La diseñadora y actriz británica, Georgina Chapman, está rehaciendo su vida junto a Adrien Brody. ¿Podrá superar el trauma de haber estado casada con un abusador como Harvey Weinstein?
Por Redacción COSAS
¿Un futuro promisorio? Ese parecía el destino de Georgina Chapman. Proveniente del seno de un hogar acomodado en Londres (hija de un empresario cafetero y una periodista), el ambiente elegante y glamoroso en el que se desenvolvió, la hizo decidirse por la carrera de diseño en modas. En las aulas del Chelsea College of Art and Design, conoció a quien sería su socia estratégica, Keren Craig, con quien lanzó en 2004 su propia marca: Marchesa, la que tuvo buena recepción y se ganó elogios al ser finalista en los premios del Consejo de Diseñadores de América en 2006.
Hasta ahí, su historia marchaba por el camino de muchas diseñadoras de moda prometedoras y que la industria no tarda en absorber. Sin embargo, ya desde 2003, Georgina había hecho un alto en la ruta al involucrarse con un pujante productor cinematográfico que la había deslumbrado: Harvey Weinstein.
Una relación peligrosa
Al frente de Miramax, el experimentado productor hizo de un pequeño emporio independiente, una fábrica de éxitos que reconfiguró incluso el gusto de la industria al producir desde títulos mainstream con sabor a diferente como Shakespeare in Love, hasta propuestas subversivas como Pulp Fiction. En plena ebullición de su fama y poder, Weinstein conoció a Georgina, quien había incursionado en la actuación con un perfil discreto que mantendría en los años siguientes. El estar casado con la productora Eve Chilton (de un perfil aún más discreto) no fue un problema para que la pareja iniciara su relación.
Divorciado de Chilton en 2004, Harvey y Georgina continuaron su relación hasta casarse en 2007. A juzgar por la filmografía de su nueva esposa, es obvio que Weinstein no hizo mucho por hacer crecer su carrera actoral. Mientras tanto, Marchesa experimentó un súbito crecimiento al convertirse sus vestidos en los más solicitados por las actrices en las galas y alfombras rojas. Así, el matrimonio continuó con cada uno atendiendo sus exitosos emprendimientos. El nacimiento de sus hijos, India y Dashiell, parecía consolidar la relación, cuando se destapó lo que muchos callaban.
Depredador sexual
El espejo de felicidad se rompió el 5 de octubre de 2017 cuando una avalancha de acusaciones por acoso sexual (entre ellas la de la actriz Ashley Judd) se lanzaron contra Weinstein. Y no solo eso. Muchas actrices como Felicity Huffman, Renée Zellweger o Jessica Chastain alegaron que eran prácticamente obligadas por el productor a usar los vestidos diseñados por su esposa en eventos sociales.
El descrédito cayó inmediatamente sobre Marchesa. Y aunque Georgina reaccionó rápidamente al anunciar su divorcio de su tóxico marido, su marca se degradó notablemente a pesar del apoyo de figuras del #MeToo como Scarlett Johansson. El colofón del escándalo fue un millonario acuerdo de divorcio en enero de 2018, en el que la Chapman recibió US$ 20 millones, además de propiedades por un valor de US$ 22 millones y la custodia de sus hijos.
Presente más grato
Con Harvey Weinstein preso y a la espera de una condena que podría ser de 25 años, Georgina Chapman no ha dejado de llorar su mala fortuna al haber sido engañada de una manera tan descarada por su ex marido. “Tengo momentos en que solo lloro por mis hijos. ¿Cómo serán sus vidas? ¿Qué les va a decir la gente? Quieren a su padre. Me resulta difícil soportarlo por ellos «, declaró en junio de 2018 a Vogue.
Pero ante el desconsolador panorama, un viejo conocido de la actriz reapareció: el ganador del Oscar por El pianista, Adrien Brody. Tras haber terminado una relación de cuatro años con la modelo rusa Lara Lieto, ambos tuvieron oportunidad de reencontrarse en abril del año pasado en Puerto Rico con ocasión del lanzamiento de la línea de trajes de baño de Helena Christensen. Brody se convirtió en el apoyo emocional de su antigua amiga. Ya muchos rumores circulaban al respecto, pero la pareja decidió salir a la luz y dar a conocer su relación hace unos días. Georgina Chapman puso fin a un período en el que su vida social había pasado a un segundo plano. Tiene ahora la oportunidad de reconstruir su vida y de empezar nuevos proyectos con su fortuna. Mientras tanto, Harvey Weinstein tendrá mucho tiempo en prisión para meditar sobre su terrible conducta.