Las olas de Puerto Rico fueron testigos de un momento histórico en el deporte peruano. La joven surfista Sol Aguirre, con apenas diecinueve años sellaría su clasificación a los Juegos Olímpicos de París 2024 en la Ronda 5 del ISA World Surfing Games 2024. La condiciones no eran óptimas, pues la deportista venía de una lesión, pero aún así logró destacar entre los mejores surfistas del mundo. Conversamos con ella pocos días antes de su partida a Tahití.
Por Lucas Cornejo Párasa Fotos Alexander Neumann
Sol y yo nos encontramos para conversar un poco de su vida y todo lo que se viene. Ella acaba de llegar de correr en Sudáfrica. Y me cuenta apenada que no tuvo ni tiempo de ir de safari como le hubiera gustado, pero es entendible, porque se encuentra puertas de viajar a Tahití para representar como deportista olímpica a nuestro país.
Se describe como una persona espontánea y divertida. ‘Me gusta darle luz y energía a mi vida y a la de las demás. Considero que estoy muy conectada con mi nombre. Siento que “Sol” representa bastante lo que soy como persona”, dice sonriendo. El nombre se lo puso su padre. No lo tenía planificado. ‘Estaba en los brazos de mi mamá y la luz iluminaba mis ojos y mi papá vio como brillaban y dijo: que se llame Sol’.
Él fue quien le enseñó a pararse en una tabla por primera vez. Pero la influencia no solo le viene de su padre. Su mamá también surfea, solía hacer atletismo y fue voleibolista profesional. De hecho, compitió en mundiales junior de voleibol. ‘Pienso que mi lado atlético tiene mucho de su influencia’, me cuenta Sol. ‘Cuando era más chica, no solo surfeaba, sino que también jugaba fútbol. Soy buena en la mayoría de deportes. Me adecúo al toque a cualquiera’, por lo que no siempre estuvo claro que sería el surf el que cobraría mayor importancia. ‘La tabla era el deporte que hacía mi hermana y mi papá, que fue el que me enseñó. Al principio, lo veía como diversión, pero después, cuando empecé a competir, me di cuenta que sí quería que el surfing sea mi profesión’, explica.
Cuando te preguntaban de niña qué quieres ser de grande, ¿qué respondías?
Pucha… artista. Cantante y actriz. Quería ser como Selena Gomez, te juro…
Reímos, pero ese proyecto no está del todo abandonado, pues luego me confiesa que quiere sacar una canción. ¿Sobre qué?, le pregunto. ‘Un tema amplio’, me dice sonriendo, ‘La vida, el amor y… no, no el amor. El amor propio…’ Al parece, en Sudáfrica estuvo cantando bastante y siente que le sale natural. Improvisa con facilidad y disfruta mucho hacerlo. ‘Lo que pasa es que no quiero hablar sobre amor porque van a pensar que estoy dolida’, me confiesa y agrega que por eso mejor va a hablar de su signo: ‘Cáncer, el mejor’, me dice entre risas. ¿ Pero la campeona quiere hacer una carrera musical más allá del hobby? ‘Sí me gustaría ser cantante, no te lo voy a negar’, confiesa.
Pero no solo sueña con una carrera artística. Sol también tiene planificado estudiar una carrera universitaria. Piensa que estudiar es algo muy importante y lo veo como otro de sus grandes objetivos. ‘Amo la arquitectura y siempre he querido estudiarla, pero primero he querido cumplir mis objetivos con el surf. Mi mamá siempre me dijo que, como no estaba estudiando, clasificar a las olimpiadas era como graduarme de la universidad. Entonces, ya que competiré en las Olimpiada, planeó después estudiar. Porque estudiar Arquitectura viajando la veo bien difícil…’.
Sus papás se conocieron y rápidamente decidieron mudarse al Norte, en donde construirían una casa en Los Organos. Si bien Sol nación en lima, se considera norteña. Tanto ella como su hermana Leilani crecieron ahí junto a las olas. Ahí empezaron ambas a dedicarse a la tabla. Sin embargo, el mar limeño también signifique mucho para ella. Inicialmente, nos encontraríamos en Waikiki. ¿Qué significa esa playa para ti?, le pregunto.
Significa bastante. Desde pequeña tenía que viajar a Lima a competir en nacionales con mi papá y Waikiki ha sido gran parte de mi evolución. Es ahí donde siempre he dejado mis tablas y he entrenado. De hecho, es una playa que tiene un gran valor histórico, porque fue ahí donde Carlos Doñí trajo la tabla hawaiana a Perú. La gente de esa playa es increíble realmente. Si pienso en un casa en Lima, pienso en Waikiki.
¿Y aparte del surfing, sientes que hay otra Sol?
Sí, tengo muchas cosas más. Tengo mi lado artístico, me gusta cocinar y también escribir sobre la vida, sobre cómo veo la vida mientras viajo; también sobre las derrotas y las victorias. Me gusta publicar en mi Instagram lo que siento y pienso. Creo que a la gente le gusta porque es un lado que no muchos deportistas muestran. No sé, la esencia, la evolución, el cambio, el miedo.
