La periodista peruana recordada por sus reuniones con importantes personalidades entorno a un plato de lentejas fue una figura importante en la transición española entre el gobierno de Franco y el del rey Juan Carlos.

Por Arianna Gonzáles

mona jimenez

El pasado 28 de junio, el periodismo peruano se enlutó al conocerse el deceso de Ana María Jiménez, conocida por su apelativo de «Mona Jiménez».

La veterana periodista peruana, recordada por sus célebres reuniones con figuras del mundo de la política y la cultura en torno a un plato de lentejas, falleció bajo estricto privado y por causas que no se han hecho públicas.

La periodista española Rosa Villacastín ha tenido sentidas palabras para quien fuese su colega. Tras su deceso, Rosa no ha dudado en definirla como «una mujer simpática que logró algo tan sencillo como difícil: unir a personalidades con distintos ideales».

Emblemática figura del periodismo español

mona jimenez

Entrevista a Mona Jiménez en El Heraldo.

La fama de la Mona Jiménez tendría su apogeo a más de nueve mil kilómetros de su amado Perú. España la recibió con los brazos abiertos en los años 50. Y, para finales de los setenta ya se había ganado un lugar en el periodismo ibérico.

Jiménez fue un emblema de la política y la sociedad española. Tras colaborar como corresponsal en los diarios ‘‘Arriba’’ y ‘‘Pueblo’’, su popularidad aumentaría tras el fallecimiento del dictador Francisco Franco, en 1975.

Ana María decidió organizar reuniones con importantes personalidades del país europeo, como una manera de limar asperezas entre las distintas opiniones que convergían en aquella España que experimentaba la llegada del rey Juan Carlos.

Entre sus invitados, combinaba figuras que, en apariencia, no tenían nada que ver entre ellos, pero que, con un plato de lentejas de por medio, podían terminar discutiendo de un sinfin de temas.

Así, «el espiritú de la transición española», como luego se le conocería a esta época tuvo el rostro de una peruana y lugar en una pequeña habitación en la calle Doctor Fleming, una de las zonas con más vida de Madrid en esos años.

«El primer día vinieron cuatro gatos. Pero rápidamente se convirtió en una cita obligada para varias personalidades», explicó la periodista en una entrevista con ABC en el 2015.

Personalidades reunidas gracias a Mona

Adolfo Suárez fue uno de los políticos más importantes que acudió a las reuniones de Mona.

La popularidad de las lentejas de Mona convocó a figuras políticas como el abogado Antonio Garrigues-Walker, el economista y ex ministro español de Economía y Hacienda, Miguel Boyer, el ex Presidente de la Junta de Galicia, Manuel Fraga o el propio presidente Adolfo Suárez. 

Con un guiso de lentejas y chorizo sencillo, que demostraba que lo mejor está en la compañía, la Mona Jiménez llevó sus reuniones de gira, en ciudades españolas como Bilbao y Barcelona y se convirtió en impulsora de importantes campañas políticas como la de Mario Vargas Llosa en 1989.

Sin embargo, probablemente la historia que más resalte entre las tertulias de Jiménez, fue la que llevó a la socialité español Isabel Preysler y Miguel Boyer al altar.

Del almuerzo al altar

Para la pareja, Mona Jiménez fue la encargada de unir sus caminos. La que hizo que un almuerzo termine en un matrimonio que duró 26 años.

«Siempre había pocas mujeres en mis almuerzos. Un día una amiga me llamó para decirme que a Isabel le apetecía venir a mis lentejas y le dije que encantada. Así conoció Isabel a Miguel. Fue un flechazo. Pero como yo estaba pendiente de los demás invitados fui la última en enterarme», reconoció años después Ana María.

Isabel Preysler y Miguel Boyer se conocieron en una de las tertulias de Mona.

Fue el amor que unió a Preysler y Boyer, lo que hizo más famosas las reuniones de Jiménez, quien no dudó en hablar de lo «enamorada que estaba Isabel de Miguel», no sin antes recalcar que  lo mucho que odiaba que la consideren «la celestina» entre ellos, pues fue la última en enterarse.

En la entrevista condecida a ABC hace seis años, la Mona Jiménez deslumbró con su lucidez para recordar mínimos detalles de sus tertulias. Las mismas que la convirtieron en un ícono del Madrid de los años 80’s y, sin duda, en una leyenda del periodismo peruano.

En una España que acababa de salir de una dictadura, Mona demostró que la democracia no es más que el resultado de una saludable confrontación de ideas, donde el respeto por los pensamientos ajenos sea lo que prime. Cuán necesario mensaje. Ahora más que nunca.

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