La asociación cultural que fundó y dirige la actriz y música Denisse Dibós cumple veinticinco años trabajando por el musical en el Perú. El regreso de Preludio a las tablas es a lo grande, en el Teatro Municipal, con extraordinarios bailarines y un concepto que apela a la unión e igualdad entre peruanos. Se titula “Todos vuelven”. Es un homenaje al Perú a través de sus canciones. Marco Zunino no actúa ahí, pero es “hermano” de Denisse, y uno de los motores principales de la compañía.

Por Gabriel Gargurevich Pazos Fotos Diego Moreno

Apunto de tocar el timbre de la casa de Denisse Dibós, cerca al parque La Pera del Amor, en San Isidro, me pregunto cuándo fue la última vez que la entrevisté. ¿Hace nueve años? Recuerdo que conversé con ella en el tercer o cuarto piso de esta casa, donde funcionan las oficinas de la asociación cultural que fundó y dirige, “Preludio. Grandes musicales desde 1997”.

El motivo era el estreno de “El chico de Oz”, multipremiado musical, basado en la vida del cantante y compositor Peter Allen, interpretado magistralmente por Marco Zunino, amigo, “hermano” de Denisse, actriz, guionista, directora, bailarina y profesora de música.Estavezmetocaentrevistarlaporlaobra“Todosvuelven. Un musical para el reencuentro”, cuya producción general, en el Teatro Municipal, está a cargo de ella misma. La obra es un homenaje al Perú a través de sus canciones más emblemáticas.

Denisse

“Para nosotros en Preludio somos una familia. Inician las celebraciones por los 25 años con “Todos Vuelven”, luego vendrá “Madres” y hacia el final del año planean producir una obra con la Sinfónica Nacional”, nos cuentan Denisse y Marco.

Marco no actúa en esta obra que celebra los veinticinco años de Preludio, pero está sentado en la sala, adornada de arte y cuadros familiares. Denisse me pregunta qué quiero de tomar, y yo le digo que una infusión. “Eres de los míos”, dice. Se sienta frente a mí, en el sillón más grande; Marco está a mi lado, en una silla blancamente acolchonada. Los dos están radiantes, esbeltos; Marco, con algunas canas; Denisse, con algunas sexis arrugas.

Ella me habla del gran esfuerzo que le ha significado no solo montar esta obra en el Municipal, sino también haber hecho posibles más de treinta musicales en nuestro país, dirigiéndolos, produciéndolos, incluso actuando en ellos. “Si no hay dolor, no hay gozo”, dice riendo, y yo le digo que me identifico mucho con esa frase por mis dolores musculares y la tendinitis que me aqueja, “es por la edad”, acoto, pero ella enseguida me dice que no sea gracioso, “¿cuántos años tienes?”, yo le digo que 46, y ella agrega: “Tú eres como Marco, yo tengo 55”.

–Yo también ando con mis dolores de cuerpo, bien feos, ¿ah? No sabes… –advierte Denisse–. Me duelen las rodillas, los tobillos, las caderas, los hombros, las muñecas… Es por la pastilla bendita del cáncer…

Desde 2018 padece cáncer de mama. La pastilla que toma es una quimio oral. Su hermana también la toma. Son siete hermanas; a tres de ellas les ha dado cáncer; una falleció.

–¿Crees que el cáncer te ha hecho una mejor persona? –¿Tú qué dices, Marco? ¿Qué dices?

–Qué pregunta complicada… –dice Marco, sonriendo del lado, mirándome por un par de segundos y luego regresando a Denisse–. Yo creo que…

–Yo diría que sí –se apresura ella–. Por lo menos me ha hecho ser una persona más agradecida con lo que siempre he tenido, con la vida en general, con mi familia… Mi hija Paloma ahora tiene 12 años; por ella decidí que no me iba a victimizar con el cáncer… Cuando me enteré, estaba aterrada, claro. No me quería morir y dejar a mi hijita de siete años, ¿no? Pero inmediatamente me decía: “¡Carajo, ya, no pienses así, todo va a estar bien!”.

–¿Cómo reaccionó Marco cuando se enteró?

–Hicimos algunas bromas –dice Marco, levantando las cejas. –Este es un desgraciado, hace bromas por todo. Marco se mete con tu cáncer, con tu mamá que se murió, ¡también se burla de él mismo! Como yo, no tiene papá, entonces, cuando llega el Día del Padre, empiezan las bromas, “¡los dos somos huérfanos!”, dice, ¡jajaja! “¿Y ahora a quién le vamos a comprar regalo?”. Tiene ese humor.