Claro, normalmente hay esta imagen clásica del deportista como símbolo de fortaleza, y triunfo, pero de hecho hay mucho de lo otro… ¿Cómo te vinculas con eso?
Siento que el miedo es algo que nos impide cumplir las cosas que queremos hacer, pero siempre es súper mental. No es algo que puedas ver. He escrito muchas cosas sobre el miedo. Por ejemplo, sobre el miedo a los cambios que puedes hacer como persona, el miedo de quedarte en el mismo sitio, y el miedo a fracasar. Bastantes personas tienen miedo a perder. Y yo creo que de eso no se trata. No me da miedo perder. ¿Tengo miedo? Sí, pero a no intentarlo o a dejar que el miedo me controle. Mi meta no es ganar. Mi meta es dar todo de mí. Para mí, lo importante es conectarme y dar mi mejor esfuerzo. Estoy segura de que si te concentras en eso y en el proceso, los resultados vienen por sí solos… Aunque debo reconocer que últimamente sí he estado con miedo.
¿Por qué?
Porque cuando empiezas a perder y no te gusta el sentimiento, se vuelve un círculo vicioso. Pierdes y la siguiente vez tienes miedo a volver a perder y sentirte así. Por eso a veces escribo, porque así puedo entender mejor mis pensamientos. Perder es parte del proceso de cualquier deportista, pero no puedes quedarte ahí.
¿Y para eso trabajas con algún terapeuta?
Sí, tengo un psicólogo. Siento que la parte mental es lo más importante para competir. Porque cuando una no para de competir, se queda sin tiempo para reflexionar. Todas tus emociones cambian súper rápido y hay que ser fuerte y seguir adelante. El psicólogo ayuda a ordenar los pensamientos y decirte las cosas que tienes que hacer.
He leído que te consideras una persona de perfil bajo y dices nunca ser la favorita. ¿A qué te refieres?
Me gusta ser una persona que no tiene necesidad de demostrar ni de brillar. Lo que me importa es concentrarme en lo mío: surfear. Después creo tu surfing brilla por sí solo, pero no tienes que estar demostrándolo. Cuando digo que no he sido la favorita, me refiero a las competencia, como en el mundial pasado. Siempre hay surfistas favoritos del público. Casi siempre son de las potencias mundiales del deporte: Australia, Hawái, Estados Unidos.
¿Qué crees que hace falta para que nosotros seamos potencia?
Siento que es difícil porque, aunque somos varios, si nos comparamos con otros países, igual somos pocos. También creo que nos falta determinación y constancia. A mí el Estado a mí me ha apoyado bastante, el IPD. Pero creo que que falta iniciativa para las otras generaciones de hacer campeonatos o de motivarlos a que compitan, a que viajen, a que aprenden otros idiomas. Es muy importante hacerlo y aprender a socializar en los viajes. Otra cosa es que podríamos ser mucho más unidos. Cuando viajo a competencias, veo cómo hay países que son unidos y quieren lo mejor para el otro. A nosotros nos falta liberarnos de esa envidia y esa competitividad que nos lleva buscar bajonear al otro. Apenas llego de viaje y hay que viajar del avión, ya lo veo en las personas que no te dejan pasar y se adelantan. Hay competencia en todos lados y eso no nos permite crecer.
¿Tienes una ola favorita de Perú?
Hay demasiadas olas buenas, pero mi favorita es Órganos, que es donde he vivido toda mi vida. Es al frente de donde aprendí a correr. Con esa pregunta todo el mundo responde que Chicama, porque es la más conocida, o Lobitos, Máncora, pero para mí Órganos cuando se pone grande la ola se vuelve Chicama, aunque con mucha más fuerza. Además, nunca hay mucha gente y tiene una vibra especiales. Los locales respetan y no hay aprendices que te malogren la ola. Me encanta.
Con tantos viajes y entrenamiento, debe ser difícil llevar una vida social activa. ¿Cómo manejas esto?
La verdad que sí. Cuando estoy en Lima, entreno todo el día. No tengo tiempo ni de ver a mis amigas. Muchas veces he tenido que cancelar y a veces me siento mal, pero tengo un grupo pequeño de personas que sí entienden. Están acostumbradas a que no tengo tanto tiempo porque mi prioridad es mi deporte. Y mi familia siempre está presente y para mí eso es lo más importante. Cuando viajo, trato de que se vuelva como casa. He hecho amigos por el mundo y siempre ayuda un montón, porque, así siento que la parte social está presente dentro de a lo me dedico. Si no tuviese eso, de todas maneras me volvería loca.
Claro, pero imagino que construir vínculos atadas a un sitio, como una relación de pareja, debe ser muy difícil llevando tu vida.
Sí. Yo ahorita no podría estar en una relación de ninguna manera. Lo que sí pasa es que el amor llega cuando menos te lo esperas. Pero yo creo que, si pasa eso, eventualmente va a resolverse. Yo creo que no puedes forzar nada. Lo que menos puedes hacer es desesperarte y pensar que es la última persona en el mundo que va a estar ahí para ti.
