Junto a Tamara Falcó, la socialité fue fotografiada en el aeropuerto de Washington D.C., ciudad a la que viajó por la graduación de su nieto mayor.
Tras un mes resguardada en su residencia de Puerta de Hierro, Isabel Preysler reapareció en público junto a su hija, Tamara Falcó. Su salida se produce tras el fallecimiento de Mario Vargas Llosa, su última pareja, el pasado 13 de abril. La socialité y la marquesa de Griñón fueron fotografiadas por la revista «Semana» en el aeropuerto de la capital estadounidense, ciudad a la que viajaron para la graduación del hijo mayor de Chábeli Iglesias. Tanto madre como hija se mostraron reacias ante la prensa.

En la portada de la revista, se ve la primera foto de la socialité en el aeropuerto.
Un viaje familiar
La empresaria viajó a Washington D.C. con Tamara Falcó para asistir a un evento familiar: la graduación de su nieto Alejandro, hijo de Chábeli Iglesias y Christian Altaba. El joven culminó sus estudios de Derecho con éxito y, según reveló Iglesias en distintas ocasiones, ocupa un lugar muy especial en el corazón de Isabel. “Sé perfectamente que una abuela no debería tener debilidades, pero creo que lo justifica un poco el que el nacimiento de Alejandro fuera muy complicado, que estuviera en una incubadora bastante tiempo y que todos sufriéramos mucho”, comentó recientemente en una entrevista con la revista «¡Hola!».
La ceremonia fue motivo suficiente para que Preysler decidiera reaparecer en público tras la muerte de Mario Vargas Llosa, aunque fuera lejos de España. Desde el fallecimiento del reconocido escritor, no se ha sabido nada de la viuda de Miguel Boyer, quien se niega a dar alguna declaración al respecto.

Isabel Preysler y Tamara Falcó.
Llegada a Washington D.C.
En las imágenes llegando al aeropuerto, se ve a Preysler arrastrando un carrito con varias maletas de gran tamaño, mientras que Falcó hace lo mismo sin transportador, deslizando ella misma su equipaje. Vestida con su característico estilo —vaqueros, un suéter celeste con rayas blancas, chaqueta color crudo y gafas de sol—, Preysler aterrizó acompañada de su hija. En esta ocasión, la marquesa de Griñón viajó sin su esposo, Íñigo Onieva, y no utilizó la salida habitual destinada a autoridades, como acostumbra cuando aterriza en Madrid.
A las afueras del edificio, madre e hija fueron recogidas por un carro que las trasladó al lugar donde, se entiende, se reunirían con Chábeli, su marido y sus dos hijos: el homenajeado Alejandro y Sofía, de 13 años, la menor del clan.
Una postura firme ante la prensa
A pesar del ambiente distendido que muestran las fotografías tras su llegada, Isabel mantuvo una actitud reservada ante los medios. Por los gestos serios de madre e hija, parece que no les hizo ninguna gracia la presencia de las cámaras. Ninguna de las dos se detuvo a dar declaraciones ni a interactuar con la prensa presente en el lugar.
En cambio, la expareja de Mario Vargas Llosa atendió una llamada telefónica, como muestra una de las imágenes captadas. Su silencio frente a los medios, incluso en Estados Unidos, reafirman su decisión de no hacer declaraciones tras la muerte del escritor.
Suscríbase aquí a la edición impresa y sea parte de Club COSAS .