Con “Changephobia”, su segundo álbum, el también fundador de la influyente banda Vampire Weekend demuestra que su talento en el estudio de grabación no solo está al servicio de otros artistas.
Por Raúl Cachay A.
Muchos lo consideran una especie de Rey Midas del estudio de grabación, pero la trayectoria de Rostam Batmanglij, o Rostam, a secas, indica que el músico de raíces persas nacido hace 37 años en Washington DC es mucho más que eso. Para empezar, es miembro fundador de una de las bandas de rock más influyentes de las últimas dos décadas, los imprescindibles Vampire Weekend. Además, es responsable de una discografía como solista que se ha enriquecido tremendamente con el reciente lanzamiento de “Changephobia”, su segundo álbum, que corrobora todo lo positivo que se había insinuado previamente en “Half Light”, su muy recomendable ópera prima, que fuera puesta en circulación en 2017; y también en “I Had a Dream That You Were Mine”, el disco que grabó un año antes en colaboración con Hamilton Leithauser, vocalista de la incendiaria agrupación estadounidense The Walkmen.
Pero, claro, buena parte de la fama y el prestigio de Rostam se justifican en su impresionante trabajo como productor discográfico, que lo ha llevado a prestar sus servicios a un ecléctico inventario de bandas y solistas, que incluye a Clairo, HAIM, Ra Ra Riot, Lykke Li, Charli XCX, Santigold, Frank Ocean, Carly Rae Jepsen, Solange y los propios Vampire Weekend, entre muchos otros.
“Changephobia”, no obstante, parece ser una síntesis inmejorable de los sonidos, las influencias y las búsquedas que han marcado su derrotero estético: es, probablemente, su proyecto más personal, pero también el más expansivo y urgente que haya refrendado hasta el momento. “Afortunadamente, ya había escrito la mayoría de las canciones del disco antes de que empezara la pandemia”, asegura Rostam, sobre el proceso creativo y las sesiones finales de grabación del disco, que tuvieron que desarrollarse durante los momentos más álgidos de la crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19.
“El último tema que compuse fue ‘These Kid We Knew’, y esa canción de hecho la escribí cuando me contagié de COVID-19, en marzo del año pasado. Por eso, la mayor parte del disco ya estaba básicamente muy avanzada cuando empezó la pandemia. Solo tenía que finalizar las canciones o añadirles algunos elementos en el estudio, como el ‘outro’ de ‘Next Thing’, que fue algo que grabamos casi sobre el final de todo el proceso. Pero no quería que la gente pensara que titulé el disco ‘Changephobia’ como una suerte de ‘respuesta’ al Covid. De hecho, no tiene nada que ver con la pandemia, sino con los diversos cambios en mi propia vida con los que he tenido que lidiar durante los últimos siete años. En todo caso, la pandemia sí fue importante para este disco, pero por otras razones: necesitaba estar solo para poder terminarlo. Y la pandemia fue un buen tiempo para estar solo”.
Parece que ese tiempo ya pasó, ahora que las restricciones por la pandemia por fin empiezan a ser cosa del pasado en Estados Unidos…
Bueno, sí, todo indica que haré unos shows ahora en noviembre, en Nueva York y Los Ángeles. ¡Me gustaría que fueran muchos más!
¿Cuáles dirías que fueron las influencias más importantes durante el proceso de composición de “Changephobia”?
Musicalmente, me cuesta mucho poder identificar cuáles son mis fuentes de inspiración más recurrentes, porque literalmente escucho música todo el tiempo. Para este disco, tendríamos que hablar de diez años de influencias musicales. Lo que sí puedo decir es que trabajar al lado de Hamilton Leithauser para el disco que hicimos en 2016 me enseñó a seguir una metodología muy específica al momento de escribir las letras de las canciones, en la que era sumamente importante el proceso de ‘revisión’ y corrección. He dedicado muchísimo tiempo a ‘revisar’ las letras de las canciones de “Changephobia”. Eso es algo que se lo debo a Hamilton. The Walkmen es una de mis bandas favoritas.
¿Cuán diferente es la dinámica en el estudio de grabación cuando estás trabajando en tu propia música y no para otros artistas?
Yo diría que en ambos casos me gusta ‘moverme’ rápido. Cuando trabajó en mi propio material, suelo contar con un ingeniero de sonido que me ayuda con las grabaciones. Normalmente, en un lapso de una hora, quiero grabar batería, piano y guitarras, pero hay gente que prefiere pasarse un día entero con cada uno de esos elementos. Yo solo quiero pasar 20 minutos grabando cada instrumento. Así fue como grabé “4Runner”, por ejemplo, pasando rápidamente de un instrumento a otro. Cuando estoy en el estudio produciendo la música de otras personas trato de mantener esa dinámica: pasar rápidamente de un instrumento a otro es para mí un componente clave en el proceso de composición.
Como músico o productor, ¿cuál sería tu colaboración soñada? ¿Con qué artista te gustaría trabajar?
¿Te refieres a artistas con los que no haya trabajado hasta ahora? Bueno, definitivamente, Kate Bush. Esa es la respuesta. Me encantaría trabajar con ella. Sé que anda un poco retirada de la música, pero nunca se sabe…
¿Nada nuevo con Hamilton Leithauser?
Definitivamente llegará un punto en el que volveremos a grabar juntos, pero antes necesitamos encontrar un ‘sonido’, algo que sea único. Pero estoy seguro que ocurrirá.
¿Y ya estás trabajando en nuevos proyectos? Apuesto que sí…
Eso es verdad, en estos momentos estoy trabajando en varios discos distintos y en otros nuevos proyectos. Pero no puedo decir de qué se trata aún…
¿Esos proyectos involucran tocar por primera vez en Sudamérica?
¿Por qué no? Espero que eso no tarde demasiado.
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