Camila Zavala actúa, escribe, dirige y produce obras de teatro. Es dueña de una empresa llamada Play-Storytelling y es hija de Branny Zavala, gerente general de Corporación Radial del Perú. Luego de escribir, dirigir y producir la obra infantil “Aura”, que se presenta en el Teatro de la Universidad del Pacífico hasta el 14 de agosto, Camila partirá a Nueva York, donde estudiará una maestría en Producción Creativa en la Universidad de Columbia.
¿Te interesa estar más detrás de cámaras que actuando?
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¡Es una pregunta complicada que me hago todos los días! Lo que siempre quise ser fue actriz, y la forma de contar historias que más me gusta es el teatro, pero también soy emprendedora por naturaleza. No podría ser solo actriz, interpretar textos de otros y esperar a que los directores me llamen.
¿Eres una jefa severa?
¡Sí! (ríe)
¿Te tiene miedo tu equipo de trabajo?
No me tiene miedo, pero sí soy… no sé si perfeccionista, pero sí disciplinada; me gustan las cosas superorganizadas.
¿Alzas la voz de vez en cuando?
Sí, alzo la voz.
¿Dices lisuras?
No, no falto el respeto. A mí misma me puedo maldecir, eso sí…
¿Sueles hacerlo mucho?
¡Sí, un poco! Soy muy exigente conmigo misma; cuando algo no me sale, digo: “¡Qué bruta!
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”.
¿Solo en el terreno profesional? Por ejemplo, si le has hablado mal a tu madre o a tu padre, ¿te das con látigo antes de dormir?
No me doy con látigo, pero sí me da la “perseguidera”, y me quedo con la sensación de algo que no hice bien…
Entonces, ¿pides disculpas?
Trato de arreglarlo… Pero no te voy a negar que hay situaciones en las que el orgullo me gana un poco; pero la mayoría de veces, por paz interior, lo trato de solucionar. Además, soy muy sensible y siento que todo lo que me guardo se convierte en… Bueno, todo lo exteriorizo…
¿De qué manera exteriorizas un malestar?
¡Uf!… Yo de los nervios, me resfrío, o me da diarrea (ríe). Pero esto me sucede, sobre todo, cuando actúo; ya entendí que esa es mi manera de subir al escenario. ¡Pero luego lo piso y me olvido de todo!
Es extraño cómo el escenario transforma a los actores, ¿no?
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Es extraño, sí. Hasta minutos antes de subir al escenario pienso: “¿Por qué me dedico a esto si me siento tan mal?”. Pero, cuando termina la función, digo: “Esto lo quiero hacer por el resto de mi vida”. Soy una persona que vive mucho pensando en lo que pasó y en lo que vendrá. El escenario me ancla en el presente y me hace conectarme con la persona que tengo enfrente y conmigo misma. Eso es extraordinario.
¿Qué piensas de la fama?
¡Es lo único que le quitaría al hecho de ser actriz! Me pone un poco nerviosa el hecho de que todo el mundo sepa quién eres.
Eres una chica guapa y además eres pelirroja; no hay muchas pelirrojas, podría ser un beneficio diferencial…
¡Yo creo que o te encantan las pelirrojas o no te gustan!
¿Has salido con alguien que se muera por las pelirrojas?
No, pero… ¡sería lindo!
¿Te has enamorado muchas veces?
¿Enamorado? No… Es que ni siquiera sé lo que… Eh… Dos veces me he enamorado.
¿Dos veces en las que te han hecho sufrir y llorar?
Sí, sí… He sufrido…
¿Tú también has hecho sufrir?
Imagino que sí… Pero es loco, porque uno no se da cuenta cuando hace sufrir…
¿Tienes enamorado?
Estoy con enamorado. Desde hace casi como… ¿un año?
¿Tiene que ver con el espectáculo?
Es posproductor, tiene que ver con el entretenimiento, con la publicidad.
¿Se van de fiesta juntos?
Poco, por el trabajo, pero nos conocimos bailando salsa. Nos encanta.
¿Cómo se llama?
Le dicen ‘Wawin’. Nunca me he reído tanto como me río con él; es un chiste con patas. Juntos parecemos dos niños. Podría decir que ‘Wawin’ es también mi mejor amigo.
¿Qué piensa ‘Wawin’ de tu partida a Nueva York?
Cuanto más grandes sean mis alas, él feliz.
¿Crees en las relaciones a la distancia?
¡No lo he pensado ni lo quiero pensar! Se verá…
¿Qué te ves haciendo en el futuro?
Me veo contando historias por el resto de mi vida; historias que me pongan la piel de gallina.
Por Gabriel Gargurevich