Desde hace veinte años, en el Perú, los niños tienen quién los escuche. La fundación ANAR es una entidad privada sin fines de lucro que brinda consejería psicológica con soporte legal y social a niños y adolescentes, de manera confidencial y gratuita, mediante su línea telefónica. conversamos con su presidenta, María Rosa Álvarez Calderón, sobre el impacto de esta iniciativa y los proyectos que contemplan a futuro.

Por Angie Yoshida 

“Somos el primer punto de contacto para rescatar a un menor en condición de vulnerabilidad”, dice María Rosa Álvarez Calderón, presidenta de la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), y agrega que “un niño afectado puede tardar hasta ocho meses en hacer una llamada y denunciar maltrato”.

Por eso, y a fin de garantizar la máxima empatía, cuentan con profesionales especializados en situaciones de crisis que ayudan a las víctimas a explorar alternativas de solución a sus problemas, incentivando en ellos formas más saludables de afrontar sus dificultades y reforzando la promoción de sus derechos.
Actualmente, ANAR atiende llamadas en castellano y quechua (cusqueño y ayacuchano) de ocho de la mañana a diez de la noche.

“Además de profesionales que entienden la lengua, trabajamos con nativos de la zona que conocen la dinámica social y cultural de los espacios desde donde nos contactan”. No obstante, Álvarez Calderón sabe que los esfuerzos aún no son suficientes para frenar la violencia infantil en el país. De ahí que los próximos proyectos de ANAR incluyan la expansión del servicio a otras lenguas, como el aimara y el asháninca.

Pero hay más. “Estamos conversando con otras entidades privadas para lograr un trabajo articulado de prevención, apoyo y rehabilitación”, explica María Rosa. “Queremos generar un espacio completo para atender emergencias”.

Soluciones 2.0 

La línea telefónica de ANAR atiende toda clase de incidencias los 365 días del año. “Desde la llamada de un niño que tiene miedo de ir al colegio porque no ha hecho la tarea hasta casos de trata infantil”.

Pero una de las formas de violencia que más rápido ha proliferado en los últimos años es el ciberbullying. “Los medios digitales nos permiten establecer vínculos y tener acceso inmediato a la información, pero también tienen un lado negativo. Los niños ahora llegan a casa, prenden la computadora o revisan el celular, y el maltrato al que están expuestos en otros espacios físicos, como el colegio, se perpetúa en las redes sociales. Esa forma de violencia se ha convertido en una cosa insidiosa, perversa”, sostiene.

María Rosa Álvarez Calderón, presidenta de la Fundación ANAR, que el próximo 11 de junio organizará una cena benéfica.

Debido a esto, ANAR se ve en la necesidad de implementar otros canales de comunicación más allá del teléfono (como el servicio de mensajería de Facebook, WhatsApp e Instagram) y de expandir su horario de atención. “Ahora los niños nos pueden escribir desde su habitación, en la noche, y nadie se entera. Entendemos que es importante trabajar en ese turno y abrirnos a las nuevas tecnologías”.

Esta y otras iniciativas de cara a los tiempos actuales se presentarán como parte del Sistema de Orientación ANAR el próximo 11 de junio, en la cena benéfica que organiza la fundación en la Embajada de España. El evento tiene por objetivo recaudar fondos y celebrar los veinte años de ANAR en el Perú, con el lanzamiento de un renovado concepto de trabajo. La velada estará amenizada por una orquesta de cámara e incluirá la subasta de piezas de arte. “Será una noche solidaria en favor de una causa noble y necesaria”, puntualiza Álvarez Calderón.

El 90% de los niños víctimas de acoso escolar, sufre trastornos psicológicos como ansiedad o síntomas depresivos, según el III Estudio sobre Acoso Escolar y Ciberbullying. Fotografá: @fundacionanar

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