Aunque han pasado casi sesenta años desde el primer luau en una playa limeña, la esencia de esta fiesta no ha cambiado, y la belleza de sus monarcas tampoco. Recordemos algunas de las reinas más guapas en esta colección de imágenes .
Por Daniel Crespo Pizarro
Al compás de música tribal, un séquito de caballeros descalzos, vestidos con guaya-beras floreadas y ber-mudas, lleva sobre sus hombros a la flamante Reina del Luau. Mientras hace su entrada triunfal a la fiesta sobre un anda de bambú o una tabla hawaiana, la soberana ordena el inicio de los festejos por su reinado.
La chica más bonita y popular de la noche es la llamada a portar una corona de flores sobre su cabeza como distintivo por su título. Esta escena se convirtió en una constante en las playas limeñas cada verano desde 1956.
El primero en celebrar un luau fue el Club Waikiki de Miraflores, gracias a su fundador Carlos Dogny, pionero de la tabla e infatigable viajero a Hawaii, quien luego de una de sus visitas trajo esta tradicional costumbre al Perú.
Con el paso del tiempo, las playas de Ancón, Punta Hermosa y Pucusana fueron las siguientes en incorporar este tipo de fiestas durante la temporada de verano y carnaval. De manera progresiva, otros balnearios del litoral adoptaron esta celebración dentro de su calendario. Si bien algunos hábitos han cambia-do con los años, los primeros registros gráficos reflejan el mismo glamour que se exhibe hoy en día.
Por ejemplo, Giuliana D’Onofrio, la primera Reina del Luau del Carnaval de Lima de 1958, usó un vestido y una corona metálica. Otras reinas han llevado bikinis y coronas hechas de flores. Ahora visten faldas de hilos de paja que combinan con coloridos bikinis.
Hoy, las mesas de los luaus son altas y se utilizan sillas en vez de cojines. Los tragos ahora se toman en vasos de vidrio y las chicas llevan tacos. La mayoría ya no se viste con algún atuendo hawaiano, salvo el obligatorio ‘lei’ (collar de flores). Todo parece haberse sofisticado.
Pero, eso sí, la puesta en escena y el baile de la reina acompañado por una coreografía siguen siendo extraordinarios. Además, el reinado del luau creó una estirpe que se ha visto reflejada en varias oportunidades por clanes familiares. Un claro ejemplo son Mariana Arnillas y sus hijas Fiorella y Mariana Sánchez-Salazar, las tres reinas de Punta Hermosa.
Asimismo, cabe resaltar la presencia, en nuestra colección fotográfica, de Milagros Mujica, una de las reinas más repre-sentativas de todos los luaus de Lima, tanto por su inolvidable belleza como por haber sido la primera reina del Club Waikiki de Miraflores. Han pasado casi seis décadas, pero cada febrero seguimos cele-brando esa fiesta hawaia-na que ya consideramos como peruana.