El escritor peruano retoma contacto con sus orígenes, alejándose de los focos mediáticos y encontrando tranquilidad en el Perú, donde pasa sus días junto a su familia
Por: Redacción COSAS
Mario Vargas Llosa, uno de los más grandes exponentes de la literatura latinoamericana, decidió alejarse de las tensiones de la vida pública en España y disfrutar de un retiro apacible en el Perú, su país natal.
A sus 88 años, el escritor estuvo en La Perla, distrito del Callao, donde su hijo Álvaro le tomó una foto durante un «paseo deportivo», en el que se lo ve tranquilo, acompañado por su bastón y con ropa cómoda.
Paseo deportivo y reminiscente por La Perla… pic.twitter.com/X9lvPxQaQm
— Álvaro Vargas Llosa (@AlvaroVargasLl) November 19, 2024
La imágenes de su visita al Colegio Militar Leoncio Prado fueron compartidas por Álvaro, quien actúa como portavoz de la familia. La publicación se realizó en medio de las preocupaciones sobre el estado de salud del premio Nobel luego de que, recientemente, cancelara su participación a un evento literario en Madrid por “recomendación médica”.
Su decisión de no asistir al homenaje que le rindió su cátedra en la finca El Jaral, fue motivada también por las largas horas de vuelo, una actividad que le resulta cada vez más difícil.
La ciudad y los recuerdos
La imagen de Vargas Llosa en La Perla tiene un fuerte componente simbólico. Este distrito no solo es un lugar importante en su vida, sino también en su obra, ya que es el escenario de su primera gran novela, La ciudad y los perros. El libro que lo catapultó a la fama literaria nació de su experiencia como cadete en dicho colegio militar.
La estatua de Leoncio Prado, un coronel peruano emblemático, sirve como testigo mudo de un pasado que Vargas Llosa no olvida. En la novela, la historia de los jóvenes cadetes refleja las tensiones, las luchas internas y las injusticias que marcaron su adolescencia, un periodo que le dejó huella profunda. Según sus propias palabras, esa experiencia fue una «aventura» que lo definió como escritor. En este contexto, la imagen de Vargas Llosa frente a la estatua de su mentor militar se convierte en un acto de reconexión con sus raíces literarias y personales.
Vargas Llosa encontró tiempo para reencontrarse con su familia y revivir momentos importantes de su vida. A mediados de octubre, asistió a una función privada en el Teatro Marsano, en el distrito de Miraflores, donde pudo disfrutar de la adaptación teatral de su novela ¿Quién mató a Palomino Molero?, escrita en 1986. Este evento fue organizado por su exesposa Patricia Llosa, con quien mantiene una relación cercana, y en el que estuvo acompañado por sus nietos.
A pesar de haber dejado de escribir, el escritor sigue siendo un ávido lector y mantiene una aguda lucidez intelectual. Álvaro Vargas Llosa lo describe como una persona que, a pesar de la edad avanzada, continúa siendo «alerta intelectualmente, leyendo mucho y rodeado de su familia y personas del mundo de la cultura que lo visitan». Con estas palabras, el hijo del autor desmiente los rumores sobre un posible deterioro en su estado de salud y subraya que, aunque su actividad literaria ha disminuido, su vida sigue siendo rica y plena en términos culturales y familiares.
Aunque Mario Vargas Llosa decidió dar un paso atrás en su vida pública, su legado como escritor continúa siendo una de las piedras angulares de la literatura mundial. Ahora, a punto de cumplir 89 años, el autor disfruta de su tiempo rodeado de los suyos, sin abandonar el contacto con la cultura que lo ha definido y sin renunciar a su rol de referente intelectual.
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