–A mí me descubrieron un melanoma –dice Marco muy serio. –¿Cuándo? –pregunto.

Sin mirarme, se dirige a Denisse, con una amplia sonrisa. –Te llamé y te dije algo así como “te gané” o “no eres la única”…

–Entonces me mira y, levantando los hombros, agrega–: Lo detectaron a tiempo, felizmente, y lo desaparecieron: lo operaron y lo sacaron. Fue bien simple, ya está.

Café para los actores

Marco asegura que Denisse se llena de responsabilidades. El actor cuenta que incluso cuando quedó embarazada a los 43 años, y le recomendaron descanso, ella mandó a remodelar la casa de su madre para poder mudarse ahí, se mudó y no paró de trabajar. Cuando se enteró de que tenía cáncer, empezaban las grabaciones de la telenovela “Te volveré a encontrar”, y Denisse llegó a grabar hasta dieciséis escenas diarias, en paralelo a la radioterapia.

Denisse

“Cuando empezamos con “la Novicia Rebelde”, pensé ‘estamos entrando a hacer musicales en un país que no tiene esa cultura del musical’, pero tampoco lo eran la opera, el ballet…” advierte Denisse.

–Creo que es su modo de defensa ante la vida –agrega el actor–. Por eso creo que también le gusta producir. Yo no podría ser productor; hay que lidiar con el ego de los actores, con el alcalde que apoya o no a la cultura, con que cambiaron a la administración del teatro, con que no hay apoyo, ¡hasta con el hecho de que siempre tiene que haber café!

–Y tú, como actor, ¿sacas a relucir constantemente el ego al que haces mención? –le pregunto.

–Totalmente. Creo que la cuestión del ego no solamente va por el rollo de creernos lo máximo o no… Tiene que ver más bien con el hecho de que los actores somos extremadamente sensibles, es muy fácil herir a un actor… ¡Cuando uno produce o dirige, tiene que convertirse en psicólogo de los actores! Una vez dirigí “Cabaret”, conocía bien la obra, y además actuaba, casi me vuelvo loco…

–Marco, ¿cuál es tu cargo exacto en Preludio?

–Él no tiene cargo –se apresura Denisse–. Él es mi…

–Socio honorario –dice Marco, con una plácida sonrisa–.

Denisse es Preludio. Ella debe llevarse el crédito. ¿Por qué? Porque también se lleva el riesgo.

–Tú apareces también en las fotos que ilustran esta entrevista…

–Han pasado muchos años y hemos construido juntos un público para Preludio. No solo eso, sino que hemos evolucionado junto al público. En nuestras primeras obras, no sé, “El Principito”, o “La corporación”, años más tarde, terminaba la canción y la gente no sabía qué hacer. Pasaron los años, y el público empezó a aplaudir a los actores como estrellas de rock. Y, bueno, hay que decirlo, la gente se empezó a acercar más a Preludio por el nombre de Denisse, pero también por el mío. Ya no importaron las clases sociales, comenzó a venir todo tipo de público… Piensa en la cantidad de gente a la que hemos llegado… ¿Por qué hacemos teatro? Desde el inicio, hemos elegido obras que tengan un significado para nuestro país, aunque se haya podido tratar de obras extranjeras, en algunos casos. “Chicago”, por ejemplo, habla de la corrupción en la sociedad; “Cabaret” habla de cómo seguimos cometiendo las mismas brutalidades, como humanidad, a pesar de los años…

La tierra tiembla

Por unos segundos, nos quedamos en silencio, Denisse, Marco y yo. La mirada de Denisse se pierde en algún punto de la blanca sala. Luego dice:

–Recién he caído en la cuenta de que han pasado veinticinco años, y de que me paso la vida trabajando… Gracias a Dios, tuve a mi hija, gracias a Gabriel (Ortiz de Zevallos, el padre de su hija), un hombre maravilloso, la verdad.

–¿Lo sigues queriendo?

–Muchísimo.

–¿No han terminado a las patadas?

–Jamás. No he tenido una discusión con Gabriel hasta el día

de hoy.

–¿Por qué terminaron, entonces?

