Tras ocho años de relación y cinco meses de compromiso, el pasado seis de noviembre, Carolina Braedt y Bruno Vega se convirtieron en esposos. Los “morsis”, como la pareja de empresarios se hace llamar, sellaron su amor en una íntima boda llena de detalles significativos que COSAS cubrió en exclusiva.

Por Arianna Gonzáles   Fotos: Rafaella Bertorini

Corría el 2013 cuando Carolina Braedt y Bruno Vega se reconocieron en la fiesta de un amigo en común celebrada en Las Casuarinas, Surco. La pareja había estudiado en el Colegio Peruano Alemán Alexander von Humboldt, y aunque Bruno era algunas promociones mayor que Carolina, ambos sabían quién era el otro. Al volverse a ver, surgió, como ellos mismos lo definen, una conexión sin igual, la misma que los ha mantenido unidos en los últimos ocho años y los llevó a comprometerse en mayo de este año.

Cinco meses después de su mágico compromiso en Cusco, y tras ocho años de su primer acercamiento, una residencia en Las Casuarinas volvió a ser el escenario de su amor el pasado seis de noviembre, fecha en la que decidieron darse el “sí, acepto” que los convirtió en esposos.

El triunfo del amor

Pasadas las siete de la noche del sábado seis de noviembre, todo estaba listo para recibir a los novios y dar inicio a la ceremonia más importante de sus vidas. Amigos y familiares de la pareja llenaron las sillas ubicadas frente al altar mientras Bruno hacía su aparición entre aplausos.

La interpretación del violinista Marco de Gennaro colmaba el lugar de románticas notas que anunciaban la llegada de Carolina, quien caminó hacia el altar de la mano de su hermano mellizo Stephan luciendo un vestido para cuyo diseño tuvo que viajar hasta el atelier de Rosa Clará, en Barcelona.

El funcionario de la Municipalidad de Miraflores, distrito donde la pareja reside desde hace casi dos años, inició la ceremonia que terminó con un compromiso de amor y fidelidad sellado por un tierno beso. Carolina y Bruno se convirtieron en esposos entre aplausos, lágrimas y vítores de sus invitados, que veían en la unión de la pareja el triunfo del amor.

Carolina Braedt y Bruno Vega

Carolina, quien ha sido maquilladora, decidió diseñar su propio maquillaje para su boda.

A la par, las redes sociales explotaban en comentarios con buenos deseos para los recién casados. La transmisión en vivo del matrimonio, exclusiva de COSAS, superó los diez mil espectadores en la primera parte de la ceremonia, mientras que las publicaciones de la cuenta de Instagram de Carolina, donde acumula más de trescientos mil seguidores, alcanzaban, en promedio, treinta mil likes tan solo minutos después de su publicación.

La particularidad del enlace radicó en que Carolina decidió compartir –a través de posts, historias, reels y videos en vivo– cada paso que la condujo hasta el altar. Desde la preparación del maquillaje hasta la revelación de los dos vestidos que usó, diseñados en conjunto con Rosa Clará. Sus seguidores tuvieron acceso a todo ello en tiempo real gracias a la producción que Braedt pensó al detalle, y estuvo a cargo de sus amigos, los creadores de contenido Tana Rendón y Stefano Ayubu.

Carolina Braedt y Stefano Ayubu

Carolina Braedt y Stefano Ayubu en la planeación de contenido publicado durante la boda.

Carolina Braedt y Tana Rendón

Carolina Braedt y Tana Rendón

Emotiva ceremonia

Carolina y su mellizo, Stephan Braedt, quien llegó desde España para la boda.

Una vez culminada la ceremonia, el altar que los vio convertirse en esposos acogió a cuatro personas que una a una desfilaron para protagonizar emotivos discursos que tuvieron como eje principal el amor de Carolina y Bruno y cómo este se había hecho más fuerte con los años.

El primero en tomar el micrófono fue Stephan Braedt, hermano mellizo de Carolina. Al igual que su mamá, Susanne Friese, Stephan tuvo que cruzar el Atlántico, él desde España y ella desde Alemania, para llegar al matrimonio de la empresaria. El menor (por algunos segundos) de los Braedt fue el encargado de iniciar la tanda de discursos con palabras que, además de expresar la conexión que tiene con Carolina, hicieron aparecer lágrimas en los rostros de los asistentes.

Carolina Braedt y su mamá, Susanne Friese.

“Se me llena el corazón de orgullo de verte tan madura y preparada para enfrentar todo lo que se venga. Carolina, te admiro tanto que no puedo estar más orgulloso de ti y más contento con todas las decisiones que has tomado. Bruno, entraste en un momento complicado a nuestras vidas, pero no puedo estar más feliz de que te hayas mantenido en ellas y que, por fin, vayas a formar parte oficialmente de esta familia”, manifestó Stephan tras describir la boda de su hermana como “el mejor momento de su vida”. La mención al papá de Carolina, Walter Braedt, quien falleció en julio del 2013, no pudo faltar dentro de su discurso. “El más orgulloso de todos está allá arriba. Él es, definitivamente, el que más orgullo tiene de todo lo que has logrado, creado y seguirás consiguiendo en esta vida”, finalizó.

Francis Allison, exalcalde de Magdalena y familiar de la pareja, e Issam Kahhat y Jeremie Breña, amigos y propietarios de la locación donde contrajeron nupcias Carolina y Bruno, fueron los otros tres encargados de brindar discursos que, en sintonía con el de Stephan, resaltaron los años de amor y entrega que viven los empresarios hasta el momento y que los ha llevado a ser una de las parejas más sólidas dentro del mundo de las redes sociales.

