Frances Wu es galerista y coleccionista de arte. Ha vivido en países como Inglaterra, Estados Unidos, Suecia, Italia y China. Nada 2 mil metros en 45 minutos.
Por Redacción COSAS
La fundadora y directora de Wu Galería, prefiere lanzar nuevos artistas que la sorprendan antes que hacer dinero con un enfoque más comercial. Por estos días se encuentra en Madrid, recorriendo la Feria Internacional de Arte Contemporáneo en compañía de la artista Andrea Cánepa.
Según tu perfil de Facebook, eres políglota. Hablas español, inglés, francés, italiano, chino mandarín y sueco.
Sí. El chino es un idioma ingrato. Me fui un año a vivir a Beijing. Me interesaba la movida artística china, ver los Juegos Olímpicos… Era algo que siempre quise hacer. Pero los chinos son tremendos, ¡xenofóbos totales!, y más con los chinos extranjeros. Y son agresivos, muy malcriados. Lanzan escupitajos. No todos son así, pero sí la mayoría.
Jamas volverías a vivir en China.
¡No! Fui a China para encontrar mis raíces y me di cuenta de que era peruana.
A propósito del Perú, ¿qué momento atraviesa el arte peruano?
Ahora todo el mundo está interesado en Latinoamérica. Los precios de los artistas conocidos en el mercado occidental están tan altos que es necesario encontrar obras asequibles. Pagar 30, 40, 50 o 100 mil dólares es más asequible que comprar obras de 800 mil. Desde hace algunos años existen ferias que están teniendo un peso distinto, ArtBO (Colombia), Zona Maco (México)… y ahora PArC (Perú).
¿Y Art Lima?
Art Lima es un poco ridículo. Es claro que lo suyo es mucho más decorativo, porque es un producto masivo, parecido a Mistura.
¿Cómo contrastas este buen momento del arte latinoamericano con lo que dijo Szyszlo hace un tiempo? Para él, el arte actual es decepcionante.
Si bien Szyszlo es un referente nacional, no lo es para el arte contemporáneo porque no está actualizado. Nuestros exponentes más claros de arte peruano contemporáneo son Sandra Nakamura y Fernando Bryce, y estoy segura de que a Szyszlo no le gusta ninguno de los dos. A él no le interesa el arte contemporáneo. Punto.
Como galerista, ¿qué opinas del entredicho entre Ramiro Llona y la galería Lucía de la Puente por el incremento de las comisiones?
Honestamente, creo que fue una cosa muy fea.
¿En qué sentido?
Se hizo público algo privado, un trade en el que hay mucho de señoril. Todo el mundo sabe cómo es Ramiro… Si has trabajado diez años con él y no has sido capaz de prever una reacción así, tienes una ceguera en la relación con tus artistas.
Si no lo manejaste bien, no debiste cambiarle el porcentaje bajo ninguna razón… Creo que (Lucía) va a tener que pensar seriamente cómo quiere hacer su línea, porque definitivamente no la tiene. Es muy comercial, y me parece genial, ¡qué bueno que haga plata, porque yo no la hago!, pero mucho más gratificante me parece mostrar nuevas propuestas, crecer con los artistas… Amasar dinero nunca ha sido mi objetivo.
Creo que eso de alguna manera marca lo que quieres hacer como galerista. Nosotros no somos una tienda. Tenemos una línea, una visión. Eso es lo bonito.
¿Alguna vez has adquirido obras de tu propia galería?
¡Pero por supuesto! Tengo una regla: de todos los artistas que represento tengo una obra. Pero mi colección es muy ecléctica.
Hablemos de tu vida. ¿Has tenido alguna adicción peligrosa?
Eso no se debe decir –suelta una carcajada−… Creo que sí. Ha habido momentos un poco bastante negros. He visto de todos los colores y en todas partes del mundo, pero mi cuerpo rechaza mucha droga o mucho alcohol. Lo importante es tener la capacidad de decir “basta”. Todas son lecciones.
No tienes hijos.
No tengo hijos. Hago lo que quiero. Como Jordi (Puig). Él me dijo lo mismo.
¿Nunca te provocó ser mamá?
Claro que sí, incluso lo discutí con mi terapeuta. Tenía amigas que eran madres solteras y estaban muy contentas, pero para mí está clarísimo el rol que tuvo mi padre en mi vida. Ya hago todo sola, ¿por qué también tengo que ser madre sola? El rol masculino me parece muy importante.
No quisiste tener un hijo a toda costa.
No. Además creo que hay algo muy cercano entre tener hijos y tener artistas. De alguna manera, lo he sublimado.