Ahí arriba, en un piso ubicado en lo alto del edificio de América Televisión, en Santa Beatriz, reina el silencio. El fotógrafo y yo hemos subido en el ascensor con la relacionista pública del canal, y ella nos ha acompañado, siempre sonriendo, hasta el salón con paredes de vidrio donde se encuentra el moderno directorio. Pronto entrevistaré a uno de los hombres más poderosos del país, quien levantó de las cenizas al canal líder de la televisión peruana y quien tiene más de mil quinientos trabajadores a su cargo. En eso pienso, sentado en una de las sillas de cuero reclinables. De pronto, el fotógrafo le dice a la relacionista pública si es posible que Eric Jurgensen se siente en la silla que lo haría salir en las fotos con el logo del canal detrás. Ella le dice, sin perder la sonrisa: “¡Imposible! ¡Su lugar es otro! ¡Es como si quisieras cambiar de lugar al rey Arturo!”. Y el sonido de sus palabras, cargadas de intención pero casi susurradas, se pierde en el lugar.
Eric Jurgensen de pronto sale de una puerta de madera que da al directorio moderno donde nos encontramos y, con una expresión adusta en el rostro, me da la mano, mirándome fijamente, con sus ojos azules penetrantes. No lleva terno. Viste una chompa guinda en “v” sobre una camisa a cuadros. Sonríe, brevemente, cuando el fotógrafo le consulta si puede sentarse en la silla con el logo del canal detrás. “Cómo no”, responde Jurgensen, quien viene, según sus palabras, “manejando” canales de televisión desde hace treinta años en su natal Bolivia y en Paraguay, y, en el Perú, desde que asumió la gerencia de América Televisión en 2003. Tiene 53 años. Y ahora yo estoy sentado en su lugar habitual.
Imagino que, para dirigir una empresa tan grande, no solo se necesita saber relacionarse con la gente sino tener don de mando… –le digo.
Por supuesto –dice Eric, con ganas de ir directo al grano, y su acento boliviano, con la “ershe” característica, contrasta con su aspecto alemán–. Creo que para todo se necesita don de mando. Las relaciones interpersonales son fundamentales, así como el respeto y saber dar el ejemplo, siendo un modelo para los demás, haciendo las cosas bien, con integridad, honestidad, puntualidad, siendo reservado, cuidándote…
¿Tratas también con calidez a tus subalternos?
Yo creo que sí… Con mucho respeto y agradecimiento.
Tengo la impresión de que, para tener éxito en la televisión, se necesita cierta dosis de frialdad y dejar de lado los asuntos personales…
Eh, bueno, en algún rubro sí –dice aflautando la voz, despreocupado–. La vida de los talentos, es decir, la de todos los que dan la cara en la pantalla, está en una vitrina… ¡Inclusive la mía! Y uno tiene que comportarse correctamente donde esté… Sobre todo hoy, que hay cámaras por todos lados y te pueden grabar con un celular. Por eso es importante ser lo que predicas.
Hay que tener disciplina…
Yo soy alemán. Bueno, mi familia es alemana. Mi padre es alemán, mi abuelo también; mi abuela, suiza… Estudié en el Colegio Alemán Mariscal Braun de La Paz.
¿Nunca le sacaste canas verdes a tus padres?
Creo que era un joven bastante tranquilo, metódico, muy deportista…
¿Ibas a fiestas?
Sí iba, pero me medía bastante…
Eric Jurgensen, gerente general y director de programación de América Televisión, hoy tiene grandes noticias que dar. El 23 de junio pasado, hizo historia en la televisión peruana cuando inauguró el Centro de Producción de Contenidos y Entretenimiento más grande del Perú –y uno de los cinco más grandes de Latinoamérica–, ubicado en Pachacámac. Como luego me detallará, son 23 mil metros cuadrados de construcción, sobre un terreno de 54 mil metros cuadrados. Se trata de cinco estudios: tres de mil metros cuadrados cada uno, y dos de quinientos metros cuadrados cada uno; cuatro de ellos equipados con tecnología HD y uno con tecnología 4K, que es cuatro veces más avanzada que la HD en cuanto a calidad de imagen. Este monumental emporio televisivo no solo da a América Televisión una ventaja competitiva importante en el mercado peruano, sino que le permitirá producir para canales internacionales y coproducir contenidos junto a ellos a muy bajo costo.
Por Gabriel Gargurevich Pazos
Fotos de Víctor Idrogo
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