿Cómo entraste al mundo de la actuación?

Cuando regresé de Brasil tenía 25 años. Fue una etapa complicada. No estaba segura de cuál sería mi siguiente paso, pero sabía que quería un cambio del mundo de los realities. Me ofrecían trabajos en televisión, y me encanta la tele, pero, por ejemplo, no quería participar en un formato de comentarista, porque involucra opinar sobre la vida de los demás y yo no me considero quién para opinar de los otros. No me veía haciendo ese tipo de formato.

Y en eso apareció Miguel Zuloaga, como un ángel caído del cielo. Es mi productor y, además, se ha convertido en una persona muy importante para mí, con la cual he hecho una linda amistad. Ya mientras yo estaba en Brasil me había propuesto hacer una telenovela, pero se me complicaba grabar por la cantidad de viajes. Cuando regresé a Lima me ofreció otra novela [“Te volveré a encontrar”],y le dije: “Gracias, ¡pero la verdad es que no soy actriz!”. Entonces me propuso grabar el piloto y ver qué tal. Y casi desisto a la mitad del episodio, porque estaba en una ola mediática terrible.

Todo lo que hacía salía inmediatamente en los medios. Sacaron unas fotos mías bailando pole dance, que era parte del piloto, pero como nadie sabía que estaba grabando, se empezó a decir que me había metido a ser bailarina… ¡stripper! ¡No podía con la situación! Me dio un ataque de estrés horrible. Pero Miguel y Pamela [una de sus mejores amigas, que acaba de llegar a su casa y está escuchando la entrevista] me convencieron de seguir.

Y la verdad es que encontré en la actuación más bien una forma de desfogue. Cuando terminé de grabar el piloto, estaba feliz. No hay nada como trabajar y mantener la mente realmente ocupada en algo productivo, y con mayor razón si es algo que te gusta. No tiene precio.

¿Cómo viviste los meses de grabación?

Me metí a clases de actuación con Sergio Galliani; luego llevé otro taller con Norma [Martínez]. Fue una excelente coach, y es una superactriz. Durante toda esta etapa se me fue presentado gente, personas claves para que pudiera seguir avanzando y evolucionando. Me siento muy bien energéticamente y creo que estoy atrayendo a gente muy positiva. Antes de empezar a grabar, le dije a Miguel: “Si Norma y tú ven que no estoy preparada para la novela, no lo vamos a hacer. Me seguiré preparando y si me quieres considerar para un proyecto a futuro, lo veremos; porque no quiero hacer un papelón, ni que hagas una novela que no va a funcionar”. ¡Pero Norma me dio el go!

Cada actor tiene un reto. ¿Qué es lo que te cuesta más?

La dicción, definitivamente. Hablamos muy mal. Cantamos y alargamos las palabras. Y, luego, la expresión corporal. Pero creo que, desde que empecé a grabar hasta que terminamos, experimenté un cambio abismal. No pude estar en mejores manos. Mi equipo me dio mucha confianza, los otros actores fueron lindos conmigo.

¿Con quiénes trabajaste?

Denisse Dibós interpreta a mi mamá. También están César Ritter, Patricia Portocarrero, Gianfranco Brero… Y yo como esponjita, queriendo aprender de ellos. Cada día me ponía la valla más alta, porque, además, ¡me dieron un rol protagónico! Llegaba a mi casa molida, a estudiar mi letra para el día siguiente. A veces me quedaba dormida encima de los guiones, y luego había que estar de pie a las seis de la mañana, porque a las siete empezábamos de nuevo. Así, por nueve meses. El día que terminé, lloré como no tienes idea. Ha sido una de las experiencias más lindas y gratificantes de mi vida. ¡Ya quería grabar otra!

¡Y se presentó la oportunidad!

Sí, hice otro piloto que vamos a grabar este año. Se llama “Princesas”, también con Miguel y ProTV. Dentro de poco empezaremos a grabar. En cuanto a “Te volveré a encontrar”, estamos a punto de empezar a filmar la publicidad para el lanzamiento. ¡Estoy muy ansiosa por verla! Ahora me toca seguir estudiando, porque quiero hacer carrera de esto. He encontrado lo que verdaderamente me apasiona.

La privacidad

Nunca has querido hablar de tu lado más privado.

No, y no lo pienso hacer. A veces digo que prefiero quedar como la mala, o la fulana, a sentir que tengo que salir a contar algo. Si no lo puedo mantener en privado, ¿qué me va a quedar? Nada.

¿Por eso no has dado una entrevista larga desde la última vez que hablamos?

Sí. He dado algunas declaraciones por trabajo, pero paseo todas estas preguntas sobre mi vida privada. La gente ya me conoce y sabe que me zafo de responder. Sin nunca ser malcriada, porque también la prensa se interesa por la cosas buenas que hago, aunque a veces más por las malas que las buenas (risas), pero entiendo que es parte de su trabajo. De quienes sí no es parte de su trabajo es de las miles de personas que, detrás de una computadora, se dedican a chancarte. Solo la gente muy cercana a mí y mi familia saben cómo son las cosas y, por eso, esas son las opiniones que me importan. Con eso me basta.

Sé que mi papá está superorgulloso de mí, porque, dentro de todo, he salido adelante, sin mi mamá. Y me he podido ir por el mal camino. Nunca en mi vida he probado una droga, por ejemplo. Soy totalmente anti. He tratado de no defraudar a nadie, formarme como una buena mujer y hacer las cosas bien. Y más bien, valoro y agradezco a las personas que me siguen y me dan palabras de aliento día a día.