–Fue una decisión de los dos, no sé… No podría decirte… Lo quiero muchísimo. Es el mejor padre del mundo… Sus hermanos, los hijos de Gabriel, o sea… Yo le digo a Paloma, cada vez que salimos de la casa de ellos, o estamos con ellos, o salimos juntos a comer… Yo le digo a Paloma que somos muy afortunadas, le digo que eso no sucede así no más… Dos adultos que han decidido llevar sus vidas separadas y que se tengan ese respeto y ese cariño, y que ustedes, como hermanos, puedan ser igual de unidos…

En estos últimos tiempos, Marco estuvo en México, donde participó en una serie para Netflix, titulada “Control Z”, a la que, según sus palabras, “¡le ha ido muy bien!”, el 6 de julio se estrena la tercera temporada. También hizo teatro, en el D.F.; actuó en un musical, “Perfectos desconocidos”. Pero ¿cómo no venir a Lima por los veinticinco años de Preludio? Aún no ha visto “Todos vuelven”, el avant premiere ha sido ayer. También está en Lima como embajador de Unicef, donde está trabajando en “Misión Imposible”, una campaña que favorece a la Teletón, entre otras causas sociales. No pudo llegar a tiempo a la fiesta que organizó Denisse.

“Esta pandemia, este caos político, nos ha hecho abrazar las diferencias entre peruanos y celebrar la diversidad que hay en el país ”, dice Denisse.

–Marco, tú no viniste, ¿no? Hace tres semanas hicimos una pequeña celebración con los actores que habían pasado por Preludio. Yo no había pensado en nada, pero uno de los chicos me dice: “Denisse, ¿te das cuenta de que estamos en 2022 y fundaste Preludio en 1997? ¡Se cumplen veinticinco años!”. Y yo: “¿Qué me cuentas? Tenemos que juntarnos, tenemos que hacer algo”. Entonces, invité a todos los actores que trabajaron con Preludio, desde “La novicia rebelde”. Fue un encuentro lindísimo, una noche bien bonita donde, caracho, se sintió cariño, somos una familia…

Fue su hermana Rina quien la ayudó a fundar Preludio; Marco también, luego de su participación en “La novicia rebelde”, donde interpretó a Rolf Gruber, el antagonista central de la obra. “Hicimos una linda amistad con Marco”, señala Denisse.

–Siempre me decía: “Vamos, sí se puede”. Me apoyaba mucho. Como él también era fanático de los musicales, viajábamos mucho a Nueva York para ver qué obra podíamos hacer en el Perú; siempre buscábamos cosas relevantes para nuestra realidad, hasta que encontramos un camino propio. Entonces, hoy, con “Todos vuelven”, podría decir que ya estamos sólidos.

La tierra tiembla en esta tarde gris del 12 de mayo. “¡Temblor!”, dice Denisse. Nos apartamos de los blancos y cómodos sillones. Marco se apresura a abrir la puerta que da a la calle. Denisse escucha la voz de su hija, la tierra no deja de temblar, fuerte.

Denisse

“Ser actor es enfrentarse a mil cosas que una persona normal no tendría porque enfrentarse de manera pública”, dice Marco.

“Tranquila, tranquila, Palomita, no corras, amor, no corras”. Sigue temblando la tierra. “¡Mamá, déjame salir!”. La que parece ser la nana de la hija de Denisse se paraliza en las escaleras que dan a la sala. “Pati, tranquila, tranquilita”, dice Denisse. “Pati se asusta”, agrega dirigiéndose a mí y a Marco. Me asomo a las escaleras y veo a la mujer tapándose la cara,Paloma parece consolarla.“¿Qué ha pasado? ¿Te has caído, Pati? ¿Estás asustada?”, sigue Denisse. La tierra deja de temblar… “Se ha movido bien, ¿no?”, dice Marco, “Fortísimo”, agrega Denisse, y luego mira hacia las escaleras: “Patita, escúchame, tienes que andar con mucho cuidado por esa escalera, no salgas corriendo, te vas agarrando de la baranda y vas caminando tranquilita, ¿ya? Ahora apachúrrense”. Pati y Paloma se abrazan, sentadas en un peldaño.

Boquita de caramelo

Nuevamente, reina la tranquilidad en la sala. Denisse dice que ya no se calla. Que se cansó de que le digan que porque es “gringuita” no puede opinar. Los artistas desde sus trincheras hacen mucha más patria que los políticos, que entran y salen de la cárcel; eso (la corrupción) no se puede normalizar. Hay que alzar la voz en medio de este caos nacional afirma.

