Tiene 80 años. El autor de “Un mundo para Julius” es fan de los Mini Cooper, los perros bóxer, el vodka tonic y, sobre todo, de sus amigos. Acaba de pedir “Permiso para retirarme” (Peisa, 2019), como bautizó a la tercera parte de sus Antimemorias, con la que da por concluida su producción literaria

Alfredo Bryce Echenique se somete a una serie de preguntas que pueden perfilar -y reconfirmar- la sinceridad que la caracteriza su espontánea personalidad.

Bryce, sin prejuicios

En tu opinión, ¿qué es lo más valioso de viajar por el mundo con cierta frecuencia?
Reencontrarse con amigos.

¿Qué película o serie has disfrutado últimamente?
La misma de siempre: “Historia de tres amores”.

Si tuvieras que elegir un solo libro de tu biblioteca, ¿cuál sería?
Las memorias de Casanova (“Mémoires de J. Casanova de Seingalt, écrits par lui-même”).

¿Qué es lo mejor y lo peor de ser un escritor famoso?
Bueno, decía Cyril Connolly, en su libro “Enemigos de la promesa”, que el alcohol y las mujeres, y la falta de alcohol y mujeres (risas)… La verdad que nunca me ha preocupado la fama, más bien creo que es un estorbo. Hay que saber aislarse.

¿Con cuál personaje célebre te irías de copas si tuvieras que elegir a uno?
Pues probablemente con Hemingway.

Alfredo Bryce Echenique publicó su primer libro, “Huerto cerrado”, en 1968.

¿Qué es lo más difícil que te ha tocado vivir?
El insomnio.

¿De qué logro te sientes más orgulloso?
De los amigos… siempre.

¿Qué recuerdo te ha marcado?
El recuerdo de cuando vivía y trabajaba en la Universidad de Montpellier. Estaba con mi novia, veníamos de comer ostras y, al regresar a la ciudad, sufrimos un accidente automovilístico y ella murió… Íbamos a casarnos.

¿Qué aprendiste de tu padre?
La disciplina.

¿Y de tu madre?
La bohemia.

¿Cuál es tu miedo más grande?
Que me atropelle un carro.

Si te anunciaran que vas a morir mañana, ¿qué harías hoy?
La verdad es que no sé… Bueno, juntarme con todos los amigos que pueda y tomarnos unas copas.

¿Cómo te gustaría que te recordaran?
Como un buen amigo y un buen amante.

Alfredo Bryce Echenique junto con Julio Ramón Ribeyro, con quien mantuvo una gran amistad.

¿Qué sentiste al acabar tu último libro?
Pues que era al final, que ya había escrito lo suficiente. Realmente el título lo dice todo: “Permiso para retirarme”.

¿La jubilación es un punto sin retorno o hay chance de un “Permiso para volver”?
No, ya para mí se acabó el escribir, ya he escrito demasiado y no tengo ganas de escribir más.

¿Qué habilidad que te falta te gustaría tener?
Saber cocinar.

¿Cuál dirías que es o ha sido tu mayor adicción?
La lectura.

¿Sexo sin amor o amor sin sexo?
No tengo la menor idea.

Dedicatoria de Alfredo Bryce Echenique.

 

¿Cuán importante es el dinero para lograr que las cosas sucedan?
Hemingway decía que para ser feliz en París había que ser muy pobre, muy joven y estar muy enamorado. Yo soy mejor que Hemingway en ese sentido, porque él era pobre en dólares, mientras que yo lo soy en moneda peruana (risas).

¿Qué cambiarías de tu vida si pudieras volver atrás?
Mi vida ha sido siempre mis amigos, mis mujeres, las personas queridas; creo que eso no lo cambiaría nunca, ni hacia atrás ni hacia adelante.

¿Alguna vez echaste en falta tener un hijo?
Nunca en mi vida. Nunca.

¿Existe algo que te falte o que desees que haría que renunciaras a todo lo que has conseguido?
Nada en absoluto. Con lo que he conseguido soy feliz, estoy contento y me siento logrado.