Tengo la impresión de que casi no tomas, tampoco.

Antes un poco más que ahora. Donde estaba el cuete estaba yo. Pero ya no. Para mí quedarme un fin de semana de verano en Lima es maravilloso, ¡delicioso! En un momento hasta dejé de ir a discotecas por la prensa, pero ya lo superé. Me dije: “Yo también soy un ser humano; tengo que llevar una vida como una persona normal, no estar todo el tiempo pensando en que me pueden grabar”, porque puedes enfermarte. Si no estoy haciendo nada malo, no tengo de qué preocuparme. Salgo en promedio una vez al mes.

¿Cómo te ves de aquí a diez años?

Cumpliendo mis sueños. Debo formarme para ser una gran actriz; seguir estudiando, y llevar mis negocios en paralelo, porque es algo que disfruto. Quiero tener ciertas cosas encaminadas en mi vida para poder dedicarme a mi familia, a mis hijos, sin preocuparme por tener que dejarlos.

¿La filantropía es parte de tu día a día?

Siempre he ayudado a distintos proyectos, pero ahora se me ha presentado algo lindo, que es la posibilidad de apoyar a Vidawasi (ver recuadro), una iniciativa sumamente ambiciosa que busca construir en Cusco un megahospital para los niños con cáncer, que inclusive contaría con mejor tecnología y más capacidad de atención que cualquiera de Lima. El 1 de abril estaré viajando para visitarlo. Si Dios me ha dado la cualidad de ser una persona conocida, debo usarla para ser vocera de estos proyectos. Además no sabes, en el día a día, la cantidad de personas que me escriben contándome de sus problemas. Intento involucrarme en la mayor cantidad posible.

¿Cómo ves el compromiso?

Siento que hoy se quiebra muy pronto, que las parejas no la luchan. Nadie es perfecto, todos tenemos defectos, pero para cada loca hay un descocido. Y sí siento que hoy en día la gente se sale muy rápido del matrimonio. No es como antes.

Tal vez el fenómeno millennial nos lleva a querer reinventarnos a demanda.

Y es válido, en muchos sentidos. Pero el sacramento del matrimonio es algo distinto. Te casas para estar juntos “en las buenas y en las malas, en la salud y la enfermedad”, hasta viejitos.

Hace unos días me mencionaste que incluso te parece más importante el matrimonio religioso que el civil.

Para mí lo importante es el compromiso, con tu pareja y con tu hogar, el sacramento del matrimonio. Hasta me he preguntado si uno se puede casar solo por religioso, porque preferiría hacerlo de esa manera, que con todo el papeleo legal, que finalmente no te ata a nada. El sacramento te ata realmente de corazón, con el amor. Mucha gente no se separa por razones económicas, y termina amarrada por un tema material. ¡¿Eso para qué?! El reto está en aprender a cultivar el amor en el día a día, en saber reinventarlo, así como uno se quiere reinventar en otros aspectos.

¿Quieres formar una familia?

Me muero por ser mamá. Pero no pronto.

¿Cuál es el principal rasgo de tu carácter?

La alegría.

¿Qué cualidad aprecias más en una mujer?

La valentía.

¿Y en un hombre?

La lealtad.

¿Qué esperas de tus amigos?

Protección.

¿Tu ocupación favorita?

La actuación.

¿Tu idea de la felicidad?

Mi familia.

¿Cuál sería tu mayor desgracia?

Perder a un ser querido.

Encuentra la entrevista completa a Alondra García Miró en la edición 652 de la revista COSAS.

Acompañaste a doña Peta en el velorio y entierro de su nieto Julio Andrés Rivera. ¿Cómo es tu relación con ella?

Es una relación de amistad y de cariño real, cariño de corazón. Ella me ha enseñado muchas cosas; para mí es un ejemplo. Me ha contado su historia. Ha salido adelante, está ahí para sus cuatros hijos, sacando tiempo para todo, para darles el empuje que han necesitado… Hay gente que no entiende ese cariño, o que está en contra, pero hemos tenido una relación durante dos años en la que hemos formado un bonito vínculo. ¿Por qué cortarlo? Ella me llama y me cuenta cosas; yo igual con ella. ¿Por qué perder eso?

Es una tragedia lo que ha pasado con este chico tan joven.

Sí. Y lo mínimo que podía hacer por ella era darle todo mi apoyo en ese momento tan difícil. ¿Cómo no lo voy a hacer, cuando hay tanto cariño de por medio? Lo haría por cualquier persona que quiero.

¿Te chocó que otra vez la prensa se activara?

Sí, porque de una situación muy difícil y dolorosa, la prensa estaba sacando provecho, enfocándose en otra cosa. Por eso en un momento me cuestioné si debía ir.

¿Sí?

Sí, pero me dije que no iba a dejar de actuar por miedo a la prensa. Si el día de mañana me pasara algo así a mí, voy a querer que la gente que más quiero esté ahí conmigo. Por lo demás, que sea lo que tenga que ser y que hablen lo que quieran hablar. Total…
Alondra no afirma nada. Pero a veces se le escapan sonrisas indiscretas. Si me preguntarán a mí, apostaría que su romance tiene una segunda parte. Pero ahora ella brilla por sus propios logros.

Dirección de Arte y Estilismo: Bettina Lolas | Concepto y maquillaje: Sergio Corvacho | Dirección de Arte: Alessandra Petersen | Producción y asistencia de Estilismo: Alexandra Carcausto | Realizadora Audiovisual: Johana Cabañas | Asistente de Fotografía: Gabriela Sánchez | Peinado: Danitza García Vásquez