–Lo hemos hablado con el director de“Todosvuelven”–explica Denisse, en referencia a Carlos Galiano, director de la obra. Ella se ha encargado de la producción general–. Esta pandemia, este caos político, nos han hecho reestructurar la obra, que ya habíamos presentado en 2019; ahora hemos hecho hincapié en situaciones que queremos resaltar; abrazar las diferencias entre peruanos, dar cuenta de esta brecha política horrorosa, de esta polarización de clases, de colores, de todo… Y celebrar la diversidad que hay en el país, ¿no? Justamente, esa diversidad es la que nos hace lo que somos, la que nos hace ricos. Yo blanca, tú cholo, tú negra, todos somos uno. Me siento más peruana que muchos. En mi vida he robado a nadie, he pagado mis impuestos sacándome la mugre, entregando todo lo poco que tengo porque de esta casa y mi carro no salgo.

–Denisse, cuéntame algo oscuro de ti.

–Soy… –ríe–. ¿Por qué no le preguntas a Marco? Me tengo que ir al teatro… Bueno, lado oscuro todos tenemos; soy una persona muy impulsiva, pero estoy mejorando con la edad; era mucho más impulsiva y perdía el control mucho más rápido de lo que lo pierdo ahora. Marco lo sabe.

–¿Eres mandona?

–Super mandona y control freak…

–¿Has gritado a alguien alguna vez?

–¡Ay, por favor! –Denisse suelta una espléndida risa. –Nos hemos mandado a la mierda mil veces –interviene Marco.

–Gabrielito –me dice–. Pati, Patricia, la nana de mi hija,

me escucha y dice: “Oye, yo que soy la negra de Chincha hablo mejor que tú”. Pati es una lady… Yo siempre he tenido boquita de caramelo… Pero si ofendo, sé pedir disculpas…

–¿Cuántos novios has tenido?

Denisse vuelve a reír maravillosamente, y Marco interviene, muy serio:

–No le contestes.

–No te voy a contestar –dice ella, sin dejar de reír.

–¿Te consideras una mujer libre? ¿No sientes que, de alguna manera, estás dentro de una estructura social o de crianza que no te ha permitido ser lo libre que hubieses querido?

–No. Yo vengo de un colegio de monjas. Mi madre era católica, con diez hijos, yo soy la menor y, sin embargo… De repente ha sido por mi lado artístico… Todo el tiempo me he relacionado con amigos actores que vienen de todas partes, de todos los colores, de todos los credos y orientaciones sexuales…

–El mundo de la actuación es muy libre…–le digo.

–Esa es la libertad que tenemos, y la aprecio mucho… Mi hija ha crecido en el ambiente del teatro, tiene 12 años, ella es muy libre…

–¿Nunca una actriz se enamoró?

–Si ha pasado, nunca me lo han dicho, no me enteré. –Pero varias te tenían ganas –dice Marco riendo, feliz de la vida.

–¿Sí? –ríe–. Eso me dice Marco, yo nunca me doy cuenta. –Imagino que sucede, ¿no? El teatro es como una gran

familia –sugiero.

–Te enamoras de las personas en el escenario, de verlas, a mí me pasa… –confiesa Marco.

–¿Ah, sí? –se sorprende Denisse.

–Como espectador y punto –sentencia el actor–. No hay lugar más democrático que el escenario.

–Ay, Gabriel, me tengo que ir –anuncia Denisse con la voz afligida. Sonríe y forma un tejado con las cejas–. Me da una pena horrible, porque debo ir al Municipal y ya se me hizo tarde. Me quedaría conversando contigo años.

Se despide de Marco y de mí. Me quedo unos minutos más conversando con Marco, comiendo chocolates. Antes de levantarme del sillón y despedirme del actor, le pregunto:

–¿Te molesta que te digan guapo todo el tiempo?

–Es halagador, y uno siempre lo agradece, pero mi vida no se rige por eso. A veces quieres que una persona te lo diga, que la persona con la que estés te lo diga, y no leerlo en dos mil mensajes de Twitter o Instagram… En todo caso, hay días en que te despiertas y dices “hoy no estoy tan mal”; pero hay otros que dices “¡puta madre!”…

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