Fuera de lo evidente, ¿cómo te sientes con ir a las Olimpiadas?
Nunca me lo imaginé de chiquita, ya que el surfing antes no era olímpico. Cuando eso cambió, se me partió el corazón porque no pude competir por irme a otra competencia de la WCL. Aún no sabía la importancia del Panamericano en ese momento. Entonces, como que sí dije, ¡guau! O sea, estar en las Olimpiadas es lo mejor que puede existir para un deportista. Tres semanas antes de irme a Puerto Rico, en donde se clasifiqué, no podía ni pararme en una tabla porque tenía un esguince. Clasificar así, compitiendo con los mejores del mundo, fue algo que realmente me costó creer. De pequeña jamás hubiese imaginado lo que estoy viviendo…
¿Te sientes nerviosa?
No me siento nerviosa. Sí tengo muchas ganas de qué va a pasar, de ver cómo me voy a sentir. Aunque, ahorita puntualmente no siento nada. Estoy disfrutando de de estar en mi casa. Pero sí sé que cuando esté en Tahití, con la licra puesta, obviamente voy a sentir nervios. Sé que todo depende de mí, pero obviamente hay presión. Todo el mundo te está viendo. La ola de por sí da miedo porque es una ola fuerte, grande y poderosa, pero el estar ahí luchando por mi país y por mis sueños es algo increíble. Hay una frase que es como let your dreams be bigger than your fears. Y eso es lo que voy a hacer. Estoy metalizada y no puedo dejar que el miedo me controle. Tengo que ser más grande que el miedo.
Pero el miedo también nos impulsa, ¿no?
De todas maneras. Cuando compito, tengo un poco de miedo siempre. Mentalmente siempre es difícil para mí cualquier competencia. Vivo luchando contra eso. Son momentos que nadie conoce, ni mi familia ni los más cercanos a mí. Solamente yo sé cuánto me costó superar pensamientos o emociones que a veces aparecen.
¿Qué recuerdas que te haya costado un montón superar?
Bueno, superar que, después de quedar quinta en los Panamericanos de Chile, hice una interferencia. Fue tanta la presión que no podía ser yo misma. No podía pensar. Nunca en mi vida había hecho una interferencia en un hit. No lo hice intencional, pero me costó superar ese evento como una semana. Me sentía avergonzada y humillada. Era horrible, hasta que tuve que dejarlo ir, porque ya había pasado.
Si piensas en un futuro más lejano, ¿qué te daría tranquilidad alcanzar?
Obviamente, quisiera traer una medalla olímpica a mi país. También de sueño ser campeona mundial. Siempre lo he querido lograr y creo que estoy más cerca. El año anterior quedé octava y este quinta. Pero, como persona, quisiera ser un ejemplo: una persona que la gente pueda seguir e inspirarse. Me encantaría que la gente se identifique y conecte conmigo para que puedan lograr sus sueños.
Imagino que eso pasa mucho cuando enseñas…
¡Sí!, estuve enseñando después de cuarentena, cuando la gente empezó a viajar al norte porque estaban desesperados. Mis primeros ahorros de trabajo los hice dando clases de tabla. Enseñaba como cinco horas al día e iba sumando. Le agarras el gusto y aprendes mucho. Hay cosas que una no puedo entender de sí misma, pero enseñándole a otra persona las identifica y aprende. Y el mejor sentimiento el el que surge cuando ves la cara de los niños cuando se paran en una ola por primera vez. Probablemente no lo están haciendo tan bien, pero la felicidad que sienten de estar en una ola es incomparable. A veces hasta me dan ganas llorar de lo lindo que es. Un montón de niños que tenían miedo al mar lo perdieron conmigo y al frente de mi casa, en Órganos. Y no solo niños, sino incluso mayores de treina que quedaron fascinados con el surf. Cuando veo a mis alumnas comprando sus tablas y viajando a correr olas se me llena el corazón. Siempre me mandan sus fotos y me agradecen por haber sido la que les enseñó.
Cuando le pregunto a Sol la rentabilidad del deporte se queda pensativa y responde que sí, pero que es difícil. ‘Hay que esforzarse un montón’. Se divierte al recordar la época en la que dictaba clases para ahorrar. ‘También vendía postres’, me dice. ‘Metía el keke de plátano al horno y me iba a la playa a dar una hora de clase de tabla. Cuando volvía el keke estaba listo y se lo vendía a mis alumnos’. Si bien el deporte puede dar dinero, no lo da tanto como otros. Los auspicios siempre suponen una persecución. ‘Hay demasiados influencers’, me explica Sol molesta. Muchas veces ha necesitado un carro para ir a entrenar y moverse y no lo tiene, pero de pronto ve que a influencers que corren tabla no profesionalmente las marcas le dan ese auto. ‘Me da bastante rabia, porque no puedo creer que apoyen más a una persona que esté haciendo eso que a una persona que realmente lo necesita para poder movilizarse y traer triunfos al país. Muchas veces, los auspiciadores nos ven como resultados, y no tienen esa iniciativa de apoyarte durante el proceso de conquistar tus sueños’, concluye la joven deportista.