El pollo a la brasa tiene su encanto. El ala crujiente, la sazón particular, la pechuga tierna (porque sí soy de pechuga) y la piel, que aunque no queramos, se cuela impertinente en cada bocado, se atrae sola y se arma entonces el todo perfecto: un poquito de carne, pellejo y una papa, sumergido en generoso ají y mayonesa (no de sobre) casera. En su día, porque también tiene, acá van mis favoritos, sin orden y cada uno para un determinado momento y humor.

Por Paola Miglio (@paola.miglio)

Hilton, qué placer. Pollos y parrilladas. Desde chica las luces de neón de sus letreros llamaba mi atención y me sumergían en trance pollero. Este pequeño comedor en Lince no solo tenía en vitrina postres de antaño, como bavarois y pie de limón con masa de base y un merengue que tocaba el cielo, sino que guardaba entre sus brasas los pollos más gorditos, macerados con canela china para darle toque oriental, y acompañados de papas peruanas que, según temporada, cambiaban. Siempre de corte grueso, las favoritas, las Canchán. Ojo, cuando lo pidan, que hasta hoy hago, que les saquen el recién hecho que aún da vueltas en las brasas y no esos que guardan en los cajones debajo del mostrador. Igual si van a Don Tito, otro preferido, esperen que salga la tanda nueva. Este clásico sigue siendo querido, pero cuando recién sale de la estaca. El ala crujiente, las papas corte grueso y las salsas completan una experiencia de antaño.

pollo a la brasa

Pollos y parrilladas Hilton.

pollo a la brasa

Don Tito

Dicen que no se debe llevar al o la pretendiente a comer pollo en la primera cita. Que puede generar incomodidades la embarrada de manos, porque el pollo a la brasa pues se come con las manos. Se despelleja, se porciona con las yemas, se hinca el diente en la pata y se desprende el ala. Pienso que no, que una primera cita con pollo a la brasa revela lo auténtico de la otra persona. Así que no se cohiban ni se espanten. Sabroseen en uno de sus aireados balcones (sobre todo en el que es para dos) el nuevo de Tori, el de Mitsuharu Tsumura, Micha. Salsas portentosas y papas peruanas de triple fritura acompañan un pollo con carácter, sin remilgos ni inseguridades, que sale de lo tradicional: no es el clásico, tiene un guiño criollo y oriental en el aderezo y no pasará pasar desapercibido.

Tori

Dos de estilo clasico: el de Primos que no tiene pierde, un pollo sabrosos, jugoso y bien hecho. Y el de Yopo, que cumple las mismas carcaterísticas. Eso sí, podrían mejorar las papas, pues solo las animan las buenas salsas que acompañan sendas avecillas.

Primos Chicken

Para cerrar, un bonus. Ya sé que son chiquitos y que mejor es irse hasta Santa Clara, pero en San Isidro el all you can eat también está funcionando y qué mejor que pollo de granja que se desprende sin esfuerzo del hueso. Que se come tierno y en cantidades ilimitadas, con papas peruanitas, con mayonesa de campeonato. La Granja Azul. El que cierra en banquete. Se vienen mis mejores pollos broster. Pronto.

La Granja Azul

 

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