El diseño de la boda

Carolina Braedt y Bruno Vega

La producción del evento estuvo a cargo de Gabriela Ibárcena.

En la boda de Carolina y Bruno, los detalles jugaron un papel protagónico. La producción del evento, encargada a Gabriela Ibárcena, tuvo como pieza clave a la naturaleza, con un backing de follaje como fondo y más de 500 velas que iluminaron el altar y el camino de los novios e invitados, brindando así un romántico y elegante espacio pensado en los gustos personales de los empresarios.

“La producción de la boda ha estado inspirada en detalle en el estilo de Carolina, elegante y para nada recargado. También trabajamos de acuerdo con el estilo de la casa, que tiene algunos toques de negro, por lo que usamos ese color para varios de los detalles” revela Gabriela Ibárcena, reconocida por el diseño de eventos como matrimonios, fiestas infantiles y bautizos.

Además del altar, Gabriela también gestionó el espacio donde se desarrolló la recepción posboda. Tal como Carolina reveló en la edición 705 de COSAS, tras la ceremonia, los invitados se dirigieron al patio de la casa, donde realizaron un brindis y pasaron a cenar en una mesa en V en la que se sirvió un menú de cinco pasos a cargo de Felipe Ossio Guiulfo.

“El menú estaba personalizado con la inicial y el nombre de cada invitado. Fueron cinco pasos y cada uno de ellos tenía un maridaje distinto”, cuenta Gabriela.

Íntima celebración

Tras la cena, los novios dieron por inaugurada la celebración de su matrimonio con su primer baile como esposos. La canción elegida fue “Romeo and Juliet”, de la banda de rock Dire Straits. Tras ello, el ritmo de la música cambió y los primeros acordes de “Todo de ti”, del cantautor puertorriqueño Rauw Alejandro, llenaron el ambiente.

La fiesta continuó amenizada por los tragos de un bar per[1]sonalizado que tuvo como atractivo a la coctelería molecular. Asimismo, la barra contó con dos signature drinks inspirados en la pareja, denominados Morsis&Tonic, por el apodo que Carolina y Bruno comparten, y Fashaddicti Fizz, que hacía honor al nombre de blogger de la empresaria.

Sin duda, una celebración que en cada detalle contó con el sello de la pareja, que tras ocho años juntos decidió unirse para siempre y formalizar la familia que conforma con sus tres hijos perrunos: Bono, Kali y Snoopy. Los Vega Braedt, ahora son, ante la ley, una realidad.

Amor a la francesa: La luna de miel de Carolina y Bruno

 

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Sol, mar cristalino y desconexión absoluta son algunos de los beneficios que ofrece vacacionar en las islas de la Polinesia Francesa. El plan suena ideal para cualquiera, pero destaca entre las opciones para una escapada romántica. Quizá por eso, luego de su mágica boda, Carolina Braedt y Bruno Vega empren[1]dieron el viaje que los conduciría al lejano destino que tantas veces habían querido visitar.

“Hace varios años, en un viaje a Nueva Zelanda, quisimos ir a la Polinesia Francesa, porque la vimos relativamente cerca, pero no pudimos porque no había vuelos. Entonces, decidimos que si algún día volveríamos a viajar tan lejos, tendría que ser por nuestra luna de miel”, confiesa Carolina.

De esta manera, dos días después de haberse convertido en esposos, Carolina y Bruno enrumbaron hacia Oceanía, no sin antes hacer una estratégica parada en Nueva York.

Desde el inicio de su luna de miel, divertidas anécdotas acompañaron sus días de viaje, como un sorpresivo encuentro con el cantante Justin Bieber, quien se encontraba frente a ellos mientras cenaban en un restaurante. Luego de dos días en Estados Unidos, la pareja partió rumbo a Tahití, su primer destino, en el que los recibieron con collares típicos de la zona, hechos a base de gardenias. Tal como hizo con su boda, Carolina decidió documentar toda su luna de miel, a través de posts, historias y reels en Instagram. De esta manera, sus seguidores pueden seguir de cerca sus aventuras, llenas de arena y mar.

La pareja permaneció dos días en Tahití, hospedándose en una cabaña sobre el mar, parte de la cadena de hoteles Intercontinental.

Tras su corta estadía, partieron rumbo a Tikehau, haciendo escala en Rangiroa. En este nuevo destino, sus días comenzaron bastante temprano, para disfrutar de los primeros rayos de sol y entregar las primeras horas de la mañana a sus rutinas de ejercicio.

Excursión a las islas locales, desayunos en canoas tahitianas y tours de scuba diving que les permitieron ver de cerca mantarrayas y tiburones fueron las actividades que completaron la estadía de ensueño en Tikehau.

Los últimos destinos de Carolina y Bruno fueron Bora Bora, la isla más famosa de la Polinesia Francesa, y Arue. En el prime[1]ro, la pareja disfrutó de días tropicales en los que aprendieron a abrir cocos, conducir motos acuáticas, entre otras divertidas actividades. Finalmente, su última estancia en la Polinesia Francesa tuvo lugar en el exclusivo resort The Brando.

Sin duda, los recién casados han disfrutado de un paraíso veraniego en sus primeros días como esposos, lo que ha dado inicio al conjunto de aventuras que los espera ahora que se convirtieron en los señores Vega Braedt.

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